sábado, 15 de diciembre de 2018

Temas de interés en la Educación Alimentaria y Nutricional.


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entre marzo 2015 y diciembre 2018.
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En estos tres años y 9 meses de existencia, hemos orientado nuestros esfuerzos a contribuir, aportar, difundir, sensibilizar y participar del proceso de educar y formar a nuestra población y en especial a nuestros docentes, en el tema de la alimentación y nutrición, desde el nivel de Educación Inicial hasta la Educación Superior, en ambientes convencionales y no convencionales, con énfasis en la formación, actualización y capacitación permanente del docente de los diferentes niveles y modalidades para el Sistema Educativo Venezolano, permitiendo revalorar a la Educación Alimentaria y Nutricional como factor determinante de la salud y la calidad de vida, presente y futura de nuestros ciudadanos.
Una muestra de lo anterior se puede hallar en estos trabajos que han sido considerados por nuestra audiencia, los de mayor relevancia e interés en este tiempo.
Gracias por su apoyo
Siempre a su orden
Ernesto De La Cruz y Albino José Rojas Piñango
Publicado: 30 de junio de 2015 (3.785 visitas)
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jueves, 13 de diciembre de 2018

La cocina criolla venezolana. Nuestra hallaca


Cuando la comida de un país se convierte en gastronomía, pasa a ser parte de la cultura de ese país. Dicho de otra manera, cuando se habla de la comida simplemente como sustento o alimento, se habla con el estómago. En cambio, cuando se habla de la comida asociada a todos los sentidos y a los valores de una sociedad, se habla con el cerebro. Es entonces cuando el comer pasa a ser gastronomía y en cuanto al país, pasa a ser parte de su Patrimonio Cultural.
En Venezuela, en términos generales y hasta la segunda mitad del siglo XIX, la comida era sólo de subsistencia. Fue después de la Guerra de Independencia y de la Guerra Federal, cuando comienza verdaderamente la consolidación del Criollo Venezolano, el habitante de estas tierras, con su carga original de mestizaje racial, así como de usos, costumbres, modo de ser y aportes muy diversos, que comienzan a tener su país, estar en correspondencia con la territorialidad delimitada física y políticamente, deja de ser ciudadano de la Corona Española, comienza de corazón y espíritu, a estar comprometido, a dar todo de sí, por la venezolanidad y pasa a ser entonces lo que, con toda propiedad, podríamos llamar el Criollo Venezolano.
Este “nuevo” criollo es, además, abierto a recibir y hermanarse libremente con gente de otras latitudes, los que muchas veces a su vez tendrán tan arraigo por el sentido de venezolanidad que pasan a ser igualmente criollos. Por estas y otras razones, su comida comenzó a conformarse, a refinarse, a ser contemporánea y pasó a ser gastronomía, comenzó a ocupar su lugar en el Patrimonio Cultural de los venezolanos, de allí la denominación de Cocina Criolla Venezolana.
El Mestizaje en la cocina
A comienzos de la segunda mitad del siglo XIX, nuestra comida se había conformado, desde la llegada de los españoles a partir de tres fuentes: La Indígena, representada por los pueblos originarios, relativamente nómadas, cazadores, recolectados que utilizaban ingredientes americanos (el maíz y la yuca) completamente desconocidos para los europeos, con una cocina elemental y de subsistencia. La Africana subsahariana, representada por esclavos, que muy poco trajeron consigo como ingredientes y procesos y, la Española que trajo ingredientes esenciales, condimentos, especias y animales domésticos, entretanto, trataba de reemplazar, algunos de sus ingredientes por otros locales.
Pronto se agregaron a la cocina local, otras dos fuentes o influencias. Por una parte, la llegada de contingentes de canarios (españoles). Por la otra, el contrabando de productos europeos a través de las islas del Caribe, cercanas a nuestras costas. Esto permitió el conocimiento y en el archivo de la memoria gustativa, de otros sabores diferentes y de calidades diversas a la de los españoles. Esto fue importante para la conformación de la cocina criolla venezolana, la que comienza a tener forma a fines del Siglo XIX, dejando de ser más o menos rural, para ser cada día más urbana, más refinada, más compleja y en definitiva, cosmopolita, como lo es hoy.
A este proceso contribuyó la fuerte inmigración mediterránea, formada por italianos, corsos, sardos, libaneses, sirios, judíos sefarditas, alemanes, franceses, ingleses, durante la segunda mitad del Siglo XIX, fue numerosa, se instalaron en todo el territorio nacional y algunos establecieron posadas y pensiones.
Más tarde, alrededor de 1945, al concluir la Segunda Guerra Mundial, recibimos otra oleada de inmigrantes procedentes de diversos países: italianos, españoles, portugueses, centro europeos.  Y otra gran oleada a partir de 1950-60 de todos los países latinoamericanos, algunos establecieron posadas, restaurantes, pensiones y hoteles en todo en territorio nacional, en los cuales, estaban presentes algunos de los sabores de sus respectivos países.
Todo este proceso tuvo influencia directa o indirecta en el conocimiento y en el uso de nuevos ingredientes y en la popularización de nuevos platos y tipos de comidas. Adicionalmente la presencia de las empresas y personal norteamericanos en la naciente industria petrolera, puso en contacto a muchos venezolanos con nuevos ingredientes y electrodomésticos desconocidos, produciendo aportes a nuestra dieta, estructurales y de procesos de cocina.
A la larga, nuestra comida es el producto de muchos aportes, en mayor parte europeos, que se mezclan con lo indígena y lo africano existentes, para conformar una cocina cosmopolita, que, a pesar de eso, nunca pierde, sino que cada vez acentúa más, su esencia cosmopolita y su sabor venezolano. Es a esa comida, que comienza a perdurar en el tiempo hasta hoy, y se le denomina como Cocina Criolla.
Debemos agregar que el venezolano nunca ha estado interesado en su comida como Patrimonio Cultural que es y que debe ser conservado, tanto que nunca ha estado asociada con otras áreas culturales como la pintura y la literatura, por ejemplo. Se puede entender entonces, como en 1970 nuestra comida estaba prácticamente olvidada y el repertorio reducido al mínimo. Esto trajo además como consecuencia que el venezolano cubriera su ignorancia con vergüenza por no conocerla, considerándola fea o poco atractiva, ordinaria e inadecuada para servirla en restaurantes. 
En todo caso, valorar nuestra comida es casi un imperativo para todo cocinero y venezolano en general, pues es la forma de conocer a fondo nuestros ingredientes, sus sabores y sus cualidades, además que de esa manera tendrán un amplio repertorio de platos y sabores que facilitaran su creatividad para complacer el paladar de familiares, amigos y clientes, los que en pequeña escala conocen o se sienten cómodos con el sabor venezolano, el sabor de la infancia.
Nuestra Hallaca. Patrimonio de la cocina criolla
Más que una simple tradición, para los venezolanos, la hallaca es algo más trascendente, es un símbolo de identidad colectiva. Es un sentimiento y un valor de la venezolanidad que tiene su máxima expresión cada diciembre, especialmente en Navidad y Año Nuevo.
La hallaca nos hace sentir íntegramente venezolanos donde nos encontremos, es como estar paladeando a Venezuela, lo que esta sintetizado en una frase: la mejor hallaca es la de mi mamá.
En cuanto a su “venezolanidad”, que se haya originado en nuestro territorio, creo que dos hechos, entre otros, son suficientes para afirmarlo. Por una parte, el que sea un símbolo tan esencial como alimento típico y unido a unas fechas y fiestas tan tradicionales, en cuyas cenas la hallaca no puede faltar. Por otra parte, que la preparación de la hallaca esté tan indisolublemente unida a cada familia, lo convierte en un plato de Tradición Nacional.
Es norma que todos los miembros de la familia intervengan en su preparación, aún los menores. De esa manera en cada familia todos van adquiriendo pericia en cada uno de los pasos de la preparación, tales como: Adquisición de los ingredientes; preparación de la manteca de cerdo y agregado del onoto; cocimiento y molido del maíz y preparación de la masa; preparación del suministro, durante el llenado de las hallacas, de los adornos; preparación y prueba del guiso o relleno; lavado, secado, seleccionado y engrasado de las hojas; llenado de las hallacas con el guiso; envoltura final; amarrado; cocimiento inicial y escurrido. Como se podrá ver, la necesidad de una tropa numerosa y especializada en cada fase, que a su vez es parte de la tradición familiar, constituye un componente importante de nuestro Patrimonio Cultural.
En lo que si no hay acuerdo es en cuanto al origen de la hallaca. Su nombre proviene de “ayaca”, voz de las tribus que habitaban en la región centro-occidental del país, con la cual designaban unos paquetes rudimentarios de masa de maíz, quizás el antecesor de nuestras hallaquitas, lo que, en principio, confirma el origen del nombre, y sugiere que de la hallaca como tal, en nuestro territorio.
Sin embargo la hallaca como plato, tal como lo conocemos hoy, no aparece muy temprano en nuestro repertorio gastronómico, pues la primera referencia es a finales del siglo XVIII en papeles del convento de las monjas de la Concepción en Caracas. Lo cual conlleva a que su origen no sea aborigen, aún cuando si autóctona, posiblemente caraqueña, también que no sea un tamal, aunque de él podría tener algo que nos lo recuerda, pues habría aparecido más temprano en la historia.
La hallaca por su complejidad, refinamiento, maestría gastronómica en su concepción y en su ejecución, no puede ser un producto de la casualidad, tampoco pudo ser un producto casual obtenido del reacomodo de sobrantes por esclavos. Por el contrario, la hallaca debió ser el resultado de un proceso costoso de perfeccionamiento y refinamiento constante, guardando cierta lejana relación, solo por el uso del maíz, con un bollo o un tamal, que a diferencia del pastel, puede tener algún relleno que nunca es realmente un guiso. En el tamal, la masa como cubierta no alcanza a tener la importancia que tiene en la hallaca, una diferencia esencial, entre la rusticidad del tamal y el refinanciamiento de la hallaca.
La hallaca es definitivamente, un pastel mestizo. Del indio la masa de maíz de la cubierta y el conocimiento de que la masa se endurece al hervirla, lo que le permite contener el relleno y, como consecuencia, la manera de envolverla en hojas vegetales; también quizás la utilización del onoto (americano) como colorante para hacer más atractiva la masa. Del africano, quizás su contribución a su sabor y su aroma exuberante. Del español, todo lo demás, algunos ingredientes, el concepto básico del pastel y el proceso culinario, con acento árabe incluso, heredados por el criollo, y del cual se habría servido para crear esa preparación y para dirigir el proceso de su preparación.
Por ello la hallaca encierra la síntesis de mestizaje y a la vez de cosmopolitismo de nuestra comida, que lo es también del venezolano, que absorbe, transforma y utiliza fácilmente y a su manera, todo cuanto le gusta o le interesa.


Fuente:
Armando Scannone Tempone (2008). Cocina Criolla Venezolana. En Fundación Venezuela Positiva. Nuestra cultura gastronómica: origen, influencias y mestizajes. Cap. XXIII, pág. 427-446. Caracas.

jueves, 6 de diciembre de 2018

Hidratación. Líquidos para la vida


El agua es, por mucho, la sustancia más abundante sobre la Tierra, así como en nuestros cuerpos. De hecho, de los 3.6 kilogramos que pesa en promedio un recién nacido, cerca de 2.7 kilogramos son agua. El líquido no sólo es abundante, sino que resulta esencial para la vida pues todos los procesos metabólicos ocurren en un medio acuoso.
El agua, debido a sus múltiples propiedades, desempeña numerosas funciones corporales esenciales para la vida. Las principales propiedades del agua son:
.- Transporta los nutrimentos y los desechos de las células y otras sustancias, como hormonas, enzimas, plaquetas y células sanguíneas.
.- Es un excelente solvente y medio de suspensión. Muchos sustratos se disuelven o llegan a estar suspendidos en agua, lo que les permite reaccionar para formar nuevos compuestos.
.- Como solvente, se combina con moléculas viscosas para formar fluidos lubricantes para las articulaciones, las mucosas que lubrican los tractos digestivo y genitourinario, el líquido ceroso que lubrica las vísceras, así como la saliva y otras secreciones que lubrican los alimentos a su paso por el tracto digestivo.
.- Absorbe el calor ante cualquier cambio en la temperatura, aun cuando éste sea relativamente pequeño. Dada su capacidad de almacenamiento térmico, el agua ayuda a regular la temperatura del cuerpo absorbiendo el calor y liberándolo a través de la producción y evaporación de transpiración.
.- Es una unidad estructural importante del organismo. Mantiene la forma celular, constituye una parte integral de las membranas celulares, amortigua los órganos y ayuda a mantener las estructuras del cuerpo.
La cantidad de agua en el cuerpo humano, llamada agua corporal total (ACT), varía con la edad, el sexo, la masa muscular y el tejido adiposo. En individuos sanos, el ACT sufre pocas modificaciones, excepto como resultado del crecimiento, el aumento o pérdida de peso, o condiciones tales como la gestación y la lactancia. Sin embargo, la cantidad de ACT varía significativamente de persona a persona, debido a una diversidad de factores.
La masa muscular en los adultos está conformada por alrededor de 70 a 75% de agua, mientras que el tejido adiposo constituye entre 10 y 40% del peso corporal. A ello se debe que las mujeres suelen tener un porcentaje de agua corporal menor que los hombres, pues poseen una proporción de grasa relativamente más alta; a medida que aumenta el tejido adiposo, la porción acuosa corporal disminuye Con el envejecimiento se reduce el ACT, debido sobre todo a la pérdida de masa muscular. Por ejemplo, el agua ocupa 74% del organismo en una niña recién nacida, pero esa proporción desciende hasta 47% en una mujer de 51 años; un varón de la misma edad tiene 56% de agua.
El equilibrio del agua corporal es el resultado del equilibrio entre el consumo y la pérdida de agua. Cuando el ingreso y el gasto son iguales, se mantiene el equilibrio. Los términos hidratación y euhidratación se emplean para describir el estado de equilibrio de agua.
En condiciones de temperatura templada, los individuos sedentarios o con escasa actividad pierden agua a través de la orina, las heces, la respiración y la evaporación. La cantidad mínima de pérdida de líquido que puede ocurrir se conoce como pérdida obligatoria de agua. Hay una gran variedad de factores que puede determinar esta pérdida; por ejemplo, la pérdida obligatoria de orina ocurre por la necesidad de eliminar varios solutos del cuerpo.
La capacidad de concentración urinaria varía con la edad y con la presencia de alguna enfermedad renal. En condiciones normales, la pérdida de agua a través de las heces es muy pequeña: apenas unos 100 mL/día.
La pérdida por evaporación del agua que pasa a través de la piel (difusión transepidérmica) y el líquido que se elimina a través del tracto respiratorio son denominadas pérdida insensible de agua, que se correlaciona con la disipación de calor metabólico.
Aun cuando el gasto energético y el área de superficie corporal sean iguales, la pérdida insensible de agua a través de la piel y los pulmones varía. La humedad y  la temperatura ambiental, la presión barométrica, la altitud, el volumen de aire inspirado, las corrientes de aire, la ropa, la circulación sanguínea a través de la piel y el contenido de agua en el cuerpo pueden afectar la pérdida insensible de agua. La actividad física tiene un mayor efecto que las condiciones ambientales sobre la pérdida insensible de agua y la pérdida por sudor.
El agua que proviene de los alimentos que comemos y de los líquidos que bebemos constituye casi la totalidad -salvo una pequeña porción- del agua diaria que utiliza el organismo. La deshidratación puede afectar de manera desfavorable el funcionamiento físico y mental. Además, se le ha señalado como factor de riesgo que contribuye a desencadenar o exacerbar algunas enfermedades.
La cantidad de agua necesaria para reemplazar las pérdidas es el requerimiento absoluto. Como los requerimientos no se pueden predecir con precisión, excepto bajo condiciones controladas, las recomendaciones son parámetros que se emplean en la evaluación y la planificación de dietas para individuos y grupos y, por ende, para establecer políticas.
Los requerimientos de agua están determinados por el metabolismo del individuo, las condiciones ambientales y el grado de actividad. Por lo tanto, son extremadamente variables. No sólo los requerimientos cambian de un individuo a otro, sino que pueden variar para una misma persona día con día. “No hay un nivel único de consumo de agua que pueda asegurar la hidratación adecuada y la salud óptima para la mitad de todas las personas aparentemente sanas en todas las condiciones ambientales"
1 a 3 años: 1.3 L/día de agua total. Considera unos 0.9 L (~4 tazas) como bebidas totales, incluyendo agua potable.
4 a 8 años: 1.4 L/día de agua total. Considera unos 1.2 L (~5 tazas) como bebidas totales, incluyendo agua potable
Ambos géneros de 4 a 8 años 1.7 L/día de agua total
Varones de 9 a 13 años 2.5 L/día de agua total
Mujeres de 9 a 13 años 2.2 L/día de agua total
Varones de 14 a 18 años 3.4 L/día de agua total
Mujeres de 14 a 18 años 2.4 L/día de agua total
Aunque el contenido de agua corporal como porcentaje de la masa corporal disminuye con la edad, los niños mantienen una proporción más alta de ACT en comparación con los adultos. Aunado a esto, los niños tienen menos tolerancia al calor que los adultos, especialmente durante la actividad física en ambientes cálidos.
En comparación con los adultos, los niños poseen una tasa metabólica más alta durante la actividad física, una mayor relación área de superficie-masa corporal, una menor capacidad de sudoración, un gasto cardiaco inferior a un nivel metabólico dado y tardan más en aclimatarse.
La producción de sudor es menor en los niños que en los adultos y se han observado diferencias que dependen de la etapa de desarrollo. En condiciones ambientales similares, los niños en la prepubertad sudan menos que aquellos que están en la pubertad media o tardía. Por lo tanto, el reemplazo adecuado de líquidos tiene particular importancia. A los niños que juegan o se ejercitan en el calor se les debe alentar para que beban líquidos y es recomendable mantenerlos bajo supervisión.
Los niños -en especial los bebés y los que empiezan a caminar- tienen un mayor riesgo de deshidratación que los adultos. La deshidratación en los niños no sólo es un asunto serio, sino que puede poner en riesgo su vida. Es importante que los padres y demás cuidadores conozcan los signos y síntomas de deshidratación en los niños y sepan qué hacer en caso de que ésta se presente.
En los bebés y niños pequeños, el vómito y la diarrea son las causas más comunes de deshidratación. Los síntomas de deshidratación incluyen: llanto sin lágrimas; piel, boca y lengua secas; ojos hundidos; piel grisácea; fontanela hundida en los bebés; disminución de la orina.
La orina normal de bebés menores de tres meses de edad se traduce en un pañal mojado al menos cada seis horas. Los niños que empiezan a caminar deben mojar por lo menos tres pañales al día.
En un ambiente templado y en condiciones de escasa actividad física, la pérdida de agua a través del sudor usualmente es baja. Pero una sudoración profusa puede ser la fuente principal de pérdida de agua y electrólitos para personas que se ejercitan o trabajan en calor extremo. En los individuos físicamente activos, la sudoración es el factor que produce mayor pérdida de agua. Los requerimientos de líquido total van desde dos hasta 16 L/día, dependiendo de la carga de trabajo y del grado de calor. Para poblaciones activas que viven en clima tropical, las pérdidas diarias por sudor con frecuencia son de 2 a 7 L/día adicionales. 
La pérdida de sudor varía de acuerdo con diversos factores, como la intensidad y duración del ejercicio, edad, sexo, entrenamiento, aclimatación al calor, temperatura del aire, humedad, velocidad del viento, nubosidad, tipo de ropa y tasa de sudor individual.  Las pérdidas por sudor durante el esfuerzo físico en el temperaturas elevadas pueden exceder 1 L/hora con una pérdida adicional de sodio mayor de 35 a 50 mmol/L (0.8 a 1.15 g/L). La pérdida de sodio puede exceder la ingestión cuando se realiza una intensa actividad física en un ambiente cálido; esa posibilidad aumenta en individuos no aclimatados.
La deshidratación no es una condición benigna. Por el contrario, se le asocia con un creciente riesgo de caídas, infección del tracto urinario, enfermedad dental, trastornos broncopulmonares, cálculos renales, cáncer, constipación y deterioro de la función cognitiva. Además, es un precursor independiente de mortalidad en los adultos.
Sobre la base de los supuestos efectos deshidratantes de la cafeína, con frecuencia se busca disuadir o prohibir el consumo de bebidas con este componente a los adultos mayores. Las investigaciones actuales muestran que el café, el té y otras bebidas que contienen cafeína no incrementan la eliminación de orina ni afectan en forma negativa los indicadores de hidratación en aquellos individuos que están acostumbrados a consumir cafeína.
En consecuencia, las bebidas que contienen cafeína pueden formar parte del consumo diario de agua total. De hecho, la inclusión de bebidas con cafeína en las dietas de los adultos mayores no sólo aumenta las opciones de líquido, sino que además incrementa la calidad de vida de aquellos que las han consumido desde tiempo atrás o durante una parte significativa de su vida.
Datos de consumo respaldan la observación de que existe una influencia cultural en el comportamiento relacionado con la ingestión de bebidas. Los británicos y japoneses son conocidos por su consumo de té; los italianos y españoles, por el vino. Se sabe que la cultura es una de las principales determinantes de las preferencias con respecto a los alimentos y bebidas. Sin embargo, se conocen otros factores que influyen en la selección de bebidas, como los atributos sensoriales del color, sabor, olor y textura. La apariencia y la temperatura, al igual que la disponibilidad, también tienen un efecto sobre el consumo.
El consumo de bebidas varía durante el día. La mayor parte de éste, ocurre durante las comidas. Además, el tipo de bebidas difiere de acuerdo con la ocasión. Por ejemplo, la leche se bebe con frecuencia junto con los alimentos, mientras que las bebidas alcohólicas son más comunes en reuniones sociales.


Fuente:
Ann C. Grandjean y Sheila M. Campbell (2006). Hidratación. Líquidos para la vida. Edición en español ILSI de México, A.C. [ILSI NA, International Life Sciences Institute, North América]. Impreso en México.