En 1986 Carlo Petrini fundó el movimiento Slow Food. En 1989 en una reunión celebrada en París, Slow Food
adoptó como emblema al caracol y se convirtió en un movimiento
internacional.
La Slow Food o comida lenta surgió en oposición a la fast
food (comida rápida) y busca promover la educación del gusto, además pretende
redescubrir los aromas y sabores de las cocinas regionales, pues considera que
la alimentación es producto de la historia y de las tradiciones de los pueblos.
A nivel internacional Slow Food se estructuró sobre una base
integrada por socios, cuyos cimientos son los Convivium. Ellos son los encargados de establecer relaciones con
productores y cocineros. También apoyan los alimentos tradicionales, organizan
degustaciones y seminarios y cultivan el aprecio por el placer y la calidad en
los alimentos.
El Arca del Gusto
es parte de la estructura Internacional de Slow Food, la cual fue desarrollada
para catalogar y proteger a pequeños
productores artesanales de alimentos de calidad. Como parte del Arca existen
proyectos puntuales relativos a pocos productos, estos reciben el nombre de
Baluartes. Su tarea es agrupar a los productores, coordinar la promoción y
establecer directrices de autenticidad.
El evento más conocido del Slow Food es el Salón del Gusto.
Se celebra cada dos años en Turín. En la cual se exhibió una variedad de
alimentos caracterizados por la imaginación, tradición y atención de calidad.
Terra Madre fue otro evento, en paralelo al Salón del Gusto.
El programa incluyó la participación de gente en cerca de 40 talleres de la
tierra. En ese espacio se debatieron temas sobre agroecología, economía, acceso
a los mercados, biodiversidad, cultura, calidad, recursos, gastronomía, aguas…
En la primera edición, 900 cocineros se reunieron con 1.600
grupos de agricultores, ganaderos y pescadores. En Terra Madre todos ellos
forman comunidades del alimento. Los productores provenientes de 153 países se
caracterizan por producir a pequeña escala y defender la biodiversidad. Abogó
por alimentos buenos, limpios y justos, se sumaron cerca de 400 profesores
universitarios.
Todos llegaron a la conclusión de que para que un alimento
sea de calidad debe tomarse en cuenta que las materias primas sean sanas,
íntegras y exentas de tratamientos químicos. Un elemento es limpio si respeta
la tierra y el ambiente, si no contamina ni derrocha o sobre utiliza recursos
naturales en la cadena de producción y consumo, que empieza en el campo y
termina en la mesa.
En ese sentido, los métodos de producción intensiva en
agricultura y ganadería, el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas, la
extinción de especies y razas autóctonas, los monocultivos, los organismos
genéticamente modificados, y, en definitiva, la industrialización de la
agricultura serían contrarios a la sostenibilidad ambiental.
Finalmente, se dice que un producto es justo si facilita
unos ingresos adecuados a los productores. Esto parte del principio de
solidaridad sobre todo para los agricultores de los países en desarrollo,
quienes no reciben las subvenciones a las que tienen acceso los agricultores de
países desarrollados.
Quienes asistieron a Terra Madre salieron convencidos de que
“comer es un acto agrícola y producir es un acto gastronómico”. De esta forma
Slow Food ha defendido fundamentalmente las culturas locales frente a la
progresiva estandarización impuesta por las denominadas lógicas modernas de
producción, distribución y economía de escala.
Por otra parte, se dio las alertas sobre la necesidad de
proteger y apoyar a los pequeños productores, pero también de cambiar el
sistema que los perjudica y de reunir a consumidores, institutos de formación,
chefs y cocineros, entes de investigación agrícola y organizaciones no
gubernamentales.
Estas experiencias generaron inquietud sobre la importancia
de construir una red mundial que dispusiera de instrumentos de repartición de
la información y ofreciera la posibilidad de aprender de experiencias ajenas y
colaborar con los demás. El objetivo fundamental que persigue Terra Madre es
que sigan existiendo tierras fértiles y gente encargada de cuidar la
producción, pero también las tradiciones.
Terra Madre reforzó la red con el movimiento de jóvenes
comprometidos con la defensa de la comida y la cultura alimentaria. Ellos
crearon el Youth Food Movement. La
idea fue impulsada por 1000 jóvenes, entre estudiantes estadounidenses de la
Universidad de Estudios de Ciencias Gastronómicas y de Slow Food USA,
productores, cocineros y activistas. Ellos pretenden unirse a las comunidades
del alimento de los cinco continentes para consolidar los eslabones de la red
de Terra Madre. La presencia de este grupo es clave, pues asegura que los
conocimientos vinculados al mundo agrícola y a la producción alimentaria sean
transmitidos a nuevas generaciones formadas cada vez más por coproductores
activos y comprometidos.
Fuente: Agustín Morales
Espinoza (2009). El movimiento de
comida lenta se opone al de comida rápida
DOSSIER Crisis alimentaria. No.4. Agosto de 2009.
Profesor titular
del Departamento e Instituto de Economía Agrícola y Ciencias Sociales de la
Universidad Central de Venezuela (UCV). Es investigador en el área de Economía
Agroalimentaria. moralesa@agr.ucv.ve
Que me pueden decir del consumo de vegetales orgánicas como el Ajo negro, brocolí y otros vegetales considerados super alimentos.
ResponderBorrarGracias por el interés. Interesante propuesta investigaremos sobre este tema. Si tiene alguna material y/o desea contribuir o publicar sus aportes, estamos a la orden, con los créditos correspondiente. Nuevamente gracias y a la orden
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