jueves, 30 de julio de 2020

El Casabe. Parte de la tradición indígena venezolana


Los indios habían descubierto el casabe siglos antes de que los españoles llegaran a América. En esta forma la yuca fue industrializada por la comunidad del pueblo Caribe con  anterioridad al arribo de los españoles a costa firme.
La yuca, cassava o mandioca (Manihot esculenta), procede de las zonas tropicales de Venezuela y Brasil. Sus gruesas raíces contienen principalmente agua y almidón, con una reducida proporción de proteínas, la cual es además, de bajo valor biológico. Se propaga vegetativamente, crece en suelos pobres y resistes las sequías
Por eso la industria nacional, nació en Venezuela cuando apareció esa confección indígena que tanto se asemeja al papel secante.
La yuca amarga o brava (Manihot utilissima) contiene un veneno constituido por un glucósido, que puede liberar el tóxico denominado ácido cianhídrico. Los indígenas aprendieron a raspar y a prensar ésta yuca con ayuda del “sebucán”, una prensa hecha de fibras vegetales. 
El líquido tóxico así preparado es el “yare” y de la masa exprimida se elaboran los casabes, grandes discos secos cocidos sobre el fuego, que se preparan bien en clima húmedo. El almidón de yuca se comercializa como tapioca. Tanto la papa como la yuca contienen cantidades regulares de vitamina “C”.
Nuestros indígenas lo preparaban preferentemente con yuca amarga, porque del jugo mezclado con otras sustancias, obtenían el curare. Venía a ser de esa manera una manipulación industrial simultánea que les proporcionaba dos artículos antagónicos, uno para vivir y otro para matar.
El nombre yuca proviene de una voz haitiana, mientras que el nombre mandioca probablemente viene del guaraní mandioc. Lo indios del Amazonas llaman tapioca a la harina extraída de la yuca, mientras que los del Orinoco y Río Negro la denominan mañoco. Autores afirma que la yuca amarga fue cultivada e introducida en la Antillas hacia el año 190 a.C. por grupos de agricultores procedentes de la costa oriental de Venezuela y del Bajo Orinoco. La evidencia más temprana se encuentra en el norte de Sudamérica, costa caribe de Colombia, alrededor del 1020 a.C. 
Algunos aseguran que el casabe carece de todo poder nutritivo, que viene a ser tan sólo algo así como un lastre estomacal: calma el apetito, pero no alimenta. Habrá que probarlo.
Otros pretenden que estimula la imaginación. Lo único cierto es que para los Caribes lo usaban de manera abundante en todas sus comidas, y ya se conoce lo que significó como empresa heroica para los conquistadores.
En la historia de la Conquista, ni México ni Perú representaron la misma empecinada resistencia. Los guerreros caribes eran físicamente fuertes. También es verdad que no mascaban coca.
El casabe no es consumido en todas las regiones de Venezuela. En las zonas costeñas y en los Llanos, en el Centro y en ciertas porciones occidentales es sumamente popular. Tiene mucha mayor demanda que el pan de trigo, y tanto o más que nuestra criolla arepa. En la parte oriental del país es el acompañamiento obligado en las citas diarias a la mesa.
Es una herencia caribe que no ha perecido. El casabe posee dos derivaciones coloniales de repostería: el gofio y la naiboa. En las embarcaciones de vela que hacen el cabotaje en los puertos nacionales nunca falta el casabe a bordo. Quien quiera saber si es nutritivo no necesita más que calibrarle los músculos a un marino margariteño.

Fuente:
Rafael Cartay (1991). Historia de la Alimentación del Nuevo Mundo. Tomo I. Fundación Polar y la Universidad de lo Andes. Venezuela.
Ramón David León (2004). Geografía Gastronómica Venezolana. Exceso Cocina y Vino. Editorial Cacofonía. Caracas.  
Jaffé, Werner (2002). Nuestros alimentos, ayer, hoy y mañana. Fundación Bengoa. Caracas.

jueves, 23 de julio de 2020

Recomendaciones y aplicaciones prácticas de nutrición en deportes de equipo


La práctica de un deporte de equipo, cualquiera sea la disciplina considerada, involucra la ejecución de destrezas físicas, técnico-técnicas y cognitivas, durante un prolongado período de tiempo y en oposición a un rival.
Al mismo tiempo, cuenta con ciertos períodos de descanso estructurados por el reglamento deportivo (ej.: cuartos, medio tiempo), pero también otros períodos variables de detención del juego no planificados, que ocurren en respuesta a las circunstancias de cada partido (ej.: jugadores lesionados, discusión de faltas, la reanudación del juego después de un tanto en el marcador).
Además, desde un punto de vista fisiológico, todos involucran un patrón de ejercicio de alta intensidad intermitente, caracterizado por picos de actividad de alta intensidad y carácter anaeróbico, intercalados con otros esfuerzos de moderada a baja intensidad y de carácter aeróbico.
No obstante, las características del juego y sus reglas marcan diferencias significativas entre las distintas disciplinas, las cuales dependen de factores como la duración y frecuencia de los partidos, la longitud de la temporada competitiva, la planificación del entrenamiento, el número de jugadores, la cantidad de sustituciones permitidas, el tamaño del campo de juego, entre otros.
Adicionalmente, para un mismo deporte, la posición y estilo de juego de cada jugador y, a su vez, las características individuales de cada partido –como las cualidades del rival, el clima, el nivel de rendimiento, entre otros– marcarán también grandes distinciones en los parámetros fisiológicos y de los requerimientos de nutrientes.
De esta forma, las respuestas fisiológicas derivadas de los entrenamientos y partidos, y las consecuentes necesidades energético-nutricionales, serán dependientes cada día de todos los factores antes mencionados. Por lo tanto, resulta imprescindible definir las estrategias de planificación nutricional idóneas que puedan ser aplicadas a cada jugador, con las modificaciones necesarias que requiera cada individuo y que deberán ser regularmente controladas por el nutricionista encargado de esta tarea.
En deportes como el fútbol, baloncesto, balonmano, vóleibol, rugby entre otros, la alimentación debe permitir el desarrollo y mantenimiento de una gran capacidad aeróbica determinada por la oxidación de hidratos de carbono y, en menor medida, de las grasas.
Al mismo tiempo, debe cubrir las necesidades de una intensa actividad anaeróbica a través de la glucólisis láctica y de la vía de los fosfatos. Por otra parte, las altas cargas de entrenamiento a las que se ven sometidos los jugadores, en conjunto con la sucesión de partidos a lo largo de la temporada competitiva, exige estrategias de recuperación nutricional controladas para evitar el desarrollo de fatiga, prevenir lesiones deportivas, mantener activo el sistema inmune y, consecuentemente, permitir las adaptaciones buscadas mediante los estímulos de entrenamiento.
De este modo, la planificación de la ingesta nutricional adquiere un rol esencial para optimizar el rendimiento tanto a nivel físico como cognitivo. Por lo tanto, las principales estrategias nutricionales que deben tenerse en cuenta para optimizar todos los aspectos concernientes al rendimiento de los jugadores de equipos deportivos, son las siguientes:
1. Un adecuado aporte de hidratos de carbono en la alimentación de estos deportistas es crucial para el rendimiento deportivo, ya que este nutriente actúa como principal combustible energético tanto de la vía aeróbica como de la anaeróbica.
2. La inclusión de proteínas en las comidas de recuperación es una estrategia clave para la óptima regeneración de las fibras musculares dañadas durante los entrenamientos y partidos, debiendo comenzar su ingesta en la fase temprana post ejercicio.
3. Los días de partido requieren de una planificación nutricional específica, cuidando especialmente la recuperación cuando el calendario competitivo involucra más de un partido en la misma semana.
Por último, las principales ayudas ergogénicas que pueden ser utilizadas en el ámbito de los deportes de equipo, incluyendo la creatina, la cafeína y a las sustancias buffer o tampón, como el bicarbonato y la beta-alanina.
Para ello, si bien existe en el mercado una amplia variedad de sustancias disponibles, sólo deben utilizarse aquellas que cuentan con un sustento científico sólido que justifique su recomendación.

Fuente:

Noelia Bonfanti (2019). Nutrición en deportes de equipo: recomendaciones y aplicaciones prácticas basadas en la evidencia. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7025716

jueves, 16 de julio de 2020

La globalización unifica los hábitos alimenticios en el mundo



De acuerdo a un estudio publicado en la revista Nature Food, los seres humanos comemos cada vez de forma más parecida. Nos estaríamos dirigiendo hacia una dieta universal. Con la eventual pérdida de nuestra cultura alimentaria.
Esta es la principal conclusión a la que habría llegado el grupo de investigadores en base al estudio realizado en base a 18 grandes grupos de alimentos en 173 países entre los años 1961 y 2013. La mayor parte de los datos analizados, proceden de los balances alimentarios efectuados por la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El estudio indica que esta convergencia alimentaria se evidencia principalmente entre América del Norte, Europa y el este de Asia. Los cambios han sido más leves en el sudeste asiático y en América Latina. África es el único continente en el que apenas se ha producido variación en su alimentación en los últimos cincuenta años.
Analizando las conclusiones se aprecian dos grandes tendencias que se han desarrollado a lo largo de las últimas décadas de forma casi paralela. Como primer punto, nos centramos en el este de Asía. La región ha contado histórica y tradicionalmente con una base alimentaria con un alto porcentaje por los vegetales. Una situación que ha cambiado de forma paulatina en las últimas décadas con el progresivo aumento del consumo de carne.
El ejemplo más llamativo es el de China. En 1961, la dieta estaba conformada de la siguiente manera: cereales (57%), raíces ricas en almidón como las patatas (21%), carne (2%) y azúcares (1%). En 2013, el cambio en la dieta de la sociedad china ha sido drástico. Los cereales, con el arroz como alimento principal, han descendido en su consumo hasta el 47%. Los tubérculos han caído hasta el 5% mientras que el consumo de carne ha pasado al 16%. El consumo de azúcares se ha duplicado. Importante impacto si se consideran los 1.393 millones de habitantes para el 2018.
De este modo, en los últimos años en China, se han estado incrementando las tasas de obesidad. El índice de masa corporal (IMC) de los hombres chinos ha pasado de un 19,8 en 1975 hasta el 24,8 informado en 2016 de acuerdo a una investigación  de NCD-RisC.
Estados Unidos, un país tradicionalmente carnívoro ha experimentado cambios notables en su dieta en las últimas décadas. Entre 1961 y 2013 la población estadounidense ha reducido en un 20% el consumo de derivados de carne.
Este estudio señala que la mayor reducción relativa de proporción de ingesta de carne y por ende, de un incremento del consumo de vegetales, se ha producido en seis países de ascendencia anglosajona. A pesar de esto estamos ante una tendencia de carácter global.
En este sentido el investigador de la Universidad de Kent (Reino Unido), James Bentham, explica que este cambio hacia una dieta universal está caracterizado por “un consumo relativamente mayor de productos de alimentos de origen animal”, como la carne, la leche o los huevos, pero también se ha producido un aumento el consumo de azúcares y “también un creciente de la ingesta de vegetales”.
El estudio apunta a que países como Estados Unidos y Reino Unido se han alejado de una dieta caracterizada por un exceso de consumo de carne, huevos y leche pero aún basan su alimentación en una dieta obesogénica.
El estudio señala algunos factores que nos habrán hecho avanzar hacia esta confluencia alimentaria global.
Bentham señala como motivo de estas variaciones en la alimentación en el caso del sudeste asiático al crecimiento económico experimentando desde 1960 por China, Corea del Sur y Taiwán.
En el caso de las dietas del sur y este de Europa se ha producido un importante incremento en el aporte de proteína animal a las dietas.
Aunque, sin lugar a dudas, el factor más importante es la globalización. "Ha habido grandes cambios en los patrones del intercambio comercial. Por ejemplo, Canadá, Irlanda o Reino Unido tienen acceso todo el año a frutas y verduras que no se dan naturalmente en estos países", informa el investigador.
Las regiones en las que menos cambios se han producido en las últimas cinco décadas son América Latina y África. En el caso de los países sudamericanos la alimentación continúa dominada por tubérculos ricos en almidón.
Es África subsahariana la región del mundo donde apenas se han producido variaciones en la dieta debido a la escasez y falta de variedad de alimentos. Y, los pocos cambios que se han producido han sido para empeorar la dieta ya que, en la actualidad, cuentan con problemas tanto de desnutrición como de sobrenutrición.
Cabe por estudiar las situaciones particulares de nuestros países en ALC y Venezuela en la situación de crisis por la pandemia Covid-19 y el impacto en la salud de sus habitantes, sobre todo de la infancia.

Fuente:
Nutrinfo (2020, enero, 16).  El fenómeno de la dieta universal
Fuente: ConSalud.es

jueves, 9 de julio de 2020

¿A qué se debe el bajo consumo de vegetales en niños?


Como parte de una dieta saludable, la OMS sugiere consumir al menos 400 gramos de frutas y vegetales por día. A pesar de contar con extensa bibliografía que proporciona una buena base para comprender los beneficios para la salud generados por el consumo de estos alimentos en las cantidades recomendadas, en particular la ingesta de vegetales sigue siendo baja a nivel mundial y muy preocupante en individuos en edad escolar.
Uruguay, al igual que otros países latinoamericanos, no escapa de esta situación, sólo el 24,4% de los niños y adolescentes consumen 5 porciones de frutas y vegetales al día.
Mientras que los patrones de consumo entre los adultos dependen de varios factores, los niños comen los alimentos que les gustan. El gusto de un niño por un alimento en particular es un fuerte predictor de la cantidad de ese alimento consumido por el niño. Por ello es necesario aumentar el gusto de los niños por los vegetales para aumentar el consumo, ya que el comportamiento desarrollado hacia los alimentos durante los primeros años de vida tiende a persistir hasta la edad adulta.
En este contexto, la promoción del gusto de los niños por las vegetales y su incorporación a la dieta de los niños es un desafío. Muchas investigaciones realizadas en los Estados Unidos y Europa permiten ver la baja ingesta de vegetales y sus razones, pero en otros lugares, como Uruguay, estas son limitadas.
El objetivo del estudio fue recopilar la evidencia sobre las razones de bajo consumo asociado a los vegetales en niños uruguayos en edad escolar para luego complementar la información que permita diseñar nuevas estrategias para aumentar su consumo.
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de Seres Humanos de la Facultad de Química, Universidad de la República. Se llevó a cabo en Montevideo, capital de Uruguay, donde vive el 50% de los uruguayos aproximadamente.
Para alcanzar el objetivo, la investigación fue organizada en etapas complementarias. En el abordaje cualitativo con niños, exploramos a través de la técnica de Focus Group la información sobre los alimentos comúnmente consumidos (tanto en el hogar como en la escuela), alimentos preferidos, vegetales más consumidos, razones para su consumo y no consumo y las percepciones de los niños que comen y los que no comen vegetales.
En base a los resultados, se confirmaron las razones mencionadas por los niños en el estudio cualitativo, siendo las características sensoriales de los vegetales (principalmente color y sabor) así como los hábitos de consumo en el ambiente familiar, importantes factores de aceptación o rechazo de los vegetales para los niños.
Se encontró evidencia de que las razones de consumo entre los niños en edad escolar dependen de cada tipo de vegetal y no se pueden generalizar. Para una mejor visualización entre cada vegetal y las frases indicando las razones, se realizó un análisis de correspondencia.
Los resultados obtenidos indican que es necesario diseñar nuevas acciones para aumentar el consumo de vegetales, apuntando no sólo a las características sensoriales particulares de los mismos sino también alentando a los padres (o familia directa) a que actúen como modelos a seguir y así aumentar la conciencia para cambiar el comportamiento alimentario de sus hijos.
Fuente:
Laura Raggio, Adriana Gámbaro (2019). Consumo de vegetales en los niños.

jueves, 2 de julio de 2020

Las grasas trans aumentan hasta un 75% el riesgo de sufrir Alzheimer


Las grasas trans son un peligro real para la salud ya que suelen estar presentes en grandes cantidades dentro de alimentos elaborados industrialmente con aceites vegetales (aceites parcialmente hidrogenados mediante un proceso por el que el aceite líquido se convierte en grasa sólida).
Las comemos en snacks salados, papas fritas, palitos, galletitas, magdalenas, margarinas, barras de cereales, pizzas, hamburguesas, empanadas y varios productos precocidos, entre muchos otros alimentos procesados. Se utilizan en la industria alimentaria para aumentar el tiempo de conservación de los alimentos con un ideal de frescura y textura.
Además de su probada vinculación a sufrir enfermedades cardiovasculares, podrían ser responsables de un mayor riesgo de alzhéimer. Según un estudio publicado en la prestigiosa revista científica Neurology, su presencia en niveles elevados en sangre puede aumentar entre un 50% y un 75% las probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer o demencia por cualquier causa.
“Este estudio demuestra que hay resultados negativos ‘cerebrales / cognitivos’, además de los resultados cardiovasculares conocidos, que están relacionados con una dieta que tiene un alto contenido de grasas trans”, explicó el neurólogo Neelum T. Aggarwal, quien participó en el estudio y es codirector del Centro Rush de la Enfermedad de Alzheimer en Chicago.
Investigadores de la Universidad de Kyushu, en Fukuoka (Japón) analizaron a 1628 personas japonesas de 60 años o más sin demencia durante un período de 10 años (2002 a 2012). Se realizó un análisis de sangre para los niveles de grasas trans al comienzo del estudio y se registraron sus dietas.
Posteriormente, los científicos ajustaron otros factores que podrían afectar el riesgo de demencia, como la presión arterial alta, la diabetes y el tabaquismo. Allí, descubrieron que las personas con los niveles más altos de grasas trans tenían entre una probabilidad de un 52% y un 75% mayor de desarrollar demencia que aquellas con los niveles más bajos. Durante el seguimiento, 377 participantes desarrollaron algún tipo de demencia.
La política de salud pública para reducir los ácidos grasos trans producidos industrialmente puede ayudar en la prevención primaria de la demencia, explicó Toshiharu Ninomiya, profesor de la Universidad de Kyushu, y autor del trabajo. Y advirtió: Las personas con más riesgo deben prestar mucha atención a las etiquetas nutricionales.
En el estudio japonés, los investigadores encontraron que los pasteles fueron los que más contribuyeron a los niveles más altos de grasas trans. Le siguió la margarina, caramelos, croasanes, cremas no lácteas, helados y galletas de arroz.
En la Unión Europea (UE), a partir de ahora, con fecha límite 2 de abril de 2021 ningún alimento industrial a la venta en la UE podrá contener más de dos gramos de grasas trans por cada 100 gramos de grasa, debido a su relación con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes u obesidad.
Fuente:

Nutrinfo. (2019, octubre, 28).  Según un nuevo estudio, las grasas trans aumentan hasta un 75% el riesgo de sufrir Alzheimer.

Fuente: Infobae