jueves, 26 de abril de 2018

Los beneficios del consumo de café


Las recientes propiedades encontradas en el café como bebida, vuelven a originar comentarios favorables en los medios científicos. Nuestro país es un productor de café de buena calidad. Un alto porcentaje de venezolanos toman café, en promedio 3,4 tazas por día. En América Latina, los mayores consumidores de café son República Dominicana, Costa Rica, Guatemala, Venezuela y Colombia.
La producción de café en Venezuela para el año 2017, se ubicó en 3 millones 230 mil 586 quintales al año, según lo informado el ministro de Producción Agrícola y Tierras, Wilman Castro Soteldo, por lo cual se calcula que el promedio de consumo es de 2,4 kilos por persona de forma anual, mientras que el rubro en granos alcanza los dos millones y medio.
De acuerdo a estadísticas oficiales, Lara es el primer estado con mayor producción anual en el país, le sigue Portuguesa,  y en tercer lugar el estado Táchira. A estas regiones se suman Monagas, Mérida y Trujillo. En esta producción existe una cualificación de nuestro café en cinco grandes renglones excelso, gourmet, premium, corriente y para cafetería.
Su principio activo es la cafeína, un alcaloide del grupo de las xantinas con múltiples acciones benéficas: mejora la atención y concentración del individuo. Incrementa el nivel de alerta y reduce la sensación de fatiga mental y física. Disminuye la incidencia de la diabetes y de enfermedades hepáticas. Consigue retardar la aparición del Alzheimer. Mejora el asma, alivia la migraña, aumenta la frecuencia y contractilidad cardiaca y el volumen de orina. También, en una taza de café, podemos encontrar vitamina B3, magnesio y potasio.
El exceso es perjudicial para la función mental, el sueño, aparatos digestivo y cardiovascular. Los hijos de madres consumidoras de café suelen nacer desnutridos. En niños, se debe restringir las bebidas cola y energizantes por el alto contenido de xantinas (una botella = cuatro tazas de café). Por lo anterior se desaconseja en personas con enfermedades digestivas, del corazón, insomnio, estrés, epilepsia y ansiedad.
Pero el punto central de esta reflexión gira alrededor de dos trabajos de investigación publicados el pasado 17 de julio de 2017 en la acreditada revista Annals of Internal Medicine bajo el título: “El mayor consumo de café está asociado con menor riesgo de muerte”, hipótesis inexplorada por la ciencia médica y comprobada mediante estos dos serios estudios en un seguimiento durante 16 años, concluyéndose que el efecto de su ingesta podría ser sustancial en salud pública, incluso si es en poca cantidad.
Una de estas investigaciones, desarrollada por Gunter y colaboradores examinaron en una cohorte, la asociación de la toma de café con la mortalidad general y por causas específicas en 451.743 adultos de 10 países europeos.
“Los resultados sugieren que los niveles de consumo de café están asociados con un menor riesgo de muerte específicamente por enfermedades digestivas y circulatorias”. Los hombres tomadores de tres o más tazas de café al día tuvieron una mortalidad general 12% inferior a la de aquellos que no lo bebían. Las mujeres tuvieron una mortalidad 7% menor.
En términos de mortalidad por causa específica, los hombres que tomaban café tuvieron un riesgo 59% menor de mortalidad por enfermedades digestivas, frente a quienes no lo bebieron. Las mujeres tuvieron una reducción de 40% y el beneficio fue particularmente grande para el riesgo de muerte por enfermedad cerebrovascular. Sin embargo, los autores también observaron un aumento en la aparición de cáncer de ovario.
Park, investigador radicado en EEUU, realizó otro estudio en 185.855 habitantes americanos, afros y extranjeros. También informaron de una mayor ingesta de café asociada a un menor riesgo de muerte por cualquier causa, así como por enfermedad cardíaca, cáncer, enfermedad respiratoria, accidente cerebrovascular, diabetes y enfermedad renal.
Guallar, editorialista, concluye que el hallazgo de estos dos estudios contribuye a la generalización de catalogar al café como reductor del riesgo de mortalidad. Es prematuro hablar de la prevención eficaz de las enfermedades crónicas. Los beneficios en mortalidad del café pueden depender de otros componentes distintos de la cafeína. La ingesta moderada de tres a cinco tazas o 400 mg/día de cafeína, no está asociada con efectos adversos para la salud en adultos.
Tipos de café en Venezuela
Cerrero. Muy concentrado y sin ningún endulzante, por lo general se usa hasta el doble de la cantidad de café necesaria para hacer un “negro”, aunque se sirve la misma cantidad de líquido, es normal que se deje reposar un poco la manga con café dentro del líquido, esto produce un aumento de concentración de cafeína en la decocción, lo que le proporciona un sabor muy amargo. Suele usarse este café para despertar luego de dormir demasiado, mantenerse despierto ante un sueño agobiante o para pasar la “resaca” de un exceso en el consumo de alcohol (la cafeína mantendrá a la persona más alerta y reducirá el dolor de cabeza pertinente).
Negro o negro corto. También es conocido cariñosamente como negrito; es un grave error hacerle equivalencia con el espresso de los italianos, porque no lleva la espuma que lo caracteriza. Es fuerte, pero endulzado y generalmente servido en cantidades mínimas. Es el café patrón para realizar las demás preparaciones y mezclas. Suele ser el café utilizado para comenzar la jornada diaria del campesino y llanero venezolano, durante una parada de trabajo en la oficina o para las visitas en las casas modestas ya que puede ser "estirado" hasta un guayoyo, disimulando la carencia económica en el hogar (es una bondad que no se puede hacer con el café cuando está ligado con leche).
Envenenado. Es un negro con licor, casi siempre ron o brandy, aunque no se escapa la experimentación con otros tipos de bebidas alcohólicas de alto grado. Es el café que usan los grupos de personas en juegos, reuniones nocturnas o buenas conversas.
Guayoyo. Es un negro menos fuerte y más claro, hay hasta tres maneras de hacerlo: reduciendo hasta la mitad la cantidad de café y manteniendo la misma cantidad de agua para hacer un negro, añadiendo agua caliente a un negro elaborado aún caliente con el fin de “estirarlo” para poder ofrecerle café a alguna visita inesperada, o pasando otra vez agua hirviendo por una manga con café colado reciente. Dada la suavidad de la decocción no suele endulzarse tanto como a un negro.
Guarapo. Es un negro endulzado con refresco de papelón o por un trozo del mismo disuelto en el café. Es prácticamente desconocido en los núcleos urbanos de Venezuela, debido a la preeminencia del azúcar en la mesa de los mismos.
Marrón. El marrón es una mezcla casi misteriosa, ya que la gente lo confunde con el café con leche, los extranjeros lo reconocerían así, pero en Venezuela la proporción de líquidos es mitad leche y mitad café. Es el patrón para la elaboración de mezclas de café y leche. No puede confundirse con un cappuccino italiano, porque el marrón no debe llevar espuma.
Marrón oscuro. Tomando como referencia las proporciones del marrón, el marrón oscuro tiene más café que leche (el café puede ser entre el 70 y 80% de proporción respecto al líquido), cuando se habla de un marrón fuerte es un marrón que no alcance las proporciones del marrón oscuro.
Marrón claro. Tomando como referencia las proporciones del marrón, el marrón claro tiene más leche que café (la leche puede ser entre el 60 y 70% de proporción respecto al líquido), algunas veces puede rayar y confundirse con un café con leche cuando se habla de un marrón suave es un marrón que no alcance las proporciones del marrón claro.
Café con leche. El café de nuestra infancia, el primero que se suministra a los venezolanos como parte del desayuno. La proporción de leche suele ser más del 70% del líquido pero sin llegar a un 85%. Se puede confundir con un marrón claro.
Tetero. Es leche apenas un toque de café, la proporción de café no supera el 10% del líquido.
Cortado. Es un negro con un toque de leche que “corta” la superficie del café y deja marca.
A la luz de la información que nos ofrecen las investigaciones científicas, no parece existir una excusa más poderosa para realizar una pausa y tomar un café en compañía de amigos, familiares o compañeros de trabajo que la mejora de la salud propia. Todo sea por el bienestar.


Fuente
Jaime Bonilla Medina (2017). Los beneficios del consumo del café. Revista de la Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad del Cauca. 19(2). Julio a diciembre 2017. P.47-49.Colombia.
Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información (2017, 24,04) “Producción de café venezolano se ubica en más de 3 millones de quintales al año” disponible: http://minci.gob.ve/2017/04/produccion-cafe-venezolano-se-ubica-mas-3-millones-quintales-anuales/

Esnobismo gourmet (2012). 11 tipos de café venezolano. Buen beber. https://esnobgourmet.com/2012/05/18/11-tipos-de-cafe-venezolano/

Psicología y mente (S/F ). Beber café: ventajas y desventajas de su consumo. https://psicologiaymente.net/ neurociencias/ beber-cafe-ventajas-desventajas.


viernes, 20 de abril de 2018

Las bebidas saludables en el contexto de las enfermedades crónicas no transmisibles


En todos los países existen documentos oficiales para regular las características que debe cumplir una dieta para ser considerada correcta. Estas directrices se expresan en nuestro país gráficamente a través del «trompo de los grupos de los alimentos», propuesto por el Instituto Nacional de Nutrición por primera vez en el año 2007.
Por definición, la dieta es el conjunto de alimentos y platillos que se consumen cada día y constituye la unidad de la alimentación, una dieta se considera correcta cuando cumple con las siguientes características:
Completa: que contenga todos los nutrimentos. Se recomienda incluir en cada comida alimentos de los cinco grupos.
Inocua: que su consumo habitual no implique riesgos a la salud porque está exenta de microorganismos patógenos, toxinas y contaminantes, grasas-trans añadidas y que no aporten cantidades excesivas de grasas saturadas, azúcares y/o sodio.
Suficiente: que cubra las necesidades de todos los alimentos, de tal manera que el sujeto adulto tenga una buena nutrición y un peso saludable y, en el caso de los niños, que crezcan y se desarrollen de manera correcta.
Variada: que incluya diferentes alimentos de cada grupo en las comidas.
Adecuada: que esté acorde con los gustos y la cultura de quien la consuma y ajustada a sus recursos económicos, sin que ello signifique que se deban sacrificar sus otras características.
Para lograr platillos completos y equilibrados es importante dividir cada comida en tres tiempos principales (desayuno-almuerzo-cena) y dos meriendas, y consumir un alimento de cada uno de los grandes grupos: verduras y frutas, cereales (en especial si son altos en fibra, bajos en grasa, azúcar o sal) y leguminosas o alimentos de origen animal.
Papel de las bebidas en la dieta
Las bebidas son la principal fuente de agua en el ser humano; un adecuado consumo de agua es necesario para la homeostasis del individuo. El agua simple potable debe considerarse como la principal fuente de hidratación, es decir, aquella que no contiene contaminantes físicos, químicos ni biológicos; es incolora, insípida e inodora y no causa efectos nocivos al ser humano. Es el líquido más recomendable para una hidratación adecuada porque no se le ha adicionado nutrimento o ingrediente alguno.
Las bebidas forman parte de la dieta, razón por la cual su aporte energético y nutrimental debe ser considerado dentro de la misma. En nuestro país, la población no alcanza habitualmente sus requerimientos de hidratación. Todas las bebidas independientemente de su composición aportan agua al individuo. Las bebidas, además de aportar agua pueden ser fuente de azúcares, (hidratos de carbono), vitaminas, electrolitos, proteínas, grasas y nutrimentos inorgánicos.
Una parte de la población no toma en consideración este aporte nutrimental de las bebidas a la dieta, por lo que se sugiere que el profesional de la salud haga énfasis en este punto al estar brindando asesoría sobre alimentación.
Aporte energético de las bebidas a la dieta
Dependiendo de la concentración de azúcares, proteínas o incluso grasa, las bebidas tienen un aporte energético diferente, sólo el agua simple no aporta energía.
Las bebidas endulzadas con Endulzantes No Calóricos (ENC)  tienen un aporte energético no significativo para el requerimiento calórico diario de un individuo.
Cada nutriente aporta diferentes cantidades de energía a quien lo consume. Cada gramo de hidratos de carbono aporta 4 kcal, mientras que cada gramo de grasa aporta 9 kcal y las proteínas aportan 4 kcal. Los ENC tienen aportes energéticos de 0 kcal/g a las concentraciones de uso habituales.
El consumo de bebidas con ENC debe ser responsable, ya que si bien su aporte de energía es mínimo, éstas contienen otros nutrimentos y su uso no ha demostrado poseer beneficios para la pérdida de peso si no se acompaña de restricción de la ingesta calórica o aumento de la actividad física.
Definición de edulcorante calórico/no calórico: natural y artificial
Un edulcorante es un aditivo alimentario que proporciona dulzura a los alimentos e incluyen a:
• Edulcorante calórico: proporcionan calorías (4 kcal/g); es la sacarosa, fructosa, glucosa, lactosa, maltosa y alcoholes de azúcar (sorbitol, isomaltitol, maltitol, lactitol, xilitol).
• Edulcorante no calórico (ENC): aportan menos de  1 kcal/g; es el acesulfame K, sucralosa, sacarina, ciclamato, neotame, aspartame, taumatina.
• Edulcorantes naturales: son los disacáridos, monosacáridos y la estevia. (glicosidos de esteviol, esteviosidos y rebaudiosos).
• Edulcorantes artificiales o sintéticos: son los alcoholes de azúcar o polioles, acesulfame K, sucralosa, sacarina, ciclamato, neotame, aspartame y advantame.
Con respecto a las bebidas, de acuerdo disposiciones internaciones, se clasifican en no calóricas con edulcorantes artificiales en:
• Refrescos dietéticos carbonatados
• Refrescos dietéticos de sabores promedio Las diferencias en la clasificación de las bebidas se basan en si son o no carbonatadas, en su contenido de cafeína y sodio en gramos.
La ingesta diaria aceptable (IDA), se basa en la opinión ampliamente aceptada de que todo producto químico es tóxico, pero su toxicidad varía no sólo en su naturaleza, sino en la cantidad que se requiere para producir signos de toxicidad. La expresión se usa para denotar bien sea un concepto o una cifra expresada en términos  de miligramos de la sustancia química. Definimos la IDA como la cantidad de aditivo, expresada en mg/kg de peso corporal, que puede consumirse diariame durante toda la vida, sin que ello produzca peligro para la salud del consumidor. Las IDA para cada producto se especifican.
Debido a la alta prevalencia de las enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes mellitus, la obesidad, la hipertensión arterial y cardiopatía isquémica existe una gran preocupación en el ámbito de prevención y promoción a la salud. En el caso de las bebidas, éstas representan el 21% de la energía consumida en adolescentes y adultos.
Reemplazar las bebidas con edulcorantes calóricos por ENC es una estrategia que ayuda a disminuir ingestas calóricas excesivas. Por ello, es necesario marcar algunas sugerencias para el consumo de ENC dentro de la dieta habitual de todo individuo Los ENC aceptados actualmente por la FDA son el neotame, sacarina, stevia, sucralosa, acesulfame K y aspartame, siendo las de mayor consumo las tres últimas.
Estos ENC han sido probados para su uso y se ha determinado su seguridad dentro de las ingestas diarias admisibles. Los ENC pueden contribuir al control de peso, de la glucosa y a prevenir la caries. Para revertir, detener y desacelerar el crecimiento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad uno de los objetivos del Acuerdo Nacional para Salud Alimentaria es disminuir el consumo de azúcares y otros edulcorantes calóricos añadidos en los alimentos, siendo un mecanismo aumentar la disponibilidad y accesibilidad de alimentos reducidos o sin edulcorantes calóricos añadidos.
Los requerimientos de líquido de cada individuo están determinados por las características del mismo, por su nivel de actividad física habitual y particular, así como por su estado de salud, entre otras variables relevantes. En la búsqueda de una dieta con reducción en el aporte de energía, las bebidas con ENC son un complemento de un plan de alimentación bien estructurado y un estilo de vida saludable. No deben ser contempladas como una única acción a realizar. Es importante considerar que estas bebidas, además, pueden contener sodio y cafeína, por lo que su consumo debe moderarse.
En el caso de las personas con fenilcetonuria no se recomienda el consumo de aspartame, ya que incrementa los niveles de fenilalanina. Como estrategia para revertir y detener el incremento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad, se recomienda que las bebidas no contengan edulcorantes calóricos adicionados.
Existen diversos estudios que han mostrado que el consumo de ENC no representan un riesgo para la salud en la infancia, sin embargo, su restricción en el Acuerdo Nacional de Salud Alimentaria y los lineamientos del Comité de Expertos para la elaboración de recomendaciones sobre el consumo de bebidas para la población mexicana está dada con la finalidad de desalentar la preferencia a las bebidas con sabor dulce.
Se debe tomar en cuenta que durante la infancia  se requiere energía suficiente para garantizar un crecimiento y desarrollo adecuado. Por lo tanto, los padres deben supervisar la dieta de sus hijos para evitar deficiencias o excesos nutrimentales, incluyendo cantidades adecuadas tanto de macronutrientes, micronutrientes, así como de ENC.
Las bebidas con ENC pueden ser incluidas dentro de una dieta correcta y en comparación con los azúcares pueden ser útiles para ayudar a mantener una baja ingesta energética, principalmente cuando su objetivo es ayudar a prevenir el sobrepeso. además, los aspectos culturales y regionales. Todas las recomendaciones realizadas deben tener sustento en evidencia científica. En aquellos campos donde se encuentren oportunidades de mejora de la evidencia, se debe promover el desarrollo de investigación básica, epidemiológica y clínica, fomentando la interacción del sector salud con otros (legislación, educación, alimentos, medio ambiente, medios de comunicación, etc.).
En general, para las personas con alguna enfermedad crónica no transmisible, el uso de bebidas con ENC no debe ser promovido como intervención única encaminada al control de su enfermedad; se debe enfatizar  que constituyen una alternativa para acceder a bebidas de mayor agrado para ellos y que son seguras mientras se respete su IDA, formen parte de un tratamiento integral y no favorezcan el incremento en la ingesta de calorías de otras fuentes
Fuente: González ChA y cols.(2013). Posición de consenso sobre las bebidas con edulc.orantes no calóricos y su relación con la salud Rev Mex Cardiol 2013; 24 (2): 55-68. Disponible: http://www.medigraphic.com/revmexcardiol


jueves, 19 de abril de 2018

La comunicación en salud no es sinónimo de educación nutricional


Los medios de comunicación en sus diversas modalidades están contribuyendo a la educación informal de la población y a la configuración de los estilos de vida actuales.
Por esta razón no podemos eludirlos y desde la salud pública hay que utilizar sus posibilidades y contribuir facilitando directa (participación del personal sanitario) o indirectamente (ofreciendo a los medios de comunicación los temas de salud).
La salud es un tema muy atractivo para quienes trabajan en los medios, porque la población demanda información en esta área y la alimentación/nutrición es uno de los contenidos que suscita mayor interés.
Pese a las limitaciones por el sensacionalismo de algunos medios, entendemos que los profesionales sanitarios no deben desestimar la gran influencia social y la capacidad de los mismos para transmitir conocimientos y crear estados de opinión que afectan a la salud de las poblaciones.
Por esta razón es bueno que los sanitarios conozcan las estrategias de comunicación en salud y las pongan en práctica desde sus áreas de intervención La comunicación en salud, a nivel individual, se ejerce en la relación médico/paciente y está siendo cada vez más valorada por la importancia que tiene en la comprensión de las recomendaciones y el seguimiento de las prescripciones.
La comunicación en salud nos permite compartir ideas, conocimientos, actitudes y expectativas razonables, pero no está exenta de dificultades: el mensaje puede no llegar a la audiencia diana por no utilizar los cauces adecuados; la población puede recibir el mensaje pero no entenderlo por un mal enfoque o un lenguaje críptico; la población puede recibir y comprender la información, pero el nuevo conocimiento entrar en conflicto con sus actitudes, creencias y preconceptos fruto de su biografía y experiencia personal, y la gente puede recibir información que acepta pero no la pone en práctica el tiempo suficiente o no la incorpora a sus hábitos porque los resultados los contempla a muy largo plazo.
Los mensajes que se transmiten desde los programas de comunicación en salud deben tener en cuenta: los contenidos, qué hay que transmitir; la metodología, cómo hay que transmitirlo; el escenario, dónde y en qué circunstancias y, finalmente, quiénes deben informar a la población en función de su credibilidad y la rigurosidad de sus fuentes.
Junto a estos aspectos, que son esenciales para lograr los mejores resultados, hay que tener en cuenta:
•Claridad del mensaje y adaptación a quien lo recibe.
•La comunicación en salud debe ser sistemática y continuada huyendo de lo ocasional y oportunista.
•Mensaje motivador estimulando la voluntad de hacer procurando que el sujeto actúe como agente de su propia salud.
•Evaluar los resultados de forma continuada para orientar los nuevos planteamientos.
Finalmente, un programa de educación nutricional es mucho más ambicioso que una información sobre nutrición difundida por los medios de comunicación. Una vez más, insistimos en la importancia de que la población tenga el conocimiento, pero la transformación de este conocimiento en comportamientos habituales implica un largo proceso que el tiempo y la continuidad convierten en hábitos y estilos de vida. Con frecuencia se habla de campañas educativas cuando la realidad es que se trata de campañas informativas que constituyen el primer paso de las acciones educativas. No deben desestimarse, pero hay que valorarlas en su justa medida.

Fuente
Keloggs (2012). Manuela de Nutrición. Capitulo 6. La educación nutricional en la prevención y promoción de la salud. Disponible: https://www.kelloggsnutrition.com/es_ES/Manual_de_Nutricion.html

jueves, 12 de abril de 2018

Cuestiones esenciales sobre educación nutricional


El Manual de Nutrición Kellogs. Plantea un conjunto de cuestiones y comentarios breves que, son un referente de interés para quienes trabajan en el campo de la educación alimentaria y nutricional.

.-La población en general tiene, según diferentes encuestas e investigadores, unos aceptables conocimientos sobre alimentación y nutrición básica pero, ¿son suficientes los conocimientos para producir cambios positivos en sus hábitos alimentarios?
Conocer las características nutritivas de los alimentos y las bases de la buena nutrición son requisitos indispensables de las acciones de educación nutricional. De hecho, constituyen el punto de partida de los programas de este tipo, pero no son suficientes para garantizar un cambio permanente de los hábitos alimentarios.
Para lograr hábitos alimentarios saludables es necesario que se instauren desde los primeros años de vida y respondan al contexto sociocultural del grupo, con un estímulo constante de las actitudes positivas y el apoyo de todos los sectores sociales que de alguna forma intervienen en el hecho alimentario.
.-¿Puede el consejo dietético ejercido por los profesionales de Atención Primaria producir los cambios necesarios en la dieta para combatir las enfermedades crónicas que tienen en la dieta un factor de riesgo?
Los profesionales sanitarios gozan de una alta credibilidad entre la población, por lo que las posibilidades de ser escuchados y atendidos es notable.
No obstante, una vez más, la recomendación dietética, aunque proceda de fuentes solventes y de reconocido prestigio, choca con las barreras culturales, la existencia de recursos de todo tipo, no sólo los económicos, y las tradiciones, símbolos, actitudes y creencias de las personas. Siendo eficaz la utilización de este método, si está bien orientado, no es suficiente para modificar los hábitos del paciente.
.- ¿Puede la legislación sanitaria en materia de alimentación y nutrición inducir cambios en los hábitos alimentarios de la población y favorecer la educación nutricional?
Las Reglamentaciones Técnicas Sanitarias establecen las normas que deben seguirse a lo largo de la cadena alimentaria para garantizar la seguridad alimentaria. La educación nutricional orienta y puede condicionar la elección de los alimentos para que la dieta sea equilibrada y adaptada a las necesidades del individuo.
Las Reglamentaciones Sanitarias relativas al etiquetado nutricional y a la publicidad de los alimentos constituyen un medio informativo para el consumidor que puede mejorar su decisión partiendo de un mejor conocimiento del producto.
.-¿Cuáles son las motivaciones que actúan con mayor impacto en los programas de educación nutricional?
Las motivaciones que estimulan la formación de buenos hábitos alimentarios en una sociedad y que, en definitiva, son la expresión de una buena educación nutricional, están muy ligadas a la jerarquía de valores que esa sociedad tiene. Conseguir y mantener un buen estado de salud suele ser una de las motivaciones más utilizadas por los educadores sanitarios.
La población recibe bien la información, pero como muchas veces entra en conflicto con lo que desea, aunque verbaliza el valor salud como lo que más le importa, su conducta manifiesta lo contrario. Hay una incoherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
En relación con la alimentación, las motivaciones referidas a la estética, el prestigio, la aceptación social, la moda, la modernidad, la comodidad en el consumo, el agradable sabor que ofrecen determinados alimentos y, por supuesto, el coste de los mismos en relación con el poder adquisitivo del consumidor son muy importantes y, en la mayoría de las ocasiones, decisivas. La motivación ligada al valor nutritivo del alimento y la salud es muy importante.
 ¿Es la alimentación tradicional una garantía de una dieta saludable y, por lo tanto, es necesario potenciarla en los programas de educación nutricional?
La alimentación tradicional se apoya en la sabiduría popular, basada en experiencias ancestrales, y en el uso de los recursos propios del área geográfica donde se vive. Los conocimientos actuales sobre nutrición y salud han corroborado la bondad de algunas prácticas y la sabia mezcla de alimentos expresada en la gastronomía regional.
No obstante, existen creencias, símbolos y normas que carecen de fundamentos científicos y que constituyen verdaderos errores aunque estén valorados por la magia de los mitos. Lo más sensato es mantener aquellas costumbres alimentarias que se han demostrado saludables y tratar de reconducir aquéllas que no benefician la salud de las poblaciones (raciones excesivas, demasiada grasa, sal, azúcar, condimentos fuertes, monotonía en el consumo). Alimentación tradicional no es sinónimo de dieta equilibrada.
¿Puede la familia transmitir los hábitos alimentarios saludables con más éxito que los programas escolares de educación nutricional?
La institución familiar tiene unas características muy favorables para la transmisión de hábitos alimentarios, pues educa en los primeros años de la vida del sujeto, las relaciones afectivas crean un sustrato psicológico muy eficaz para que se acepten valores como la salud y, además, establece modelos de conducta que constituyen un referente en la edad adulta.
Si las prácticas alimentarias que el niño tiene la oportunidad de ver en su familia son correctas, accederá a la vida de la comunidad con un patrimonio alimentario protector frente a otras alternativas del medio, no siempre adecuadas.
Las actuaciones de la escuela refuerzan o modifican, en su caso, conductas aprendidas en otros ámbitos y pueden contribuir al éxito de los programas de educación nutricional que son tanto más eficaces cuanto más coherentes son las normas establecidas en los diferentes ámbitos de actuación: familia, escuela, comunidad.
¿Pueden los padres delegar su responsabilidad en la formación de buenos hábitos alimentarios y estilos de vida saludables en sus hijos, en instituciones y profesionales especializados en el área de la educación nutricional?
Con cierta frecuencia las familias delegan funciones educativas, como la formación de correctos hábitos alimentarios, en instituciones como la escuela. A esta situación han contribuido las nuevas estructuras familiares, el trabajo extradoméstico de la mujer y, en definitiva, los valores de la sociedad actual, que ha profesionalizado servicios que en épocas anteriores se desarrollaban en el hogar. La alimentación es una de las áreas que ha experimentado más cambios.
Los niños acuden desde edades muy tempranas a guarderías, escuelas infantiles y centros educativos de todo tipo que ofrecen la alimentación del mediodía. Son los comedores y/o cantinas escolares quienes proponen los planes de dietas o posibilidades de consumos, alimentos y preparaciones en el centro escolar. Por esta razón es muy importante que los programas de educación nutricional incluyan entre sus objetivos el control-supervisar-acompañar estos planes de alimentación. Al mismo tiempo, la familia debe colaborar muy directamente con la escuela para reforzar con su autoridad las propuestas saludables y estimular en sus hijos la aceptación de las mismas.
¿Constituyen los controles externos –políticas legislativas, sociales, sanitarias– respecto al consumo de alimentos una injerencia en las conductas individuales que, en principio, deberían ser respetadas?
Las conductas y hábitos promovidos por los programas de educación nutricional tienen mayor viabilidad de aplicación cuando el sujeto ejerce la elección más fácil (selecciona alimentos propios de su cultura, de su gusto, que puede permitirle su poder adquisitivo, etc.). Esta afirmación es válida para el fomento de hábitos alimentarios positivos.
En los primeros años de la vida del niño, los padres y los docentes se ven obligados a ejercer, desde su autoridad, determinados controles para favorecer el aprendizaje de las normas que integran al niño en la sociedad. Esto no supone una injerencia sino una metodología educativa que está basada en el esfuerzo, la disciplina y el razonamiento, evitando que el niño “viva como quiera”. Los estímulos positivos y el clima de afecto deben propiciarse para conseguir el máximo resultado de la acción educativa y establece modelos de conducta que constituyen un referente en la edad adulta.
Si las prácticas alimentarias que el niño tiene la oportunidad de ver en su familia son correctas, accederá a la vida de la comunidad con un patrimonio alimentario protector frente a otras alternativas del medio, no siempre adecuadas.
¿Deben incluirse en los programas de educación nutricional el aprendizaje del análisis de la publicidad que acompaña a los alimentos?
Siendo el conocimiento sobre un tema, en este caso: (a) los alimentos y su valor nutritivo, y (b) las necesidades en nutrientes y la alimentación saludable. Es necesario abordar estas ideas como punto de partida para conseguir una buena educación nutricional, todos los aspectos que rodean a la información sobre alimentos, incluyendo las promociones en salud que tanto se prodigan en la publicidad, constituyen la base y primera etapa de la educación nutricional.
La publicidad de los alimentos es una fuente de información para el consumidor. Por esta razón, es necesario que las autoridades sanitarias establezcan normas que regulen la forma en que se expresa evitando que se produzcan exageraciones o informaciones incompletas y ambiguas que creen en el consumidor expectativas imposibles.
La sutileza subliminal de la publicidad actual en la presentación de las propiedades y valores de los productos que anuncia es lo que lleva a potenciar la necesidad por conocer los términos, valorarlos e interpretarlos. Así que en los programas escolares debe incluirse este aspecto para desarrollar el juicio crítico de los niños que les convertirá en consumidores responsables y con habilidades en la toma de decisiones.
¿Es posible cambiar los hábitos de la población adulta?
Las estadísticas sanitarias reflejan una presencia de patologías relacionadas en parte con los hábitos alimentarios del orden del 35%: Enfermedad Cardiovascular, cáncer de origen alimentario,  obesidad, osteoporosis, etc.
Para combatir estas patologías se establecen regulaciones  expresadas de la forma más sencilla: reducción del colesterol, de las grasas saturadas, de la sal, consumo de verduras, frutas, cereales integrales, aporte calórico en función de las necesidades del sujeto, etc. La población adulta tiene unos hábitos de vida muy arraigados y cuando son saludables constituyen un elemento de protección contra las ECNT, pero si son negativos agudiza sus problemas y se presentan, entre otras, las patologías citadas.
La modificación de los hábitos es tanto más fácil cuanto menor es la edad del sujeto, pero ello no es razón para no intentar, con programas de educación nutricional adaptados a las características de la población adulta, los necesarios cambios en sus conductas. Por supuesto que las dificultades son mayores, pero los consejos dietéticos basados en motivaciones bien seleccionadas pueden conseguir muy buenos resultados.
En un mundo multicultural, ¿hay que flexibilizar los programas de educación nutricional?
Existen muchas formas de alimentarse y una sola de nutrirse. Esta afirmación nos recuerda que las combinaciones de alimentos que permiten obtener una dieta equilibrada y saludable son múltiples y que en los diferentes continentes, en función de la producción y la cultura alimentaria de los pueblos se pueden diseñar dietas adecuadas a las recomendaciones nutricionales.
En realidad, es la adaptación a las necesidades del sujeto sobre la base de la oferta variada la que nos da la pauta de una alimentación saludable. Actualmente, la globalización del mundo está permitiendo que nuestros mercados tengan una enorme oferta alimentaria y que alimentos que en otros tiempos se consideraban exóticos aparezcan como habituales en los mercados. Esta peculiaridad fruto de la intercomunicación constituye una gran ventaja gastronómica y nutricional, ya que no hay que aferrarse a una dieta tipo para garantizar una buena alimentación de la población.
Los programas de educación nutricional basados en la variedad y el equilibrio tienen las mayores posibilidades de éxito.


Fuente
Keloggs (2012). Manuela de Nutrición. Capitulo 6. La educación nutricional en la prevención y promoción de la salud. Disponible: https://www.kelloggsnutrition.com/es_ES/Manual_de_Nutricion.html