jueves, 26 de diciembre de 2019

Nuestro repertorio culinario. El Machucao.


Hemos abogado por la restauración de nuestras tradiciones culinarias, por volvernos hacia nosotros mismos después de tanta dependencia de condumios foráneos.
Estamos seguros de que si lo hacemos encontraremos en lo nuestro, el mismo regocijo que embargó a Francisco de Miranda cuando, en 1806, después de su larga aventura internacional, cansado el paladar de tantas mesas cortesanas, llegó a Coro en su primer conato de implantar la libertad y fue recibido por un vecino que le dio cama y sustento y a quien, después de dar las gracias, comentó conmovido el Precursor, ante la perspectiva de comer a la manera del país que “…su ordinario almuerzo en casa de su padre era hallaca, olleta, mondongo y hallaquita con diversidad de días; que hacía treinta años que no lo probaba”.
Podría salir alguien al paso alegando, las dificultades que presentan las preparaciones criollas impiden que se las practique en nuestros presentes festines. Pero no debe afectarnos tal argumento.
Es falso que todos nuestros platos requieran la complicación que se asocia con algunos de ellos, como la hallaca. Existen numerosos manjares en el repertorio culinario venezolano cuya elaboración es simple sin que esa sencillez desmerite un sabroso resultado.
Lo que sucede generalmente, es que quienes plantean estos argumentos, en el mejor de los casos, conocen solo dos o tres de nuestros platos típicos.
La riqueza de nuestro acervo culinario se evidencia cuando nos adentramos en el pasado y vamos encontrando deleitosas sorpresas que salen de nuevo a la luz, sea de viejos cuadernos de recetas o de los más recónditos repliegues de la memoria de nuestra gastronomía antigua.
Por ejemplo, al revisar la alimentación que tenían los esclavos negros en la época colonial, después de pasar revista al funche y a la cafunga (primos hermanos americanos del fu-fu del África occidental), viene a la mesa el machucao.
Su humilde origen hace que resalte todavía más su excelencia y que constituya incontestable razón para proseguir la restauración gastronómica criolla.
Machucao
Ingredientes
1 Kg de auyama
1 Kg de batata
2 cocos grandes con su agua
500 gramos de frijoles blancos
500 gramos de lisa salada
Tomate, ají dulce, pimentón, ajo, cebolla y color para el sofrito.
Sal y picante de ajicero al gusto
Preparación
1) La víspera se pone a remojar los frijoles y a desalar el pescado.
2) Se prepara la leche que den los cocos por el procedimiento clásico.
3) Se cocinan la auyama y la batata, troceadas, en la leche de coco, hasta que se ablanden.
4) Se cocinan, en su agua de remojo, los frijoles hasta que se ablanden y luego se escurre.
5) Se prepara el sofrito con abundante tomate, hasta lograr una salsa donde se guisan los frijolitos, salándolos y añadiéndoles picante al gusto.
6) Se pasan por un colador, sobre una olla, la auyama y la batata con la leche de coco en que se cocinaron, y se les añade el guiso de los frijoles, se revuelve y se calienta todo de nuevo.
7) Se pasa el pescado, ya desalado, por una parrilla o por una plancha unos pocos minutos y se desmenuza.
8) Se sirve el potaje en platos individuales esparciéndoles los trocitos de pescado.
Así, para nosotros, historiadores de profesión, es gratificante encontrar que la disciplina que cultivamos es herramienta eficaz para el hallazgo de fórmulas alimentarias, muchas veces caídas en desuso, capaz de figurar en el yantar de hoy y en la mesa de numerosos compatriotas.


Fuente:
José Rafael Lovera (2006). Gastronaúticas. Ensayos sobre temas gastronómicos. P. 193-195. Fundación Bigott. Caracas.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Nuestra alimentación depende de la inocuidad alimentaria


Los alimentos están evolucionando. Bebidas para sustituir a la comida sólida, pasta impresa en 3D, carne cultivada en laboratorios... Éstas son solo algunas de las alternativas recientes. Independientemente de cuál sea nuestra opinión al respecto, a medida que los alimentos cambian, también lo hará nuestra necesidad de definir su inocuidad.

Para que un alimento sea considerado como tal, debe ser inocuo. Los alimentos nutritivos nos aportan la energía y los nutrientes necesarios para mantenernos saludables y activos. Para ello, nuestros alimentos deben superar diversas pruebas que acrediten que no contienen niveles perjudiciales de toxinas o microorganismos.
Cada año fallecen en el mundo más de 420.000 personas, y cerca de 600 millones enferman al ingerir alimentos contaminados. Con el aumento del comercio mundial, mantener la inocuidad de los productos alimentarios plantea cada vez más desafíos, ya que éstos recorren grandes distancias atravesando fronteras.
Sin embargo, el comercio de alimentos es una actividad útil y habitual en nuestro planeta, que beneficia tanto a los países importadores como a los exportadores. El comercio alimentario puede aumentar la disponibilidad de alimentos nutritivos y compensar las malas cosechas u otras perturbaciones del suministro.
También puede contribuir a afianzar y crear empleo para los productores de alimentos. Un brote de una enfermedad transmitida por alimentos puede alterar o destruir los medios de vida de miles de personas. Asegurar que la producción y manipulación de alimentos mantienen su inocuidad a lo largo de toda la cadena de suministro protege la salud de la población, salvaguarda sus empleos y establece condiciones de igualdad para el comercio.
Cuando sobrevienen las enfermedades transmitidas por los alimentos, las autoridades sanitarias deben identificar los denominadores comunes del brote y localizar la fuente de contaminación. No es una tarea fácil. Pero las nuevas herramientas científicas están consiguiendo que el proceso sea más rápido y efectivo.
Un avance científico importante, la secuenciación del genoma completo (SGC), identifica los patógenos leyendo sus combinaciones de genes. La SGC es una técnica que lee la información genética y puede revelar una secuencia distinta e identificar microorganismos concretos. Estas secuencias de ADN son como las huellas dactilares. Son exclusivas de cada organismo y su cepa y, por ello, esta técnica de SGC puede identificar patógenos con un nivel de precisión no conocido hasta la fecha.
La SGC nos ayuda a identificar patógenos y a mantener la actividad de nuestro comercio alimentario de cuatro maneras:
1. La SGC puede ayudar a identificar con mayor precisión en un alimento con múltiples ingredientes cuál es el responsable de un brote. Cuando comes un huevo y enfermas, sabes que ha sido culpa del huevo. ¿Pero qué sucede si te pones enfermo después de comer una pizca andina? ¿Han sido los huevos, la leche o el queso, el caldo u otro ingrediente? La SGC puede detectar qué ingrediente específico transportaba el patógeno, con mayor precisión que los métodos convencionales.
2. La SGC permite identificar la fuente de contaminación. Saber en qué punto de la cadena alimentaria se ha contaminado un alimento evita que culpemos sin tener evidencias a los restaurantes u otros negocios para el consumidor.
Por ejemplo, en junio de 2014 hubo un brote importante de Salmonella en varios países, aparentemente relacionado con el consumo de huevos. Se registraron de 350 casos en diversos países europeos. Tomando muestras de cinco restaurantes en Inglaterra, la SGC demostró que los casos eran distintos pero estaban relacionados. La SGC de muestras adicionales procedentes de diversos países europeos demostró que los focos de contaminación eran independientes pero tenían su origen en un único productor europeo de huevos.
3. La SGC ayuda a determinar qué enfermedades forman parte de un brote. Cuando se producen los brotes, es muy difícil saber si la causa de la enfermedad de una persona es la misma que la de otra, en especial si se encuentran en zonas diferentes del país. Con la secuenciación del genoma, resulta más sencillo identificar el patógeno y el tipo de enfermedad que puede provocar.
4. La SGC puede mostrar con mayor claridad los vínculos entre brotes multinacionales. El caso de la Salmonella mencionado anteriormente subraya también la importancia de poner los datos de secuenciación del genoma a disposición de los países. El intercambio global de datos de la SGC podría mejorar la respuesta a un brote transmitido por los alimentos y evitar su propagación.
La tecnología de la SGC es de aplicación universal y el intercambio de información a nivel mundial es esencial para aprovechar al máximo esta herramienta. Sin embargo, aunque el coste de esta tecnología está disminuyendo, no todos los países tienen medios suficientes para aplicarla.
Habitualmente se carece de infraestructuras de laboratorio y capacidades para realizar este tipo de análisis, en especial en los países menos desarrollados. Debe haber un compromiso global para que la SGC esté disponible en todos los países y se convierta en una herramienta eficaz para fortalecer los sistemas de seguridad alimentaria globales y locales.
La FAO facilita una red informal de países en desarrollo para compartir información, conocimientos y experiencia en el uso de la SGC para la gestión de la inocuidad alimentaria. A fecha de agosto de 2018, había 17 países participando en esta red.
Los alimentos insalubres impiden la absorción de nutrientes, dando lugar a una nutrición inadecuada, que a su vez hace que la población sea más susceptible a las enfermedades.  Es un círculo vicioso que se debe romper.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, que se centra en poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible, solo podrá alcanzarse cuando los alimentos sean inocuos. Ésta es la base para un mundo con “HambreCero”.
Fuente:
FAO (2018). La secuenciación del genoma completo nos ayuda a comprender los riesgos para nuestros alimentos

jueves, 12 de diciembre de 2019

Promoción de salud en el lugar de trabajo


La salud de los trabajadores se encuentra influenciada por diferentes aspectos intervinculados, entre ellos se encuentran: la globalización, el sistema de trabajo, la situación epidemiológica del país, entre otros, que no sólo tienen que ver con el ambiente de trabajo en el cual se desarrolla. Sin embargo, en el lugar de trabajo se genera un microclima propicio tanto para el desarrollo de enfermedades como para la prevención de las mismas.
Son los organismos internacionales los que velan por las estrategias de promoción de salud en el lugar de trabajo. Por ejemplo, en lo que respecta a las políticas en salud de los países y la responsabilidad de las instituciones/empresas con sus empleados, esto debe representar una acción ejemplarizante referido a varias medidas de abordaje de las enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT) que han incrementado en los últimos años, Regulación para el Control del Tabaco, las Guía Alimentaria para la Población Venezolana (el trompo de los grupos de alimentos), la Guía de Actividad Física y orientación al espacio activo (INN), entre otros muchos ejemplos.
Venezuela es miembro de la OIT desde el año 1919. Nuestro  país ha ratificado 54 convenios (48 actualmente en vigor) entre los cuales se encuentran los 8 convenios fundamentales. El Convenio núm. 182 sobre las peores formas de trabajo infantil es el más reciente y fue ratificado el 26 de octubre del 2005 y C120 sobre higiene y seguridad en el trabajo y oficinas. Sin embargo existen muy pocas estrategias de promoción de salud en el lugar de trabajo que hayan sido aplicadas.
Dicha convenio (C-120), obliga a los Estados e instituciones públicas y privadas a comprometerse en que:
- Todos los locales utilizados por los trabajadores y los equipos de tales locales deberán ser mantenidos en buen estado de conservación y de limpieza.
- Todos los locales utilizados por los trabajadores deberán tener suficiente y adecuada ventilación natural o artificial, o ambas a la vez, que provean a dichos locales de aire puro o purificado.
- Todos los locales utilizados por los trabajadores deberán estar iluminados de manera suficiente y apropiada. Los lugares de trabajo tendrán, dentro de lo posible, luz natural.
- En todos los locales utilizados por los trabajadores se deberá mantener la temperatura más agradable y que permitan las circunstancias.
- Todos los locales de trabajo, así como los puestos de trabajo, estarán instalados de manera que no se produzca un efecto nocivo para la salud de los trabajadores.
- Se deberá poner a disposición de los trabajadores, en cantidad suficiente, agua potable o cualquier otra bebida sana.
- Deberán existir instalaciones para lavarse e instalaciones sanitarias, apropiadas y en número suficiente, que serán mantenidas en condiciones satisfactorias.
- Se deberán poner asientos adecuados y en número suficiente a disposición de los trabajadores, y éstos deberán tener la posibilidad de utilizarlos en una medida razonable.
- Para que los trabajadores puedan cambiarse de ropa, dejar las prendas que no vistan durante el trabajo y ponerlas a secar, deberán proporcionarse instalaciones adecuadas y mantenerlas en condiciones satisfactorias.
- Los locales subterráneos y los locales sin ventanas en los que se efectúe regularmente un trabajo deberán ajustarse a normas de higiene adecuadas.
- Los trabajadores deberán estar protegidos, por medidas adecuadas y de posible aplicación, contra las sustancias o los procedimientos incómodos, insalubres o tóxicos, o nocivos por cualquier razón que sea. La autoridad competente prescribirá, cuando la naturaleza del trabajo lo exija, la utilización de equipos de protección personal.
- Deberán ser reducidos con medidas apropiadas y practicables y en todo lo que sea posible los ruidos y las vibraciones que puedan producir efectos nocivos en los trabajadores.
En forma general, existe evidencia acerca de los beneficios de promover la salud en el lugar de trabajo, entre ellas se destaca la reducción de los factores de riesgo, el aumento de la productividad nacional en hasta un 20%  y la mejora del clima institucional, mejorando la satisfacción de los trabajadores para con el trabajo.
En los últimos años nuestro país se encuentra en la etapa de cambios alimenticios y nutricionales de gran importancia y preocupación por diversos factores y organizaciones del Estado (INN, ENCOVI, MPPS).
A estos factores se agrega el sedentarismo y la inactividad física. De forma agrupada las ECNT (cardiovasculares, cerebrovasculares, cáncer, diabetes; determinan el 51,96% de la mortalidad en la RBV), según el anuario de mortalidad del MPPS, (2018).
Según el reciente informe de la Comisión Independiente de Alto Nivel de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre ECNT, establecida en 2017 por el Director General de la OMS, Sr. Adhanom Ghebreyesus, se reconoce la falta de progresos mundiales suficientes en la lucha contra las mismas. Es muy probable de que no se pueda alcanzar la meta (3,4) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La OMS proporciona argumentos económicos en favor de la inversión en la esfera de las ECNT. Revela que el apoyo en intervenciones costo efectivas en países de ingresos bajos y medianos, para el 2030 verán un retorno de U$S7 por persona por cada dólar invertido. Dentro de las inversiones costo eficaces (≤1$100 por AVAD evitado en los países de ingresos bajos y medianos), la OMS declara dentro de las primeras 16 mejores reducir la ingesta de sal mediante la creación de un entorno propicio en instituciones públicas, tales como los lugares de trabajo.
También dentro de las intervenciones costo eficaces señala realizar campañas de educación pública y sensibilización en toda la comunidad con el fin de promover la actividad física, incluida una campaña en medios de comunicación, combinada con otros programas comunitarios de educación, motivación y concienciación medioambiental dirigidos a propiciar un cambio comportamental respecto de los niveles de actividad física.
Las intervenciones en promoción de salud en el lugar de trabajo se caracterizan por tener una mirada higienista, sin contemplar características propias del sector laboral sobre el que se ejecuta la iniciativa. Consideramos pertinente la construcción de una estrategia de promoción de salud en el lugar de trabajo que sea de forma integral, intersectorial, con una mirada interdisciplinaria que sea sostenible a lo largo de la vida institucional.
Una perspectiva higienista tiene la desventaja de ser reduccionista al control del factor de riesgo olvidándonos de la necesidad de un abordaje integral.
Fuente:
Ana Silvina Carrato Alfonso1 y María Cecilia Miranda Rabellino (2019). Promoción de salud en el lugar de trabajo y control de enfermedades no transmisibles (ENT): Un reto para las instituciones en el siglo XXI. Revista española de nutrición humana y dietética. Vol.23. Nª Extra 1. p.43-54. Disponible: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7025696

Organización Internacional del Trabajo. C-120 (1966) Convenio sobre la seguridad e higiene en el trabajo y oficinas: https://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO:12100:P12100_INSTRUMENT_ID:312265:NO


jueves, 5 de diciembre de 2019

Los alimentos saludables a través de los sentidos

Los animales irracionales se alimentan usando su instinto pero el hombre tiene que aprender a alimentarte. Como seres humanos, tenemos las herramientas proporcionadas por la naturaleza para integrar al mundo Estamos dotados de mecanismos fisiológicos para percibir la realidad.
Las distintas apreciaciones –percepciones- sensoriales nos llegan a través de lo que conocemos como los sentidos. A través de ellos podemos obtener información valiosa para nuestro cerebro, lo cual es clave para generar un aprendizaje significativo.
Comer bien es la base fundamental para una vida saludable, placentera y productiva. La comida estimula todos los sentidos, por su apariencia, disposición, textura, forma, sabor, temperatura, color y aroma. Este tipo de estímulos son suficientes para hacer que una persona coma incluso si no tienes hambre, solo por diversión.
Lamentablemente, la búsqueda del placer no siempre conduce a una nutrición óptima para salud. La cantidad excesiva conduce a la obesidad y una deficiencia –déficit- de alimentación a pesar de no exceder las calorías requeridas también traerá problemas de salud.
No es difícil aprender a comer para tener una buena salud. Hoy en día, la alimentación saludable es un tema pendiente en la juventud y es por eso que enfocamos el estudio sobre si una educación multisensorial proporcionará a los niños buenos hábitos alimenticios porque como dijo Aristóteles: "no hay nada en la conciencia que no ha sido experimentada antes por los sentidos”.
La investigación se orientó a evidenciar como los sentidos constituyen una herramienta indispensable para adquirir hábitos alimenticios sanos y placenteros.
Para ello se seleccionó una escuela de educación infantil y primaria con 232 niños y niñas. Donde la intervención se dirigió a un grupo de 46 niños de 6 a 8 años de primero y segundo grado y se desarrolló con la colaboración de maestros y miembros de la asociación de representantes y la autorización de los padres (además para conocer y evitar posibles alergias alimentarias).
Como herramientas de trabajo se utilizó el taller sensorial de alimentos del Programa Perseo publicado por el Ministerio de Sanidad y Política Social en España. El programa consiste en un conjunto de intervenciones escolares simples que involucran a familias y trabajando simultáneamente en la cantina –cafetería- y en el ambiente escolar para facilitar la elección entre las opciones más saludables.
El taller tiene un abordaje multidisciplinario dura 2 horas (dentro del horario escolar) y comienza con una breve introducción destinada a todos los estudiantes para presentar los cinco sentidos. Una vez que se realiza esta presentación, procedemos al desarrollo práctico del taller.
Para ello, cada clase se divide en dos grupos para facilitar la atención y participación de los niños. Comenzamos con "vista", es el primer sentido con qué recibimos la comida y nuestro objetivo es aprender a evaluar la apariencia y presentación de los alimentos.
Ofrecemos a cada niño dos platos (1: fresa, lechuga y zanahoria, 2: berenjena y acelga), y cada uno de ellos elegirá el que le gustaría probar e intentará explicar las razones de su elección.
Continuamos con el sentido del "gusto", que tiene como objetivo presentar a los estudiantes la diferenciación gustativa –percepción- de los sabores (dulce, amargo, salado y agrio).
Se introducen cuatro tazones para niños que contienen alimentos representativos de estos sabores (azúcar, sal, limón y chocolate negro en polvo), y luego de probarlos indicarán el sabor de cada uno.
Seguimos con el "olor", nuestro objetivo es mejorar su sensibilidad, destacando la importancia del aroma en la percepción del sabor de los alimentos. Los niños deben oler algunos vasos opacos con ralladura de naranja, fresas, cebolla, chocolate y tomillo.
Finalmente exploramos el significado de "tocar", cuyo objetivo principal es que los niños tomen mayor conciencia de las sensaciones asociadas con ese sentido. Vendamos los ojos a cada niño y haremos los siguientes ejercicios diferenciando entre el tacto bucal y el manual. Para ejercitar el toque bucal probará agua caliente, agua helada y un refresco, (para sentir las burbujas) Otro ejercicio (toque manual) es tocar diferentes texturas: crujiente (chips), cremoso (crema de leche), duro (nueces) o suave (cambur).
Entre los resultados se destacan el registro obtenido de un total de 46 estudiantes que tomaron cada taller en cada uno en sus diferentes clases. En este taller, se eligió el primer plato (fresa, lechuga y zanahoria), por delante del 19,6% que eligieron el segundo plato (berenjenas y acelgas). 
La razón fundamental por la que los estudiantes expresaron para la elección mayoritaria fue el colorido de tus ingredientes.El 82.6% de los niños diferenciaron el sabor a azúcar “dulce” y el 80.43% el azúcar de forma correcta. Sabor "salado" de la sal. El alto porcentaje de estos resultados se debe al hecho de que los sabores "dulce" y "salado" están más integrados en su dieta que el limón "agrio" con un 69,6% y el chocolate en polvo "amargo" con un 41,3%.
Debemos enfatizar que los niños identificaron con porcentajes superiores a los 71%, todos los aromas (naranjas, salchicha, cebolla, fresa y chocolate) excepto el tomillo con un porcentaje del 30,4%. Este bajo nivel de éxito se debe a la poca familiaridad de los estudiantes con las hierbas aromáticas.
Las texturas más identificadas fueron la "suave" (cambur) con un 67.4% y la "dura" (nueces) con 63%. En el resto de las texturas, los niños tuvieron un menor porcentaje de aciertos: 21.7% en el "Crujiente" y un 15.2% en "cremoso", ya adivinaron los alimentos representativos (papas, crema de leche) pero no pudieron describir correctamente la textura.
Nos encontramos que el conocimiento de los sentidos de los niños en relación con el no es suficiente para ser utilizado como herramienta para hábitos saludables
-Sería necesario integrar en los planes de estudio de cada escuela este abordaje en la educación alimentaria y nutricional.
-Es importante que este proyecto se lleve a cabo de manera multidisciplinaria y con el apoyo del entorno familiar.
Fuente:
Blasco Arellano, MM.; Pórtoles Chueca, S.; Fernández González, CJ.; Pérez Pérez,
MJ. e Serrano Guillermo, AD. (2009). Alimentação saudável através dos sentidos. Asociación Española de medicina y salud escolar y Universitaria. 4to Forum Los derechos de los escolares en salud integral.