jueves, 28 de mayo de 2015

Actividad Física: Caminando hacia una vida saludable

Llevar una vida físicamente activa tiene efectos beneficiosos sobre la salud, puesto que:
Su práctica constante previene el sobrepeso y la obesidad, por ende favorece el peso adecuado
Ayuda a disminuir los valores altos de triglicéridos y colesterol.
Ayuda en la prevención de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, entre otras.
Disminuye los efectos del estrés, provocando sensación de bienestar.
Fortalece los músculos y huesos.

Realizar las actividades físicas y de esparcimiento con el grupo familiar favorece la integración de todos los miembros y logra un compromiso grupal para la obtención de una buena salud. Los padres servirán de ejemplo para que sus hijos adquieran el hábito de realizar actividades físicas.
Por ejemplo: Caminata (en terreno plano, tratando de mantener un ritmo constante y dando pasos rápidos y pisadas largas); Subir y bajar escaleras (puede realizarlo en casa, escuela y el trabajo), Montar bicicleta, Saltar la cuerda,  y Deportes de grupo.
Instituto Nacional de Nutrición

Evaluación de los niveles de actividad física. (niños y niñas de 7 a 14 años).
INN: Sobrepeso y obesidad en Venezuela (2013)


martes, 26 de mayo de 2015

¿Qué nos señalan las experiencias educativas en nutrición?

En este trabajo, destacamos 6 experiencias educativas de 85 presentadas en las XIX jornadas de Nutrición Práctica, de la Universidad Complutense de Madrid, Febrero 2015.

1.- Asignatura Pendiente: Promover la Alimentación Sana desde el Colegio
Henares, E.; Aleman, Y.

En nuestra experiencia hemos detectado que dentro de las necesidades básicas que más repercusión tienen en la salud es la nutrición en niños y debido a las deficiencias económicas actuales, muchas veces no se cubren adecuadamente, por lo que quisimos avanzar en este aspecto de forma activa, a través de un programa de hábitos saludables. Se desarrolló durante el periodo escolar 2013-2014 en alumnos de 3o de primaria.
Los objetivos se orientaron: a) Motivar a los niños a adoptar hábitos saludables en alimentación y actividad física y b) Detectar posibles casos de obesidad y poner en conocimiento de los padres los problemas de salud derivados de una mala alimentación.
Tras el estudio realizado, hemos llegado a la conclusión que los niños que han recibido formación y aplican el estilo de vida saludable y como seria una alimentación sana y equilibrada, son capaces de adoptar dicha actitud para su día a día. Si llevásemos a la práctica como profesionales el promover y promocionar hábitos saludables por todos los centros educativos, disminuiría el porcentaje de niños/as con problemas de sobrepeso y obesidad, así como, los malos hábitos alimenticios. No hay que olvidar que debemos formar e informar a los padres, puesto que ellos son los que realizan la compra del hogar y elaboran los menús de sus hijos.

2.- Educación Alimentaria para Prevención de Asfixia en Grupos Escolares
Bonilla Arredondo, Molina Medina, Arco Arenas,

En las etapas Preescolar y Escolar se forman los hábitos y actitudes que predominaran a lo largo de toda su vida. Los niños menores de tres años son el grupo que corre mayor riesgo de que un alimento obstruya sus vías aéreas, pues su habilidad para tragar y masticar aún es limitada no tienen facilidad para toser y expulsar la obstrucción que puede provocar su asfixia. Las distracciones mientras se mastica la comida, la falta de supervisión por parte de los adultos, comer mientras se esta acostado o corriendo, gritar, son practicas de riesgo.
Los objetivos se enfocaron: a) Dotar de un programa de estrategias para ayudar al niño al desarrollo paulatino de sus habilidades para alimentarse y b) Mantener una estrecha vigilancia durante las horas de las comidas en los comedores.
Los alimentos con mayor riesgo son: Pequeños, delgados, redondos, cilíndricos u ovalados, suaves, consistencia firme que se resisten a la masticación que, de manera inadvertida, pueden deslizarse y pasar a la faringe. Entre los más comunes están: cotufa, uvas, aceitunas, zanahorias crudas, caramelos, salchichas y gominas. La estrategia que vamos a seguir es Procurar que los menores de tres años no ingieran los alimentos citados. Reducir el riesgo modificando el tamaño de los bocados y la textura de los alimentos (cortar las salchichas en pedazos pequeños...). Se toma de muestra 30 niño/as en la que días anteriores se les da a sus cuidadoras del comedor unas nociones básicas de alimentación para el menor y alimentos recomendables para su edad.
Con este estudio se ve la importancia de la promoción de la alimentación y hábitos saludables para la ingesta de alimentos desde tempranas edades para su posterior corrección de hábitos. Se demuestra como desde la atención primaria se debería de crear una cartera de servicios dirigidos a escolares ya que es ahí donde se debe de hacer hincapié para no tener en un futuro posibles problemas de asfixia en los menores y dotar de herramientas necesarias al profesorado para combatir estos casos que surgen diariamente y no se les esta dando la importancia que tiene.

3.- Educación Nutricional para padres con hijos en edad escolar
Alfaro Dorado, V. M.; De Ona Baquero, C. M.; Alvarez de Sotomayor Gragera, P.; Herrero Muñoz, F.

La correcta nutrición se ha convertido en una preocupación creciente de las autoridades sanitarias nacionales e internacionales por la ascendente evolución de la prevalencia de la obesidad constituyendo en si misma una enfermedad y un factor de riesgo para otras enfermedades de mayor gravedad. Actuaciones de promoción de la salud dirigidas a padres de niños en edad escolar, y orientadas a una educación nutricional saludable y correcta para sus hijos, entendemos que son actuaciones adecuadas para prevenir la obesidad infantil.
Los objetivos se orientaron: a) Obtención de datos de los conocimientos nutricionales que tienen los padres, y de los hábitos y costumbres en la dieta que realizan diariamente y b) Diseñar estrategias de nutrición saludable orientadas a la prevención de la obesidad infantil, desde el entorno familiar.
La investigación se basó en un estudio analítico descriptivo de corte transversal realizado en noviembre de 2014. Se valoró los conocimientos en nutrición, los hábitos y costumbres en la dieta, que tenían los padres de los alumnos de un colegio de educación infantil y primaria Se realizó una convocatoria a los padres de alumnos, a los cuales se les pasó un cuestionario elaborado para conocer aspectos básicos en conocimientos nutricionales, control de la dieta que realizan sus hijos, planificación de comidas, distribución de la ingesta de alimentos, distribución de la ingesta de calorías.
Los resultados indican el reducido conocimiento de los padres en cuestiones de alimentación saludable. Es evidente que el entorno familiar es el factor que mas puede influir en la adquisición de hábitos alimentarios saludables para los menores. Creemos, que además de realizar intervenciones de promoción de la salud en relación a una alimentación saludable en los centros escolares, se deben diseñar e implementar intervenciones de educación nutricional a nivel del entorno familiar. Estas intervenciones reforzarían las realizadas a nivel escolar, y de esta forma se podrán conseguir cambios perdurables en la población escolar encaminados a adquirir hábitos de alimentación saludable.

4.- Experiencia contra la Obesidad Infantil
Alcaide Romero, B.; Estades Rubio, M. E.; Jiménez Muñoz, L.; Tapia Berbel, G.; Luna Morales, S.

Cada vez desde la sanidad pública observamos el incremento tan significativo que se ha producido en cuanto a la obesidad infantil. Tras algunos años donde la alimentación se ha dejado en manos de los niños y niñas por falta de tiempo para preparar un desayuno saludable o quizás por no pelear con sus gustos, se puede observar que rara vez llevan al colegio para merendar a media mañana alguna pieza de fruta como seria recomendable. Lo más cómodo y además lo que mas les gusta a ellos es la bollería industrial.
Es imprescindible que la sanidad en colaboración con la educación realicen protocolos para intentar paliar esta situación. Debido al tiempo que pasan los niños en el colegio, este es uno de los lugares más propicios para modificar sus estilos de vida.
Decidimos realizar un conjunto de talleres en el colegio dirigidos a los alumnos y a los profesores de 5o y 6o de primaria con el fin de dar a conocer los beneficios que tiene para la salud hacer una dieta equilibrada y ejercicio físico para adquirir hábitos saludables. La duración de cada taller es de 60-90 minutos.
TALLER No1: SOMOS LO QUE COMEMOS
Dirigido al profesorado de educación infantil para incorporar conocimientos, habilidades y herramientas para trabajar de una manera adecuada en el aula la adquisición de hábitos saludables.
TALLER No 2: DESAYUNOS Y MERIENDAS
Dirigido al alumnado. Preguntamos que desayunan y el tipo de merienda que traen al colegio. Esperamos sus respuestas para tratar de generalizar sobre los hábitos alimenticios. Se les plantea el tipo de desayuno ideal y se intenta adaptar a los gustos de cada uno. Para las meriendas de media mañana se realizó una tabla en la que se tenían que poner de acuerdo en el tipo de merienda que tienen que traer todos cada día de la semana siempre desde el punto de vista de dieta sana y saludable.
TALLER No 3: ALMUERZOS Y CENAS
Dirigido al alumnado. Como en el taller anterior se procedió a analizar el tipo de almuerzo y cenas que realizan modificando los hábitos poco saludables para sustituirlos por otros que fueran mas beneficiosos para ellos y su familia. Aquí también abordamos el tipo y frecuencia de actividad física que realizan.
TALLER No 4: LAS CHUCHES
Dirigido al alumnado. En esta sesión se analizo los hábitos entorno a las chucherías y refrescos que toman. En la primera parte les preguntamos con cuanta frecuencia las toman. En una segunda parte vemos que es lo que nos aporta a los seres humanos el consumo de chucherías, haciendo hincapié en lo malo que es para la salud, las caries y la obesidad (por no hablar de lo económico, ya que les costaría comprenderlo).
TALLER No 5: BUSCANDO COLABORACION EN CASA
Dirigido a los padres. En este taller expusimos a los padres las conclusiones a las que hemos llegado con sus hijos con respecto a la modificación de hábitos saludables. Les ensenamos las dietas elaboradas para que las lleven a la práctica y les ensenamos rutas de senderismo por el entorno del colegio para que las puedan realizar en familia.
Nos resulto muy gratificante realizar este tipo de talleres junto con el profesorado, alumnos y padres de alumnos. La participación superó nuestras expectativas siendo de 90%, 95% y 80% respectivamente. Lo más destacable fue que a los tres meses de realizar los talleres, los alumnos seguían las directrices aprendidas. Los hábitos en casa los analizamos a través de una encuesta que se les entregó a los padres donde pudimos corroborar que los talleres habían modificado no solo la forma de alimentarse sino también la forma de pensar con respecto a la alimentación de las familias.


5.- Más deporte y menos golosinas
Buitrago Navarro, J. D.; Albendin García, L.; Toledo Calvo, M. L.

En el siglo actual debido a las tecnologías (videojuegos, Tablet, portátiles) y alimentación no saludable (golosinas, comida rápida) que existen y tenemos a nuestro alcance, se ha producido considerablemente un aumento de la obesidad en pequeños. Una correcta y planificada actividad física en el ámbito extraescolar Como natación o escuelas deportivas con una frecuencia semanal mejora la condición física del niño y evita efectos indeseados en la salud.
Se realizó un estudio observacional descriptivo transversal con una muestra de 25 alumnos. Se llevó a cabo una encuesta que se paso a los propios alumnos y sus progenitores.
Educar a nuestros pequeños a realizar actividad física, hará que, se pueda prevenir en un futuro enfermedades muy actuales como la diabetes mellitus, problemas de corazón, osteoporosis y la obesidad. Enfermería como profesional sanitario debe realizar un fomento de la actividad física y un seguimiento del estado de los menores para evitar complicaciones futuras.

6.- PEDALES©: Proyecto “Educando la Alimentación en la Escuela”
Herrero Martin, G.; Cardenas García, A.

La obesidad y el sobrepeso se han convertido en la nueva epidemia del siglo XXI, alcanzando en España a más de la mitad de la población, y al 33 % de los niños entre 2 y 17 anos. Estos datos suponen un aumento en los problemas de salud de la población a corto-medio plazo, así como en los costes sanitarios derivados de estos. El modo más eficaz de evitar que los niños se conviertan en adultos enfermos, es realizar programas de educación nutricional integrales que abarquen los ámbitos principales donde se desarrolla el niño: la familia y la escuela.
El principal objetivo de PEDALESc es enseñar a comer, mediante educación alimentaria dirigida a padres, profesores y alumnos, fomentando hábitos saludables desde la infancia. Esto supone un valor añadido a la educación actual y una mejora de la salud de la población.
El programa PEDALESc consta de diversos bloques que se desarrollan en el ámbito escolar a lo largo del curso, y abarca todas las edades (infantil, primaria y secundaria). Además, implica la participación tanto de profesores, como de padres. En primer lugar, se realiza una valoración nutricional de los niños de forma individual. Durante el curso, se llevan a cabo talleres de educación alimentaria a las familias y a los docentes. Además, se realizan talleres de nutrición divertida con los alumnos, de manera que aprenden, mediante juegos adaptados a la edad, conceptos básicos de nutrición y alimentación saludable.
Dado que esta demostrado que aprendemos por emociones y que la mejor forma de incluir hábitos en los niños es mediante juegos, dejando que ello tomen sus decisiones, el proyecto PEDALESc consigue afianzar los conocimientos y promover los hábitos necesarios para que los niños, las familias y el personal docente caminen juntos y de la mano hacia una alimentación saludable, aportando un valor añadido al centro educativo, fomentando el bienestar de todos, evitando el desarrollo de numerosas patologías en el futuro y convirtiéndose en una experiencia vital para padres, docentes y alumnos.

Reflexionamos a partir de las experiencias presentadas, que el propósito de la Educación Alimentaria y Nutricional es lograr que los niños desarrollen una capacidad crítica para poder optar por una alimentación saludable. La escuela tiene un rol significativo en la elaboración de saberes y habilidades de sus estudiantes. Es por ello que cuanto más integrales y sostenibles sean las intervenciones para desarrollar estilos de vida saludables más positivos y duraderos serán sus efectos. Es fundamental que las acciones o actividades escolares se integren al proyecto educativo institucional realizando aportes al mejoramiento de la calidad de los procesos de enseñanza y de aprendizaje y a las diferentes variables educativas, para una formación integral del estudiante en alimentación y nutrición saludable.
Fuente:
Revista Nutrición Clínica y Dietética Hospitalaria, 2015 (Supl. 1)

jueves, 21 de mayo de 2015

Sindrome metabólico en niños y adolescentes: ¿Qué hay de nuevo?

El Sindrome Metabólico (SM) se está convirtiendo en uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI. Su diagnóstico implica aumentar en cinco veces el riesgo de padecer diabetes tipo 2 y en dos a tres veces el de enfermedad cardiovascular. El SM comprende alteraciones antropométricas, clínicas y metabólicas, que predisponen el desarrollo de enfermedades cardiometabólicas en etapas posteriores de la vida.
Entre los principales factores de riesgo en los niños y adolescentes se mencionan: Edad de inicio y persistencia de la obesidad, peso bajo y alto al nacer, sedentarismo y el consumo de comidas y jugos industrializados. Entre los antecedentes familiares, cabe destacar la diabetes tipos 1 y 2, cuando uno de los padres es obeso la probabilidad de que el niño también lo sea es de 50% y alcanza 70% cuando ambos padres son obesos; así como también la enfermedad cardiovascular a edades tempranas en familiares de primer grado. Diversos estudios han reportado que el SM tiene su origen en la infancia, por ello la identificación temprana de los factores de riesgo cardiometabólico en sus etapas incipientes, justifica la intervención precoz para prevenir su progresión y la aparición de complicaciones.
Existe la hipótesis de que tanto factores ambientales como genéticos participan en la variabilidad a la susceptibilidad de las complicaciones metabólicas mediadas por la obesidad. Los avances en el conocimiento de las variaciones en el genoma humano, han llevado a la identificación de genes que contribuyen a la susceptibilidad de la obesidad y las comorbilidades asociadas. Se considera que el SM es el resultado de la interacción de factores genéticos y ambientales, mediados por mecanismos epigenéticos.
Estudios recientes sugieren que la dieta materna y la alimentación neonatal desempeñan un papel fundamental en la aparición a largo plazo de los diferentes componentes del SM, mediados por mecanismos epigenéticos; la malnutrición materna tanto por déficit como por exceso podrían regular la expresión de genes involucrados en la regulación del metabolismo de lipídico y de los carbohidratos. La nutrición en el periodo postnatal temprano es vital para la salud del adulto por su impacto sobre el desarrollo y función de la microbiota intestinal.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Nueva York conducido por el investigador venezolano Antonio Convit, evaluaron a 111 adolescentes obesos no diabéticos con edades entre 14 y 20 años, aquellos con criterios de sindrome metabólico mostraron menores habilidades aritméticas, del deletreo, atención y flexibilidad mental y mayores probabilidades de un desempeño inadecuado en las evaluaciones cognitivas que sus pares saludables. Tenían menores volúmenes del hipocampo, el cual podría estar afectado en estadios pre diabéticos, y dar lugar a complicaciones cerebrales a corto plazo.
Los investigadores concluyeron que aunque la obesidad puede no ser suficiente para “poner en acción” a los padres y a veces a los mismos médicos, los resultados de este estudio apelan a realizar intervenciones tempranas y proponen que la función cerebral sea introducida entre los parámetros a ser evaluados cuando se considere un tratamiento precoz de la obesidad infantil
El retardo en el crecimiento fetal junto con un crecimiento postnatal acelerado actúan en forma sinérgica, más evidente en los niños pre-término y a término nacidos pequeños para la edad gestacional (PEG). La velocidad de peso durante los dos primeros años de vida y un crecimiento acelerado desempeñan un papel importante en la etiología de la adiposidad central, ligada a respuestas metabólicas causantes de resistencia a la insulina y cambios metabólicos en la glicemia y en el perfil lipídico.
De modo tal que estos mecanismos en conjunto, explican el mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y SM en los pretérmino (PEG) que posteriormente presentan sobrepeso y tienen menor capacidad para adaptarse a condiciones metabólicas adversas.
La ingestión alimentaria materna de los ácidos grasos ώ-3 y ώ-6 en la gestación y durante el periodo de lactancia determinan las cantidades y los tipos de ácidos grasos ώ-3 y ώ-6 transferidos a través de la placenta, secretados en la leche materna y acumulados en los tejidos de los niños en fase de desarrollo.
De acuerdo a los resultados de estudios recientes de Novak et al, se ha planteado que un suministro bajo de ácidos grasos ώ -3 y un suministro elevado de ácidos grasos ώ -6 durante el desarrollo inicial, se asocia a características posteriores del SM, como dislipidemias, resistencia a la insulina e hiperfagia. Debe prestarse atención adicional a la posibilidad de que los ácidos grasos ώ -3 y ώ -6 en el comienzo de la vida produzcan efectos que se extienden, mas allá de sus funciones en el desarrollo neural y visual, a funciones complejas en el metabolismo energético, con implicaciones para la propensión al SM.
En niños y adolescentes obesos se ha descrito un adelanto fisiológico de indicadores de maduración sexual y ósea. En niñas, se ha reportado que el aumento de grasa corporal afecta la regulación hormonal durante la pubertad, con un aumento de la actividad de la aromatasa y una mayor conversión de andrógenos en estrógenos, lo cual puede promover un desarrollo mamario temprano. En los niños y adolescentes obesos se ha reportado una edad ósea adelantada hasta los 14 años, sin embargo, usualmente se encuentra normal a partir de esta edad.
No existe tratamiento global para el SM, es necesario tratar cada uno de los componentes que estén presentes y especialmente, realizar la prevención de los que aun no se hayan desarrollado. Múltiples estudios han demostrado que el ejercicio físico por sí solo, puede modificar favorablemente el perfil lipídico en niños y adolescentes, ya que la etapa de la niñez es la mejor época para intervenir y evitar la hiperlipidemia, recomendando modos de vida saludables para que se mantengan a largo plazo.
Fuente:
Coromoto Macías de Tomei. Sindrome metabólico en niños y adolescentes: ¿Qué hay de nuevo? Anales Venezolanos de Nutrición. Volumen 27, No.1, Año 2014. Disponible: http://anales.fundacionbengoa.org/2014/1/?i=art14.








martes, 19 de mayo de 2015

Transición nutricional ¿ruta segura a la obesidad?

Durante el siglo XX, Venezuela recorrió la ruta de la malnutrición. Si bien la desnutrición existía desde antes de 1900, el Dr. Juan de Dios Villegas en 1908 funda en Caracas “La Gota de Leche”, que es una de las primeras instituciones para atender a los niños desnutridos y educar a las madres.

En el periodo 1900 a 1980, el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y el Instituto Nacional de Nutrición, unen esfuerzos para reducir la alta mortalidad infantil y la desnutrición. En solo dos décadas la mortalidad infantil se redujo a la mitad de 121,2 a 60,6 /1000nv (1941-1961) y continuó descendiendo hasta 14/1000nv en 2008, al mismo tiempo, que las enfermedades infecciosas, fueron desplazadas por las enfermedades crónico no transmisibles, como primeras causas de muerte. Este fenómeno se produjo a la par de un cambio en los hábitos de vida y de alimentación, en un país con más del ochenta por ciento de la población urbana y cada vez más sedentaria.
Este fenómeno, que se conoce con el nombre de transición nutricional, no es más que la secuencia de características y cambios del estado nutricional, como consecuencia de la sustitución de la alimentación tradicional por una alimentación hipercalórico con exceso de grasas y azúcares en medio de cambios económicos, demográficos, sociales y de salud, considerados por algunos estudiosos como parte del riesgo cuando se transita el camino al desarrollo.
En el modelo europeo, se describen cuatro etapas: una de pre transición nutricional, caracterizada por una dieta escasa en grasas y azúcares, donde predomina la desnutrición; una de transición donde dichos alimentos aumentan, generando la coexistencia de desnutridos y obesos, una tercera etapa en que las grasas y azúcares se mantienen, predominando la obesidad; y una última etapa donde se produce una combinación y equilibrio de las dos primeras, que se manifiesta por una reducción de la malnutrición por exceso.
La transición alimentaria se inicia en nuestro país a mediados de la década del 90, cuando se encuentra malnutrición por defecto y por exceso. Desde la década de 2000, se manifiesta en la población escolar y adulta, con el incremento del sobrepeso y la obesidad, mientras la desnutrición continúa en los grupos sociales más desfavorecidos y en la población rural.
El Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional reporta que el déficit aumenta de 9,9% a 18,4% y el sobrepeso de 15,9% a 19,3% en escolares de 7 a 14 años % entre 2001 y 2007. En el Estudio Nacional de Prevalencia de Sobrepeso y Obesidad del INN-2010, en población de 7 a 19 años reportan déficit de 10,7% mientras que el sobrepeso alcanza 14,5% y la obesidad 9,6%, reflejando el acelerado incremento de la malnutrición por exceso.
El país marcha aceleradamente a la tercera etapa, en la cual según la opinión de algunos estudiosos del tema, influye la situación económica, siendo el incremento de la obesidad más acelerado en países con alto ingreso per cápita, como es nuestro caso, pero donde lamentablemente, el mayor acceso a los alimentos no asegura su calidad.
Los niños venezolanos ya padecen afecciones “de adultos”: diabetes, hipertensión, colesterol alto, síndrome metabólico y problemas cardiovasculares, que es urgente intervenir para tratar de revertir su incremento en el corto plazo. Algunos estudios señalan que más del sesenta por ciento de los niños venezolanos son sedentarios, condición que en nada favorece una buena calidad de vida, si como se sabe, un niño obeso puede morir antes o ser un adulto discapacitado.
En consecuencia, las propuestas de soluciones escapan al ámbito especifico de la salud y se ubican en el campo de la política social, lo cual, debe ser asimilado por quienes ejecutan las acciones orientadas a la prevención del problema. Este enfoque incluiría diversos factores, tales como, calidad de la alimentación, actividad física, reformas urbanas y educación para más y mejor salud. Desde la salud pública, reforzar acciones en cuanto a higiene y sanidad, particularmente, en asegurar servicios básicos para toda la población y, en la definición de pautas y normas nutricionales y de educación a la población sobre lo bueno y lo malo para comer.
El Estado tiene entre sus funciones vigilar la provisión de alimentos, para evitar que estos no solo satisfagan la necesidad de alimentarse, sino que permitan al consumidor educado, seleccionar a un costo razonable, una alimentación de alto valor nutricional que no ponga en riesgo su salud. La prevención de la obesidad requiere de estrategias efectivas para tratar de disminuir su propagación, que la OMS no duda en calificar como la pandemia del siglo XXI. Es urgente generar una ideología del bienestar a través de la promoción de estilos de vida saludables, una alimentación variada que estimule el consumo de vegetales y frutas, reducción en el tamaño de la ración, la actividad, el ejercicio físico y la vida libre de adicciones como el alcohol y el tabaco
Fuente:
Maritza Landaeta-Jiménez
Transición nutricional ¿ruta segura a la obesidad? Anales Venezolanos de Nutrición. Volumen 24, No. 1, Año 2011.



jueves, 14 de mayo de 2015

Las Tradiciones Culinarias de Petare

El hombre siempre ha dependido para subsistir de los recursos que su entorno le ofrece, lo que allí no encuentra, lo busca fuera de este o lo consigue a través del intercambio con otras agrupaciones humanas. Las transformaciones socio-históricas y culturales, junto a los aportes del medio ambiente, se han encargado de modelar en todas las regiones del mundo lo que es hoy día su tradición alimenticia. Las invasiones, guerras, pestes, fenómenos naturales, el comercio y más recientemente los avances tecnológicos, la publicidad y los medios de comunicación, han propiciado su transformación y pudiéramos aventurarnos a decir, que hasta su globalización.

En Petare, ese rinconcito colonial que aún conserva la capital venezolana,  se han rescatado y preservado muchas de nuestras tradiciones, en las reuniones y festividades no se dejan de preparar los ricos manjares que hasta hace unas décadas eran los invitados de honor en las celebraciones populares. Entre sus comidas tradicionales se recuerdan: la olleta de gallo, el tere-tere, las hayacas, empanadas, arepitas dulces y casabe en su modalidad de naiboa, comunes a todo el país, menestrón, frijoles, guaracaros y tapiricusos. De la granjería criolla preparada en nuestro pueblo se cuentan la pelota, el tequiche, bolitas de San Pedro, guargüeros, candilejas, torrejas, hueca, gofio pisado, polvorosas, bollitos de cambur o cafunga, y el infaltable carato de acupe. También exquisiteces de panadería como los golfeados y los cachitos tuvieron su origen en este lugar.

La hayaca que degustamos en época navideña tuvo entre las familias petareñas un ritual por medio del cual se aseguraba el producto final. El mismo se iniciaba con el rezo del santo rosario por el grupo familiar, para lo cual utilizaban granos de maíz, que más tarde eran sembrados.

La morcilla que consiste en rellenar las tripas de cerdo con sangre del animal y aliñarlas con arroz, perejil, azúcar y otras especias, para después freírlas eran  vendidas por Blas Hernández. Los Plátanos rellenos muy ricos y de fácil preparación se consumían mucho en la vecindad.

El salpicón es un plato  típicamente petareño, pues no se conoce en otra zona del país, consistía en elaborar las tradicionales hayaquitas de maíz o de hoja, cortarlas en rodajas de 3 ó 4 centímetros de espesor, a estas se les colocaba encima sardinas o salmón preparados en salsa de tomates, cebollas, ajíes y otros condimentos. El salpicón era un infaltable invitado en las fiestas patronales y semana santa, sus raciones eran vendidas a una locha en la plaza local, la familia Arvelo era especialista en su elaboración, también Oscar Fumero vendió durante mucho tiempo este curioso manjar.

También estuvieron presentes en nuestra mesa: El menestrón ese típico asopado de garbanzos, paticas de cochino y verduras muy alimenticio y de incomparable sabor, junto a los frijoles y otros granos como los guaracaros (caraota blanca con manchas marrones), tapiricusos, tapiramos o gallinazos, otro tipo de caraota silvestre (blanca con una raya negra) que crecía en todos los patios de Petare. Esta última era hervida y desaguada varias veces para que perdiera el sabor amargo que tenía.

Otro de los alimentos que acostumbraban comer los petareños era lairén sancochado, este era amarillo, parecido a la castaña y tenía muy buen sabor. También anguilas fritas  o ahumadas pescadas en la quebrada El Oro y en el río Guaire.

Además de algunas frutas como la maya o curujujul, una planta parecida a la piña, pero cuyo fruto eran unos pequeños camburitos cítricos como la mencionada planta.

Las arepitas dulces, café y el chocolate muy solicitadas en los días de misas de aguinaldo, eran preparadas por la popular Martinita y Los Parra. Las arepas y las empanadas de los desayunos y cenas tampoco faltaron a nuestra mesa, para ello en la casa de Jesús María Hernández compraba el maíz molido toda la comunidad, pero si la tarea resultaba difícil la familia Pimentel vendía las arepas y empanadas, también Cornelia vendía arepas en la calle El Oro.

Es importante destacar las bebidas tradicionales preparadas por Silvino Rojas  entre las que se cuentan la mistela, guarapitas, zamurito y los famosos amargos; también Isbelia Castro Viana y sus dulces criollos, junto algunos otros miembros de la comunidad, insisten en mantener el recuerdo de los hermosos días en que podíamos escapar del frío decembrino tomando guarapitas, café con leche, chocolate y arepitas dulces al salir de la misa de aguinaldos o degustar exquisiteces culinarias al disfrutar de las fiestas patronales del pueblo, la semana santa o el carnaval.

Fuente:
Lic. Coromoto Méndez Sereno
Cronista Oficial del Municipio Antonio José de Sucre. Estado Miranda


martes, 12 de mayo de 2015

Acervo culinario y patrimonio cultural. Ideas para la escuela

No basta haber quedado convencidos del valor cultural del acervo culinario. Es necesario ir más allá, llevar a la práctica esa convicción, lo que significa ganar cada vez más adeptos a la idea, sobre todo, entre quienes ocupan función directiva en las instituciones culturales, particularmente en las oficiales.
Nosotros tenemos un Instituto de Patrimonio Cultural bajo cuya competencia se encuentra nuestro tema y creo que es a este organismo a quien le toca tomar una decidida, inequívoca y efectiva determinación en el sentido que proponemos: que se haga pública y constituya una declaración formal que incorpore la tradición gastronómica en su sentido más amplio al patrimonio cultural venezolano. Proponerse un plan de rescate y promoción de esa preciosa parte de nuestra cultura que persiguiera como metas, las siguientes:
1) Incorporar definitivamente la cultura alimentaria al patrimonio de la nación como instrumento útil para construir nuestra identidad nacional. Somos lo que comemos, tenemos la necesidad, como todo pueblo, de tener una imagen alimentaria que nos distinga.
2) Investigar, registrar, ordenar y sistematizar el elenco de ingredientes, maneras de condimentar, formas de preparación, procedimientos de cocción, útiles, estructuras y estilos coquinarios, formas de comensalidad, maneras relativas a ella, calendario de comidas especiales por regiones, fundamentándonos en nuestras ricas tradiciones socio-históricas. En otras palabras, edificar ese saber que nos viene de antaño en gestos y palabras, en instrumentos y recetarios; memoria que ha constituido para nosotros una manera de haber sido, una manera de ser, una manera de ir siendo, que se trasmite de generación en generación, de boca a oído, con riesgo de perderse.
3) Producir multidisciplinariamente los argumentos en que se basa la pertenencia al patrimonio cultural venezolano de los bienes gastronómicos.
4) Contribuir con los conocimientos gastronómicos fruto de sus investigaciones, al desarrollo de políticas públicas y acciones destinadas a la seguridad alimentaria, teniendo como norte el mejoramiento de la calidad de vida de los venezolanos. Dicho de otro modo, usar el arte culinario como herramienta que forme parte de los planes por los que se pretende transformar para mejor a nuestra sociedad.
5) Identificar, valorar y recuperar para su uso cotidiano, especies vegetales y animales que han formado parte de nuestra alimentación a lo largo de la historia. Esta meta es particularmente cara para nosotros los historiadores, pues es a través de nuestra disciplina como indagando en los viejos infolios o rescatando informaciones orales podemos reencontrarnos con ingredientes olvidados, caídos en desuso, que sin embargo tienen alto valor nutritivo y constituyen además poderosos medios para evocar nuestras tradiciones.
6) Trazar una pesquisa que permita recoger los mitos, tradiciones y leyendas relacionadas con nuestros alimentos típicos, como vía para obtener un panorama gastronómico integral. Cuando realizamos el acto de comer no debemos limitamos a la ingesta de nutrientes, o a la placentera rememoración de un estilo de sazonar que nos es grato, sino que podemos también enriquecer nuestra vivencia conociendo un universo que aun cuando no es tangible o, si se quiere, comestible, alimenta nuestro espíritu.
7) Estimular la producción y exportación de nuestros comestibles con sello venezolano. Cautivos como estamos en considerable grado de comestibles foráneos hemos, muchas veces, dejado de lado aquéllos de los que estamos hechos, aquéllos que en un momento dado de nuestra historia constituyeron los mejores heraldos de la bondad de nuestra tierra: ¿cómo no sentirnos irritados ante el hecho de que siendo nuestro cacao el mejor del mundo, según el inveterado criterio de los especialistas, aceptemos chocolates extranjeros muy inferiores? ¿Esta especie de dependencia gustativa por las cosas importadas, no es una espita por donde se fugan cuantiosas divisas?
8) Fomentar el turismo cultural interno e internacional en función del conocimiento, difusión y promoción de las expresiones de nuestro acervo gastronómico y de sus adaptaciones y recreaciones contemporáneas. Tenemos un amplio y sabroso elenco de platos nacionales y regionales, tenemos escuelas de cocina en las que debe acentuarse el criterio de excelencia y orientarse a los jóvenes tocados de la vocación culinaria hacia el estudio, cultivo y refinamiento de nuestros platos, sin privarlos de su autenticidad. Tal es el objetivo que no sólo ha de predicarse sino ponerse en práctica; y, por último
9) Incentivar la firma de convenios institucionales que faciliten las acciones mediante las cuales se pretende valorizar, preservar y actualizar nuestras tradiciones gastronómicas. Vale la pena aunar esfuerzos, pues muchas veces se da el caso de actuaciones paralelas y repetitivas que debilitan la acción dirigida a conseguir los fines propuestos. Es hora de que cese la falta de información, de que, aprovechando esta acelerada revolución de las comunicaciones, tratemos de mantener un diálogo continuo que se traduzca en una labor conjunta, de mayor fuerza, en la que confluyan medios económicos dispersos, precisamente por esa falta de coordinación.
10)Desde y en la Escuela se proponen: (a) sensibilizar a los integrantes de nuestra sociedad-comunidad-escuela-familia en relación con la importancia que tienen nuestras tradiciones alimentarias, y (b) incluir en la Escuela Básica una instrucción destinada a familiarizar a los educandos con nuestras preparaciones típicas y su degustación, lo cual fortalecerá la identidad cultural del venezolano.
No es la primera vez que proponemos planes como el que hemos resumido anteriormente y es por tal razón que consideramos de urgencia el que se implementen sin esperar oportunidades ulteriores. La premura sobre la cual enfatizamos tiene que ver con el temor fundado en la experiencia y la observación que venimos realizando desde hace años por todo el país, de que muchas de nuestras particularidades culinarias desaparezcan. Piénsese en que los portadores de ese saber aún no codificado suficientemente, están en trance de perecer llevándose con ellos conocimientos prácticos, cuya desaparición producirá una sensible pérdida cultural. Recuérdese, por otra parte, que la penetración foránea en el plano alimentario es cada vez mayor y más vigorosa y su éxito es otro factor de destrucción de nuestra diferencia cultural.


José Rafael Lovera: Acervo culinario y patrimonio cultural: Consideraciones históricas y propuestas políticas para Venezuela. Ponencia presentada ante el Primer Simposio sobre la cultura alimentaria: patrimonio e identidad Buenos Aires. Octubre 27 - Noviembre 4, 2002. Anales Venezolanos de Nutrición. V16, No. 1. 2003. Disponible:http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S0798-07522003000100006&script=sci_arttext