martes, 30 de junio de 2015

La Familia, la Escuela y la Comunidad. ¿Son corresponsables de la educación nutricional?

La edad escolar es un momento privilegiado para conseguir la introducción de hábitos alimentarios saludables. Pero cuando el niño y la niña acceden al medio escolar, incluso los que empiezan su escolarización en los primeros años de su vida (Educación Inicial -maternal/preescolar-), llegan al Centro con unos hábitos alimentarios adquiridos en su entorno familiar que pueden entrar en conflicto con nuevas propuestas que no estén en la misma línea. Curiosamente, la fuerza de las recomendaciones del maestro en el aula o en el comedor del centro, así como las actitudes y hábitos de otros compañeros de clase, tienen una gran influencia en los niños. Esta situación puede modificar el consumo de alimentos, de tal forma que algunos platos que los niños y las niñas rechazan en sus casas, después de la convivencia en el medio escolar con otros compañeros o, por las propias sugerencias y estímulos de los maestros, se incorporan a su dieta y los piden en su casa.
Estas acciones educativas tienen un gran valor en la configuración de los hábitos alimentarios en el periodo de la infancia en la que pueden incorporarse con menor dificultad conductas positivas que ayuden a promover la salud de los niños pero, además, refuerzan los consejos de los padres. Uno de los problemas que puede surgir es la falta de comunicación entre padres y maestros, con mensajes distintos ante un niño sorprendido que enfrenta el cariño hacia sus padres con el afecto y la buena relación que siente por su maestra en la escuela.
No hay que olvidar que en una persona que se está formando, si se quieren obtener buenos resultados, hay que intentar que exista una total coherencia en los mensajes que recibe con el fin de que no entren en conflicto ni les planteen dudas, pues ante una situación confusa se tiene la tendencia a decantarse por lo más cómodo, por aquello que mejor responde a nuestros gustos y tendencias personales. En el niño hay que crear un sentido de disciplina y ofrecerle una figura de respeto, autoridad y cariño cuyas decisiones no son arbitrarias sino que responden a unos objetivos educativos y de desarrollo personal. Desde su edad los escolares lo aprecian, aunque no lo reconocen, porque son miles las dudas que se les plantean en cada edad por su propia situación de evolución constante, sus inseguridades y sus miedos.
Si todo esto no se hace, el niño buscará sus aliados y ante las discrepancias se apoyará en lo que responda a sus preferencias personales, independientemente de la bondad de los hábitos que se conformen. El niño imita a quienes quiere y constituyen para él un referente muy valioso que le permiten crecer en todos los aspectos físico y psicosocial. Cuando se mueve entre decisiones ambiguas y contradictorias se siente perdido. Es función de los padres y educadores crear un ambiente propicio para su normal desarrollo dentro de sus circunstancias personales y características individuales.
Por esta razón nunca se insistirá bastante en la necesidad de que la Escuela y la Familia colaboren, se apoyen mutuamente e informen en la misma dirección; si es necesario debatiendo, desde su perspectiva de adultos responsables y educadores que conocen las mejores técnicas para orientar y conducir el proceso de formación de niños y adolescentes. Esta actitud les permitirá obtener la máxima eficacia del proyecto educativo. Hay que reconocer, no obstante, que la Escuela está en las mejores condiciones para reforzar los aspectos positivos que empezaron a aprenderse junto a la familia y contrarrestar, mediante sus actividades y consejos, aquellos que no contribuyen a la salud y que deben ser modificados.
La comunidad y su relación con la educación nutricional
En el mundo actual la información es un valor pero con frecuencia se confunden los conceptos información y educación utilizándolos indistintamente. Se han hecho muchos esfuerzos informativos para hacer llegar mensajes de salud y nutrición a la población. La comunicación en salud ha alcanzado un gran desarrollo técnico y su presencia en la vida de hoy es reconocida, lo cual no significa que, necesariamente, se haya conseguido pasar de la información a la educación, aunque ésta sea una etapa previa.
La educación aspira a cumplir expectativas más profundas: reflexión, movilización de actitudes, desarrollo de habilidades y destrezas y, lo que es más importante, logro de conductas permanentes que nos ayuden a prevenir la enfermedad y proteger y promover la salud. La educación alimentaria y nutricional (EAN) ha sido el instrumento utilizado por los educadores para intentar modificar los hábitos alimentarios incorrectos de las poblaciones, conociendo y describiendo la situación de los diferentes grupos a quienes se quiere educar, utilizando los recursos mejor adaptados al medio y estimulando su participación directa para que el hecho educativo alcance la mayor eficacia.
Al analizar los programas de educación nutricional hay que partir del propio concepto de educación y de la gestión pedagógica que lleva implícito. El cambio de hábitos alimentarios no puede producirse exclusivamente por el conocimiento de los valores nutritivos de los alimentos, puesto que la comida de cada día es una vivencia muy diversa, matizada de tradiciones, creencias, símbolos, convicciones y modas. En definitiva se produce en un entorno histórico, geográfico y tiene sus raíces en la familia y en la comunidad de origen.

¿Quiénes deben ejercer las acciones en educación nutricional?
La educación alimentaria y nutricional de una población alcanza los mayores niveles de éxito desde la acción conjunta y coherente de las diferentes instituciones. El ser humano recibe, desde su nacimiento y durante toda su vida, una serie de normas de conducta y refuerzos, positivos o negativos, que le decantan en la toma de decisiones, en la elección y consumo de alimentos. El nivel de intensidad y las posibilidades de transmisión e implantación de los diferentes mensajes que recibe el individuo adquieren mayor credibilidad y, en consecuencia, mayor eficacia, dependiendo de la fuente de donde proceden y de la forma en que se emiten.
La familia constituye la primera fuente de información que tiene el niño y por sus características es, además, una fuente privilegiada porque su contexto afectivo matiza cada propuesta con sentimientos de protección, respeto y amor. La familia es la primera institución responsable de la instauración de los hábitos alimentarios en sus miembros. Durante los primeros años de la vida el niño recibe un cúmulo de nociones, creencias y habilidades en relación con el consumo de alimentos y los recibe en el marco psicoafectivo y socializador de su familia. Aprende los primeros conceptos de valor, la idea de salud y el patrón alimentario adecuado o inadecuado. El ambiente familiar puede transmitirle aversiones y preferencias en relación con los alimentos, su preparación y la forma de consumo, vivencias positivas o traumáticas.
La imitación en los niños es decisiva y su familia constituye un referente que les permite incorporar gestos, gustos, actitudes y conductas que le ayudan a asimilarse a su grupo, sintiéndose parte de él. Cuando el niño accede a un medio externo al familiar lleva ya un importante bagaje de conocimientos, normas y creencias de manera inconsciente que configura sus opiniones y actitudes y que contrasta, refuerza y modifica a partir de las presiones del entorno. Las acciones de educación nutricional desarrolladas en el medio familiar son muy importantes, contribuyen a la formación de hábitos, constituyen un patrimonio de cultura alimentaria de partida y cualquier intervención sobre la familia va a permitir configurar la forma de comer de los niños y adolescentes.
La escuela es la primera institución social a la que accede el niño y tiene la enorme ventaja de que nos permite establecer programas que responden a su evolución personal, con la calidad pedagógica de quienes ejercen la acción educativa. La información que en ella se imparte está avalada por el buen hacer de los profesionales de la educación y la propia estructura del sistema. Por otra parte, el grupo que recibe el programa educativo, por su edad y condiciones, es muy permeable a las influencias que en ella se originan. La escuela actual tiene entre sus objetivos alcanzar un determinado nivel de conocimientos en cada ciclo formativo contemplando, simultáneamente, las exigencias educativas relativas a procedimientos, actitudes y conductas.
Siempre esta triple dimensión de la educación es esencial para el desarrollo del individuo, pero en el caso de la nutrición y la salud es especialmente significativa. El centro escolar no puede entrar en contradicciones, tan perjudiciales para la evolución de los hábitos alimentarios de los escolares, como la de comentar una información rigurosa en el aula sobre alimentación y nutrición al amparo de los contenidos del propio programa académico y después ofertar en el comedor escolar un plan de dietas monótono y desequilibrado en nutrientes.
Las nuevas perspectivas de la educación nutricional
No podemos delegar en la familia toda la responsabilidad en la formación de hábitos alimentarios de sus hijos, entre otras cosas porque cada vez se sale del medio familiar al medio escolar a edades más tempranas, y en él se consume una de las comidas más importantes del día y durante un tiempo más dilatado (hasta los 16 años al menos), lo que ha permitido al sujeto desarrollar hábitos alimentarios correctos o incorrectos. Por esta razón y, (contemplando el problema en su conjunto), se deberían:
.- Estimular políticas alimentarias y educativas sobre alimentación y nutrición que facilitaran las decisiones de los consumidores hacia la elección de una dieta saludable.
.- Crear una opinión pública sensible ante la importancia de la buena alimentación como elemento esencial de la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud, puesto que son muchas las enfermedades en que la dieta puede contribuir como factor de riesgo (enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoporosis, cáncer de origen alimentario, etc.)
.- Integrar en la vida diaria conocimientos, actitudes y conductas que expresen los conocimientos de nutrición para que se transformen realmente en conductas permanentes.
.- Dotar a la población de un patrimonio cultural alimentario mediante planes de enseñanza que incluyan contenidos oportunos en la materia.
.- Conseguir que las empresas agroalimentarias sean rigurosas en la información que transmiten como publicidad de sus productos.
.- Sensibilizar a los medios de comunicación para que colaboren en la difusión responsable de la información sobre la salud.
Fuente:

María Sáinz, Consuelo López Nomdedeu, Anneke van den Boom (2001). Educación para la salud: la alimentación y la nutrición en edad escolar. Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA).

viernes, 26 de junio de 2015

MITOLOGÍA Y ALIMENTACIÓN



Los orígenes de la llegada de los alimentos a las manos de los seres humanos, su procesamiento y las relaciones tanto de dependencia, gusto y satisfacción de necesidades como de contacto espiritual están rodeados de historias sagradas, mitología y cuentos legendarios. ¿De dónde provienen los alimentos primordiales del ser humano? ¿Cómo llegaron a cultivarse los campos de trigo para la alimentación? ¿De qué forma pudieron los seres humanos preparar un producto tan sofisticado como el pan? ¿De qué manera los hombres obtuvieron de la tierra el aceite de oliva? ¿Cómo llegaron a preparar el queso y a distribuirlo entre los grupos humanos? y ¿De qué modo llegó la vid y con ella la maravilla del vino a la mesa y los banquetes? Hay que buscar los orígenes en el Asia Menor, Grecia, India, Babilonia y en los dioses civilizadores que la mitología clásica griega ofrece. ¿Cómo se involucran en esta gesta cultural Zeus, Deméter, Atenea, Apolo, Dyonisos y Aristeo, entre otros dioses? De estos temas, entre otros, se conversará en el foro: Alimentación, cultura y salud: miradas,  pensamiento y compromiso en torno a la calidad de vida.

Palabras claves: mitología, olivo, queso, pan, vino

Fuente
Marlene Arteaga Quintero
Profesora en Literatura y Lengua Castellana del IPC, Especialidad en Literatura. Competencias específicas en Producción de materiales escritos, Magíster en Literatura Latinoamericana de la USB, Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación de la UNED. Ha publicado artículos en Revistas especializadas; libros para Educación Básica y Educación Superior, así como libros de cuentos y poemas. Ha dictado talleres y seminarios de educación en universidades nacionales e internacionales. Ha coordinado  revistas y proyectos de investigación, así como el Concurso Literario Bienal de la Institución. Es personal académico del Pedagógico de Miranda Siso Martínez de la UPEL en la especialidad de Literatura y es la Jefa de Relaciones Públicas de la Institución.

Una mirada a las políticas de alimentación y nutrición a través del Primero al Noveno Plan de la Nación.

El propósito de la presente reflexión,  es realizar una mirada de las políticas de alimentación y nutrición a través de los Planes de la Nación. Esto significa, un vistazo, a las políticas diseñadas entre el primer (I) y  noveno (IX)  plan de la nación,  direccionada al Sector Salud, e implica  la consideración de los instrumentos de gestión denominados Planes de la Nación.  
Qué es un Plan de la Nación?, para Molins (1988) son un  proceso de “planificación e instrumento de gestión, cada vez más necesario para la toma de decisiones y ejecución de programas gubernamentales en las diferentes instancias” (p.98).   Es decir, los planes de la nación,  son un sistema de integración por definición, mediante el cual se determinan los mecanismos de participación de los niveles estratégicos, tácticos y operativos.
De acuerdo a lo expresado por la Comisión para América Latina y el Caribe (1998) se entiende por políticas de Alimentación y Nutrición, “al conjunto coherente de principios, objetivos, prioridades y decisiones adoptadas por el Estado y aplicado por sus instituciones como parte integrante del Política Nacional.” (p. 143)  O sea, es llevar las acciones que  procuren a toda la población, en un tiempo definido, los alimentos y demás condiciones sociales, culturales y económicas  indispensables para la adecuada nutrición y bienestar alimentario.
Por lo tanto, el objetivo  de la política alimentación y de nutrición, es mejorar el estado de salud nutricional de la población. Se enmarca dentro de la política de desarrollo económico social global, concretando medidas para la atención integral de la población vulnerable, entendiéndose por vulnerable, aquellos grupos específicos de la población, con alto riesgo a desarrollar desequilibrios nutricionales por sus características fisiológicas y condiciones de vida.
Ahora bien, expresa Lima (1995)  que los planes de la nación deberían plasmar las decisiones de la institucionalidad pública,
debidamente sustentada en información idónea y dentro de los parámetros de desarrollo establecidos, en los cuales la alimentación y nutrición ocupen el lugar que les corresponde. La acción racional pública se supone que resguarda la coherencia interna y externa de sus acciones estratégicas, imprime fuerza a las variables en juego, procura la convergencia, la sinergia y complementación de sus programas, junto a la definición de los prerrequisitos políticos e institucionales (p. 30).
En otras palabras, los planes de la nación son la herramienta de planificación, formulación de  políticas, grandes orientaciones,  con establecimiento de prioridades y  diseño de  estrategias que plantea viabilidad a los grandes propósitos y al conjunto de programas y proyectos inherentes al tema tratado.
Según Giordani (1999) la vida política y económica del país,  ha orientado la política social y nutricional.  Afirma, que  “desde el I plan hasta el VII plan de la nación, se amplió la cobertura de los servicios sanitarios, vivienda y seguridad social de toda la población” (p.242). Es decir, hubo interés en desarrollar programas de salud preventiva y en la desconcentración de los servicios prestadores de salud.
En consideración, a Padrón (1999) para el período 1984 a 1993, las fluctuaciones del ingreso petrolero continuaron teniendo una influencia decisiva en  Venezuela. “Sin embargo, al final del período se percibió una distribución más equitativa de la riqueza, el ingreso per cápita real descendió, los niveles de pobreza se ubicaron en 40% con evidente deterioro de la salud y la educación” (p. 17). Con referencia a lo citado, el autor se apoya en el Boletín Informativo Anual INN del Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional (SISVAN), donde   reitera que para el año 1990,  
el déficit nutricional en niños menores de 15 años se ubicó  entre 16,2% y en niños menores a los 2 años en  15,4%. Considerándose una serie de mecanismos para intervenir en el ámbito nutricional como el Programa de Alimentos Estratégicos (PROAL), el subsidio familiar hacia los hogares con niños escolarizados (Beca Alimentaria, Desayuno y Merienda, Comedores Escolares), fortificación de alimentos, Programa de alimentación materno infantil (PAMI), Promoción de la lactancia materna, programa de Hogares y Multihogares de cuidado diario (p.19). 

En otras palabras, estos programas fueron, especialmente dirigidos a los grupos poblacionales más vulnerables, embarazadas, lactantes, preescolares, niños en edad escolar y familias campesinas.
En referencia, al VIII plan de la nación  1989-1993,  cita Lima (1995) se diseñó una estrategia agroalimentaria que comienza denunciado “la falsa creencia de la importancia estratégica del total autoabastecimiento porque la seguridad alimentaria requiere de una sana y económica importación de ciertos rubros agrícolas” (pp.32-33). Igualmente, traza dos objetivos: el primero, satisfacer los requerimientos alimentarios de forma económica y segura, y el segundo, lograr el crecimiento acelerado y sostenido de una agricultura eficiente y competitiva. Con 4 grandes estrategias:
a) reconversión agrícola y agroindustrial, en la cual son básicos los rubros potencialmente competitivos; b) para incentivar la productividad y la reconversión agrícola se auspiciará una reforma comercial, que implica apertura al comercio exterior, el cual promoverá la organización eficiente de los agentes del circuito agroalimentario y reducirá el déficit alimentario y nutricional; c) inversión en infraestructura de apoyo y financiamiento a la producción; y  d) mejoramiento del nivel y calidad de vida en el medio rural (p. 37).
      
En efecto, lo planteado en el VIII plan de la nación,  concebía  mejorar los niveles de eficiencia, productividad y competitividad, lo que se traduciría en una mejora del consumo, con efecto sobre alimentación y nutrición para la población venezolana.
En afirmación, realizada por Hernández (1999) entre 1984 y 1995, las necesidades alimentarias superan la capacidad de suministro a consecuencia de dos factores determinantes: el estancamiento en la producción de alimentos y la disminución de las importaciones. Entre los años “1990-1992, el porcentaje de población sub-nutrida era de 11%, para 1999-01 alcanzó un 24%. Se calcula que el grado de calorías consumidas  bajó de 2.460 a 2.196 durante estos años, a pesar que el consumo de alimentos mejoró levemente” (p.6). En resumen, es significativo el incremento de población vulnerable ante la reducción de ingesta calóricas.
En lo que respecta, a las  políticas contenidas en el IX Plan de la Nación, 1994-1999,  en materia alimentaría y nutricional, se aproxima a través de un conjunto de estrategias y operaciones en aumentar la producción y disponibilidad de alimentos para el consumo masivo, la compensación alimentaria a los grupos más débiles y la adición de nutrientes en los alimentos de la ingesta básica. A todo esto, de acuerdo a lo reseñado por la Oficina Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República CORDIPLAN (1995) agrega cómo quedan agrupadas en áreas programáticas de atención:

acciones dirigidas a la población en general, acciones de compensación alimentaria a grupos vulnerables, beca de alimentación y comedores industriales, acciones de compensación alimentaria a los trabajadores, estrategias de apoyo para la educación nutricional, así como  la información y comunicación (p. 147). 

De hecho, la instrumentación de la política alimentaria y nutricional se desarrolló a través del fomento de la integración, la coordinación intersectorial, descentralización y participación de la sociedad civil en la ejecución de los programas. Con el objetivo de mejorar la eficacia de los mismos, por lo que los programas de abastecimiento popular, de alimentación estratégica y el programa especial de merienda (PEM), fueron ejecutados por el Instituto Nacional de Nutrición para niños no escolarizados, y activados con intermediación de la sociedad organizada.
En ese mismo orden, los referidos  programas tuvieron  un impacto directo sobre la disponibilidad y consumo alimentario. El programa alimentario estratégico y el subsidio familiar hacia los hogares con niños escolarizados, contemplaron acciones dirigidas hacia la población general, y percibió garantizar la seguridad alimentaria de éstas. Cabe agregar, que la atención también se  focalizó hacia los grupos más débiles, a través de complementos alimentarios hacia el niño no institucionalizado, el escolar, la embarazada y el anciano.
Finalmente, la mirada a las políticas alimentarias y nutricionales, entre el  Primero  al Noveno Plan de la Nación,  se planteó  consideraciones sobre características del problema de  nutrición, su prevalencia y gravedad,  duración breve o larga, posible relación con una carencia determinada o con la malnutrición en general, distribución (es decir, ¿si afecta a un grupo específico de la población? ó ¿esta más extendida?) y la importancia relativa de los diversos factores que la determinan. Tal información, es necesaria para orientar a los formuladores de las políticas, para alcanzar el fin último de una política social, que es el ejercicio y goce de una vida significativa.

Referencias
CEPAL-ONU (1998). Panorama social de América Latina. Santiago: ONU
Giordani, J. (1999). La planificación como proceso social. Maracaibo:Vadell hermanos editores.
Hernández de Valera, Y. (1999) Perfil nutricional de Venezuela. Fundación CAVENDES. INN. Caracas: Venezuela.
INN-SISVAN. Boletín Informativo. Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional 2005.
Lima. B. (1995). La política alimentaria nutricional del período 1989-1993. Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura,  Nº 1 (julio- diciembre) pp. 28-55.
Molins, M.(1988). Teoría de la Planificación. Caracas: Editorial Comisión de estudios de postgrado facultad de humanidades y educación. UCV.
Padrón, M. (1999). Plan de Acción en Nutrición. Trabajo elaborado por la FAO y el INN. Caracas:Venezuela.
República de Venezuela, Presidencia de la República, Oficina Central de Coordinación y Planificación (CORDIPLAN), El Gran Viraje. Lineamientos Generales del VIII Plan de la Nación, (Caracas, 1990).
República de Venezuela. (1995). CORDIPLAN, Un Proyecto de País. Venezuela en Consenso. Documentos del IX Plan de la Nación, (Caracas: Talleres de la Imprenta Nacional).
  
Es difícil medir el significado de la vida, pero más difícil, es medir una vida significativa
Anónimo

Yliana Ruiz de Jerez.

Profesora en Historia y Ciencias Sociales (UPEL). Especialista: Gerencia Pública. Mención Descentralización de los Servicios Educativos (UFT). Maestría Ciencias de la Educación (USM). Maestría: Diseño de Política  y Planificación Educativa (UCV). 20 años de servicio en el Ministerio de Educación. Dirección de Planificación, Presupuesto y Control de Gestión, Zona Educativa Miranda y actualmente se desempeña como Profesora en la UPEL-Pedagógico de  Miranda “José Manuel Siso Martínez”. Dpto. Geografía e Historia.   

Aspectos fundamentales entorno a la Salud y su enseñanza

La Salud es un hecho social tanto material como inmaterial, en este sentido, se trata de un fenómeno multidimensional y multicausal que trasciende y desborda la competencia estrictamente médica, relacionándose además de la biología y la psicología, con la economía, la política y la Educación, en tanto que es un asunto individual y colectivo (Alcántara, 2008).
En este sentido, la Salud representa un estatus integral, que implica además de la simple ausencia de enfermedades, a las emociones, la espiritualidad, las relaciones interpersonales, las condiciones para el abastecimiento de las necesidades básicas, la accesibilidad a políticas de Salud públicas eficientes, las presiones sociales, las particularidades culturales y obviamente la fisiología del ser vivo, que interactúan para constituir e influir en la Salud del individuo.
En esta línea de ideas, la Educación para la Salud (EpS), basada en este concepto de la Salud, se vislumbra como una herramienta eficaz para la Promoción de la Salud, a través de la cual se deben promover los medios necesarios para mejorarla, insistiendo en la perspectiva holística y social. De esta manera, surge una forma de facilitar dicho propósito, a través del desarrollo de una disciplina que combina a las ciencias de la Educación y la Salud, dando como resultado el término de la Educación para la Salud (EpS). 
Al respecto,  Macias y otros, (2009) aseguran que aunque no se tenga una fecha exacta de cuando comenzó la EpS, en la 36a Asamblea Mundial de la Salud (OMS 1983) es definida como cualquier combinación de actividades, información y educación que lleve a una situación en la que la gente sepa cómo alcanzar la salud y busque ayuda cuando lo necesite.
De acuerdo Gavidia, Rodes y Carratalá (2004) la EpS debe estar dirigida a informar, motivar y a ayudar a la población a adoptar y mantener prácticas y estilos de vida saludables, propugnando los cambios ambientales necesarios para facilitar estos objetivos y dirigiendo la formación profesional y la investigación hacia estas metas.
La EpS debe constituir uno de los medios más efectivos para modificar creencias, costumbres y hábitos negativos de la comunidad, además de proporcionar orientación a la sociedad en relación con los medios para promover, proteger y fomentar la Salud. En este sentido, la EpS tiene como principales propósitos la prevención de enfermedades tanto transmisibles como no transmisibles y la promoción de estilos de vida saludables, que van a dar como consecuencia una buena calidad de vida (Macias y cols. 2009).
Considerando que la Salud está caracterizada como un proceso eminentemente holístico y social, la EpS debe mantenerse coherentemente en esa línea de ideas, ya que la Salud representa un concepto estructurante en dicha enseñanza. No obstante, en opinión de la autora,  la realidad de la EpS que procura la formación de futuros docentes en Biología, de la        UPEL, IPC es inconsistente con dichas tendencias, ya que la postura que caracteriza su enseñanza se plantea desde el sesgo netamente biologicista y de la psicología conductista. Todo esto representa un obstáculo para que la EpS sea un verdadero instrumento para la Promoción para la Salud en Venezuela
Luego de una amplio arqueo informativo, fue posible adjudicarle a la EpS dos ejes primordiales, uno exige considerar a la Salud como un proceso holístico, dinámico y social que debe ser abordado desde la EpS en sus dimensiones individuales, colectivas y globales. El segundo eje gira entorno a su enseñanza y a las intenciones en materia de aprendizaje, lo cual demanda desarrollar una didáctica con validez y sensibilidad social, resultando apropiado el enfoque constructivista de la Teoría Cognitiva del Aprendizaje, específicamente, a los once principios del Aprendizaje Significativo y Crítico de Moreira (2005), ajustados coherentemente al perfil del aprendiz adulto, según el andragogo Punina (2001) quien plantea al aprendiz como constructor de conocimientos y significados, sobre la base de la oportunidad de transformar la cultura individual y comunitaria.

Salud: una aproximación a su concepto según el contexto venezolano actual

Es propicio recalcar que resulta inviable plasmar un concepto único de Salud, sin embargo, es posible exponer con claridad los factores que interactúan y resultan influyentes en la salud. De acuerdo con Talavera (s/f), estos son:
ü    Factores ligados a la atención sanitaria: están ligados a la cantidad, calidad, precio y acceso a los servicios sanitarios, como parte del cúmulo de responsabilidades del Estado venezolano.
ü    Factores biológicos: son factores intrínsecos del individuo, que responden a la biología del mismo, a su genética.
ü    Factores vinculados al ambiente: en los cuales se incluyen desde los contaminantes ambientales hasta las diversas presiones socioculturales, representando de este modo factores externos al propio individuo y de los cuales a su vez él forma parte.
Hasta ahora, ha resultado elemental considerar a la Salud como un proceso holístico, que se encuentra sumido a los momentos y condiciones históricas de los pueblos del Mundo, razón por la cual es totalmente social y subjetivo. En este sentido, tras la reflexión crítica es el siguiente presentar el siguiente diagrama de Venn, que intenta esbozar algunos de los factores que inciden de manera positiva y/o negativa en la Salud, según el contexto venezolano: 

Gráfico  1. Diagrama de Venn acerca de los factores incidente en la Salud (Camejo 2013).
La Educación para la Salud, estructurada sobre la base de un concepto de Salud holístico y social, debe representar una herramienta eficiente, para mitigar los múltiples riesgos y amenazas sociales características del contexto venezolano actual, partiendo de las dimensiones individuales, como comunitarias y sociales.
Como parte del análisis crítico, se presenta este segundo producto gráfico, en el que se muestran según la autora, las dimensiones representativas de la EpS, con sus niveles de inclusión e interacción, en función de las cuales debería hacerse el abordaje didáctico. 

Gráfico  2.  Ideograma acerca de las dimensiones de la EpS: inclusión e interacción.

En el plan de estudios de los docentes en formación de la especialidad de Biología de la UPEL, IPC, se contempla como curso obligatorio de su  componente especializado a la Educación para la Salud. El currículo de dicho curso exige un nivel de profundización  del área de Biología y fue elaborado en octubre de 2005 por el Profesor Miguel Bousquet. El programa está conformado por los siguientes contenidos:
ü Salud y enfermedad. Educación para la Salud. Problemas de Salud más frecuentes en Venezuela.
ü Aspectos generales de los mecanismos biomoleculares y fisiológicos que se relacionan con la etiología de las enfermedades más frecuentes en Venezuela.
ü Enfermedades más comunes en Venezuela que son prevenibles  a través del ejercicio físico.
A pesar de los aportes dados por el profesor Bousquet al proponer dicho currículo, resulta alarmante que en una instancia universitaria formadora de docentes, aún se mantenga un currículo distante de las sugerencias y tendencias señaladas en los apartados anteriores, referidas en documentos como por ejemplo la Carta de Otawa. Dicho currículo también obvia los modelos de enseñanza de la EpS antes mencionados, propuestos por la OMS, ONU, Cuniglio y cols, (2002), entre otros. Una revisión minuciosa de dicho programa, permitió inferir su marcada centralización en enfermedades y sus  fisiopatologías, además se procura afianzar conductas individuales y escasean acciones colectivas. En líneas generales, el currículo está basado en la promoción de enfermedades comunes entre los venezolanos.
Considerando los planteamientos anteriores, quedan ampliamente claras las orientaciones en materia curricular y didáctica que deben ser tomadas para la difusión de la EpS, justamente para potenciar una adecuada promoción de la Salud.

 

Consideraciones para discutir durante el proceso de socialización entre participantes del foro

ü  La Salud es un proceso holístico y social que se evidencia a groso modo según el nivel de desarrollo nacional de un pueblo. Obviamente el significado de Salud implica un carácter integral que involucra no solo lo fisiopatológico, sino que incorpora los elementos individuales, grupales y colectivos. Desarrollar una apropiada Salud debe implicar procesos eficientes de desarrollo, recuperación y mantenimiento de la misma.
ü  La Salud no puede seguir siendo responsabilidad exclusiva del sector Salud, es necesario que se desarrollen estrategias para potenciar la promoción de la Salud a través de la Educación para la Salud. De este modo, la EpS se convierte en una herramienta que contribuirá eficientemente a un desarrollo apropiado de la Salud, en sus dimensiones personales, grupales y sociales.
ü  La EpS representa una valiosa herramienta, que aplicada apropiadamente potencia una adecuada promoción de la Salud. En este sentido, el alcance de la “Salud integral” dependerá de una apropiada enseñanza para el desarrollo de aprendizajes significativos en las dimensiones individuales, grupales y sociales de la Salud.
ü  Hasta la fecha, en la enseñanza venezolana solo son considerados algunos elementos, pero no suficientes, para favorecer un aprendizaje significativo del concepto holístico de la Salud, precisamente en la educación básica y diversificada a través del Currículo Bolivariano. La EpS a nivel de pregrado en la UPEL, IPC representa el principal obstáculo para la formación de promotores de Salud, debido a la marcada descontextualización y distorsión en que se encuentran la naturaleza de sus contenidos.
ü  La EpS comprende fundamentalmente tres dimensiones, a saber, dimensión individual, dimensión grupal y la tercera y más amplia, la social. En función de éstas debe centrarse su enseñanza.
ü  La EpS debe centrarse en dos ejes fundamentales, el eje salud que parte de la eminencia social, holística y multidimensional (individual, colectiva y social) del proceso. El segundo eje gira entorno a su enseñanza y a las intenciones en materia de aprendizaje, basado en una didáctica constructivista centrada en los once principios del Aprendizaje Significativo y Crítico (Moreira 2010).
ü  Una reconsideración del actual programa de EpS, la adecuación de sus contenidos basados en los principios de diferenciación progresiva,  reconciliación integradora sobre Salud, además de la incorporación de EpS  para la formación de los maestros y profesores en el proceso de transformación del currículo de la UPEL  debe ser  un propósito a estimar por todos.
                                                                                     

Referencias

Ausubel,D., (2002). Adquisición y retención del Conocimiento. Una perspectiva Cognitiva. México: Piados.
Bousquet, M. (2005). Programa de Educación para la Salud de la UPEL, IPC. Datos no publicados.
Calderón, F. (2007). Plan Nacional de Desarrollo 20107.2012. [Documento on-line]. Disponible en: http://www.sagarpa.gob.mx/ganaderia/Publicaciones/Lists/Otros/Attachments/1/PND_0712.pdf. [consulta: 2013, enero].
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (1999). [Documento on line]. Disponible en: http://pdba.georgetown.edu/Parties/Venezuela/Leyes/constitucion.pdf [Consulta: 2013, Enero 28].
Cuniglio, F., Barderi, M., Capurro, M., Fernánez, E., Franco, R., Frascara, G. y Lotersztain, I. (2000). Educación para la Salud (1ª ed.) Argentina: Santillana Polimodal.
Gavidia, C., Rodes, M. Y Carratalá, S. (1993). La educación para la salud:
Una propuesta fundamentada desde el campo de la docencia. [Documento on line] Disponible en: http://ddd.uab.es/pub/edlc/02124521v11n3p289.pdf (consulta: 2013, agosto 21).
Ley Orgánica de Educación. (2009). [Documento on line]. Disponible en: www.me.gob.ve/ley_organica.pdf [Consulta: 2013, abril 3].
Ley Orgánica para la Protección del Niño y Adolescente. (1998). [Documento on line]. Disponible en: www.incret.gov.ve/Leyes/LOPNA.pdf [Consulta: 2013, marzo 15].
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Ivana Camejo
Profesora de Biología. Magister en Enseñanza de la Biología, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto Pedagógico de Caracas. Profesora Asistente miembro del Departamento de Biología y Química, Cátedra de Fisiología y Ciencias de la Salud. Docente de Biología, nivel III del Ministerio del Poder Popular para la Educación. Miembro activo del Centro de Investigaciones de Ciencias Naturales “Manuel Gonzalez Sponga”, línea de investigación Enseñanza de las Ciencias. Miembro del Programa de Estímulo a la Investigación PEII-A1, acreditado por el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia, la Tecnología e Innovación.