jueves, 30 de enero de 2020

El Aguacate. La mantequilla vegetal


El aguacate o avocado, Persea americana, es originario de México, y luego se difundió hasta las Antillas. Hoy día México, Estados Unidos, Chile y Sudáfrica son los principales productores a nivel mundial.
Los historiadores y cronistas de las Indias Occidentales afirman que el aguacate se cultivaba ya en épocas precolombinas desde México a Perú. Los aztecas lo conocieron con el nombre de “ahuacatl”, de donde, posiblemente, se deriva el nombre vernáculo de aguacate. Los indios chibchas lo denominaban “Cura”, nombre vigente en ciertas regiones de Colombia. Los incas, por su parte, lo denominaron “Palta”, en uso al sur de Popayán, Ecuador y Perú.
El árbol de aguacate es muy vigoroso pudiendo alcanzar hasta 30 m de altura. El fruto es de color verde oscuro y en ocasiones morado oscuro casi negro dependiendo de la variedad y el grado de madurez.
Su tamaño, aunque depende de la variedad es de unos 10 centímetros de largo y su diámetro máximo de 6 centímetros. La temperatura y la precipitación son los dos factores de mayor incidencia en el desarrollo del cultivo. En lo que respecta a la temperatura, las variedades tienen un comportamiento diferente de acuerdo a la variedad.
La variedad antillana es poco resistente al frío, mientras que las variedades guatemalteca con más resistentes y las mejicana las que presentan mayor tolerancia al frío.
En cuento a precipitación, se considera que los 1.200 mm anuales bien distribuidos son suficientes. Sequías prolongadas provocan la caída de las hojas, lo que reduce el rendimiento; el exceso de precipitación durante la floración y la fructificación, reduce la producción y provoca la caída del fruto. Cada árbol puede llegar a producir hasta un millón de flores y sólo el 0,1% se transforma en fruto, por la abscisión de numerosas flores y frutitos en desarrollo.
La propagación del aguacate debe hacerse por injertación, tanto en las variedades importadas como en los tipos criollos. La propagación por injerto es el método más apropiado para producir las variedades seleccionadas para cultivo comercial, ya los árboles injertados son uniformes en cuanto a la calidad, forma y tamaño de la fruta.
El aguacate posee un alto poder nutritivo ya que contiene proteínas y aceites vegetales del 10 al 20%, por lo que se le considera un excelente alimento en cuanto a nutrición, además se ha descubierto que el aceite de aguacate posee propiedades antioxidantes.
Valores nutritivos del aguacate (173 gramos aprox.)
Agua: 73%
Calorías: 305
Carbohidratos: 12 gramos
Proteínas: 4 gramos
Grasas: 30 gramos
Ácidos grasos Saturados: 4,5 gramos
Ácidos grasos Monoinsaturados: 19,4 gramos
Ácidos grasos Poliinsaturados: 3,5 gramos
Colesterol: 0 miligramos
Calcio: 19 miligramos
Fósforo: 73 miligramos
Hierro: 2,0 miligramos
Potasio: 1.097 miligramos
Sodio: 21 miligramos
Vitamina A: 1.06 UI
Tiamina: 0,19 miligramos
Riboflavina: 0,21 miligramos
Niacina: 3,3 miligramos
Ácido Ascórbico: 14 miligramos

Su grasa es saludable, vegetal, insaturada y sin colesterol. Es muy energético y se desaconseja su uso al final de las comidas. Se puede consumir, tanto crudo como cocido, empleándose más como una hortaliza que como fruta. Carece de un sabor dulce o ácido característico, lo que permite su combinación con muchos platos. De su rica materia grasa puede extraerse un aceite utilizado en la industria cosmética y farmacéutica. En Brasil fabrican helados con este fruto.
En la medicina popular al aguacate se le atribuyen gran cantidad de propiedades medicinales. Así por ejemplo; la pulpa del fruto tiene reputación de ser buena para acelerar la supuración de las heridas, para regular la menstruación y como afrodisíaco. La corteza del fruto se ha utilizado en algunos países para eliminar parásitos intestinales. Las semillas pulverizadas se utilizan como veneno contra pequeños roedores. Trozos de semilla colocados en el hueco de las muelas se usan contra dolores de muelas.
La semilla, rica en tanino, contiene un jugo lechozo que se torna rojizo en contacto con el aire y se ha utilizado como tinta indeleble para marcar ropa. En la isla de Margarita machacan las hojas hacen un cataplasma que usan para aliviar los morados provenientes de golpes. Las flores de este árbol son fragantes y muy visitadas por abejas, de manera que figura como planta melífera.

Fuente:
El Nacional (2006). El Aguacate, la mantequilla vegetal. Sábado 25 de noviembre. A-9.
Jesús Hoyos (1994). Frutales en Venezuela. Nativos y exóticos. Sociedad de Ciencias Naturales La Salle. Monografía N° 36. Segunda Edición. Caracas-Venezuela.
Kathleen Mahan y Sylvia Escott-Strump (1998). Nutrición y Dietoterapia de Krause. 9° Edición. McGraw Hill Interamericana. México.

jueves, 23 de enero de 2020

¿Afecta la violencia intrafamiliar a la alimentación del niño?


Aunque sólo en los últimos años la violencia doméstica (familiar) y la nutrición en la niñez hayan alcanzado evidencia en la comunidad científica, desde la década de los 60, estudios acerca de esta relación han sido esbozados.
En esa época los estudios indicaban la posible asociación entre abuso al niño e inadecuado aumento de peso y crecimiento en la niñez, abordando fallo de crecimiento y enanismo.
Actualmente, investigaciones muestran que la violencia de pareja íntima (VPI) se asocia al déficit nutricional, al bajo peso al nacer, al sobrepeso en preescolares y a la interrupción temprana de la lactancia.
Todavía, la literatura sobre el tema sigue escasa y los resultados de las investigaciones son contradictorios, especialmente, los que explotan la relación entre VPI y prácticas de alimentación infantil.
De los artículos revisados, ocho encontraron menor probabilidad de intención de amamantar, de iniciación a la lactancia materna y de lactancia exclusiva durante los primeros seis meses del niño entre mujeres que vivían en domicilios donde la violencia estaba presente. Se concluyó que la VPI se relaciona con las prácticas inadecuadas de lactancia materna de niños entre dos días y seis meses de vida, señalando que las próximas investigaciones investiguen también alimentación complementaria y alimentación en la niñez.
En un estudio seccional con 244 niños que acudieron a cuatro unidades de salud de Río de Janeiro (Brasil) para acompañamiento del crecimiento. Las prácticas alimentarias se midieron por medio de recordatorio de 24 horas y el resultado fue la PILME, definida como el consumo de otro líquido o alimento que no es la leche materna. Los resultados de ese estudio muestran que, incluso después del ajuste por paridad, edad y escolaridad materna, trabajo actual, condiciones ambientales de vivienda y red social, la VPI aumentó casi cuatro veces la probabilidad de la PILME, cuando recurrente en las relaciones.
En familias donde la violencia contra mujeres fue recurrente, ellas ya habían interrumpido la Lactancia Materna Exclusiva (LME). Estos resultados refuerzan la importancia del desarrollo de acciones que logren identificar situaciones de violencia familiar, proporcionando ayuda a las familias, y que incentiven, además de la LME, estilos de vida saludables y armoniosos.
El reto fue investigar la relación de la violencia física por parejas íntimas (VFPI) y la alimentación complementaria de niños en el primer año de vida. El método implementado fue un estudio transversal con madres de niños entre doce y quince meses de edad, que asistieron a cuatro Unidades de Salud del municipio de Río de Janeiro. Se obtuvo la oferta de Alimentación Complementaria a partir del Recordatorio de 24 horas con preguntas cerradas y se categorizó como Alimentación Complementaria Mínima con Leche Materna (ACM-LM) cuando el niño recibía de la familia comida o sopa de legumbres y leche materna. Los resultados muestran que se asoció significativamente la VFPI a la no oferta de ACM-LM.
Por lo tanto se deben indicar acciones de promoción y prevención que incorporen la violencia en la familia como un factor más asociado a la inadecuada introducción de alimentos, a la lactancia materna continuada y a las elecciones alimentarias de la familia.


Fuente: María Helena Hasselmann, Ana Cristina Lindsay, Raquel de Souza Mezzavilla, Marina de Figueiredo Ferreira, Gabriela Vianna , Cintia Curioni  (2019). Violencia de pareja íntima y alimentación en la niñez. Disponible:

jueves, 16 de enero de 2020

Un envejecimiento más lento gracias a la vitamina E


Son más de 600 millones de personas en todo el mundo las que en la actualidad cuentan con más de 60 años. Una alimentación precaria en algunas ocasiones, y la vulnerabilidad del organismo agudiza este proceso, que se puede retrasar simplemente con una dieta adecuada. La vitamina E, gracias a sus propiedades antioxidantes, es una importante arma a la hora de combatir el deterioro cognitivo de este grupo de personas, según explica un estudio publicado en The Journal of Nutrition y avalado por la Sociedad Americana de Nutrición.
La llegada de la vejez significa una producción mayor de radicales libres, causantes en parte del deterioro de los distintos órganos, por lo que la ingesta de la vitamina E se hace imprescindible para “limpiar” las células de estas moléculas con un potencial oxidativo y tóxico elevado.
En dolencias relacionadas con el envejecimiento, como cataratas, se ha demostrado que aquellos que no toman una cantidad adecuada de esta vitamina tienen un 12% más de posibilidades de padecerla que aquellos que tienen una dieta equilibrada y rica en nutrientes.
Según Ana Requejo Marcos, catedrática de Nutrición de la Universidad Complutense, de Madrid, consumiendo al menos 12 miligramos diarios de esta sustancia a través de una dieta equilibrada, se puede relentizar el deterioro cognitivo ligado a la población de edad avanzada además de procesos oxidativos en el sistema nervioso o músculo-esquelético.
Aceites vegetales, pescado, frutas y verduras son los grupos de alimentos donde la vitamina E se puede encontrar principalmente, pero también son los menos consumido, no superando en algunas ocasiones la mitad de la cantidad recomendada. “Si a través de la dieta no se llega a los niveles adecuados de nutrientes en el organismo, no sólo de esta vitamina, se debería recurrir a la suplementación, entre otras cosas porque en la edad anciana la absorción de sustancias en el organismo se hace más complicada”, señala el Dr. Requejo.
Entre un 20% y un 30% de estas personas requieren de alguna ayuda para realizar las actividades básicas diarias. La mayoría de estas dependencias son moderadas o severas, lo que implica que surja con fuerza la figura del cuidador. “Es importante que ese grupo de población no coma sola, de esta manera se está evitando su desnutrición y la consiguiente falta vitamínica, que predispone a trastornos como infecciones o fracturas, explica el doctor José Manuel Ribera Casado, jefe del servicio de geriatría del Hospital San Carlos de Madrid.
Mientras que el nivel calórico ideal de un hombre de 35 años ronda las 3.000 kilocalorías (kcal), cuando éste llega a los 75 años, la ingesta adecuada se reduce hasta las 2.100 kcal, con la consiguiente reducción de nutrientes, que en esta edad debería ser superior, o al menos igual que en una persona joven.
Aunque cuando se habla de vejez se relaciona con la tercera edad, esta degeneración comienza a efectuarse a partir de los 30 años y de manera progresiva en todos los órganos del cuerpo. El sistema nervioso central también sufre este proceso, aumentando la vulnerabilidad de la persona según va cumpliendo años, produciéndose pérdidas de memoria, de aprendizaje o de capacidad de adaptarse al medio “El riesgo de demencia también se acentúa con la edad. Mientras que a los 65 años sólo uno por ciento la padece, a los 95 años, la probabilidad se incrementa hasta casi el 35 por ciento.
Fuente:

jueves, 9 de enero de 2020

¿La escuela garantiza un entorno saludable para nuestros niños?


La escuela se destaca como un ámbito de gran relevancia para implementar acciones de promoción de salud; es un espacio privilegiado de socialización y aprendizaje, en el que se construyen y aprenden prácticas que formarán parte de la vida cotidiana.
La educación alimentaria y nutricional (EAN) es capaz de contribuir a la acción voluntaria de conductas relacionadas con la nutrición que favorezcan la salud y el bienestar.
Los niños en edad escolar constituyen un grupo clave para desarrollar con ellos estrategias de EAN, porque la nutrición apropiada es fundamental para su desarrollo físico y mental saludable.
Los escolares son consumidores actuales y futuros y constituyen un importante vínculo entre la escuela y el hogar, así como con la comunidad. Además es más fácil promover la adquisición de hábitos alimentarios y estilos de vida saludables durante esta etapa que modificar los hábitos estructurados en la vida adulta.
Diversos programas de EAN que tuvieron como destinataria la población infanto-juvenil han concluido que la misma es efectiva. Para enfrentar a la inadecuada alimentación, resulta fundamental modificar el entorno escolar.
Todo entorno escolar, para ser considerado saludable, debe ofrecer oportunidades para que los niños, niñas y adolescentes, construyan prácticas saludables de alimentación y hábitos activos del cuerpo, en consonancia con los mensajes educativos que se promueven institucionalmente.
En este contexto, se deben presentar proyectos de alimentación y nutrición comunitaria exitosos, cuyo objetivos se orientes a promover desde una perspectiva integral hábitos de vida saludables, cuidado del medio ambiente y valores, utilizando la música, el teatro y el juego como recursos pedagógicos e incorporando en la currícula o currículo escolar la temática de alimentación y vida saludable integrada al abordaje de planificación de la Escuela.
En la presente investigación se abordaron niños en edad escolar de tres escuelas en Argentina: una de ellas de gestión pública y otra de gestión privada y con quiosco o cantina escolar, ubicadas ambas en área urbana y otra institución de gestión pública de un área rural y con servicio de vaso de leche y almuerzo escolar.
Se utilizaron recursos pedagógicos relacionados –el arte, el juego y la música–, como elementos transversales para trabajar los diferentes contenidos en los grados. En primer grado, la comedia musical “Supersaludable en el Maravilloso Mundo de los Alimentos”; en segundo grado, “Cocinado con Arte”; tercer grado, recital supersaludable con pícnic; cuarto grado, vídeo “Nutrihéroes”; quinto grado, laboratorio de alimentos; sexto y séptimo grado, agentes promotores de salud.
Los recursos mencionados, se articularon con los proyectos y procesos de articulación educativa y planificación del Plantel, lo cual le dio sustentabilidad al proyecto y anclaje en el aula y la escuela.
Siguiendo una visión integral se realizó, de manera simultánea, un trabajo interdisciplinario con docentes y  el equipo de apoyo psicopedagógico, implementación de jornadas y talleres de padres, participación activa en jornadas especiales, asesoramiento nutricional para planificación de menús y meriendas especiales para jornadas de recreación y consejería para padres de niños en situación de vulnerabilidad.
En la escuela que contaba con quiosco o cantina escolar se implementó un quiosco con alimentos de mejor calidad nutricional. En la escuela que contaba con el servicio de almuerzo se implementaron medidas que permitieron una mejora de la calidad de los mismos.
La implementación del programa fue un éxito. La comunidad educativa fue permeable al proyecto. Uno de los factores más positivos, fue la adhesión de los niños al mismo ya que las herramientas lúdicas, generan gran entusiasmo y participación. La evaluación de los resultados del quiosco saludable puso en evidencia cambios positivos en la calidad de los alimentos elegidos para el consumo durante el recreo escolar.
A partir de estas ideas, surge la reflexión, ¿cuántas de nuestras escuelas tienen como prioridad la generación de acciones que promuevan la salud integral, los docentes se constituyan en verdaderos guardianes nutricionales, eviten situaciones de riesgo,  y construyan un ambiente saludable y sustentable para nuestros niños?

Fuente: Alberto Arribas, Ileana Arriola, María Soledad Cabreriso, Malen Lecop, Marisa Cordido, Carolina Viteritti (2019). Educar en salud: Garantizando entornos escolares saludables.  Revista española de nutrición humana y dietética, Vol. 23, Nº. Extra 1, págs. 149-159. Ejemplar dedicado a: VIII Congreso Iberoamericano de Nutrición. Disponible: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7025707




jueves, 2 de enero de 2020

La familia y su relación con los comportamientos alimentarios de los niños y adolescentes


Las madres y padres suelen obligar a sus hijos a comerse todo y no dejar nada en el plato. Esta excesiva preocupación por la alimentación infantil puede llevar a los pequeños a padecer obesidad, según un estudio en la revista médica American Journal of Clinical Nutrition.
Aquellos niños cuyos padres les cuidan en exceso y les restringen el acceso a ciertos alimentos tienen más probabilidades de desarrollar problemas de obesidad.
Cuando la madre interfiere en la capacidad del niño de regular su alimentación, los menores pierden esta habilidad, ha afirmado Dra. Srpyuij-Metz, de la universidad del Sur de California, Estados Unidos.
Se ha apreciado que los niños a los que se les vigila demasiado su alimentación dejan de atender a las señales de su organismo, como la saciedad o el hambre, y obedecen a señales sociales para controlar el consumo de alimentos. Además, aprovechan para comer en los momentos en que sus padres no les observan.
El equipo de Spruijt_Metz también ha señalado que si los padres intentan controlar a sus hijos negándoles determinados alimentos, castigándoles o presionándoles, “los niños empezarán a odiar estas comidas”. La clave está en permitir que el niño se alimente en función de sus sensaciones internas, hambre o saciedad”.
Por otra parte Guillero Heird, de la Universidad de Baylor, USA, después de preguntar a más de un centenar de padres por sus actitudes relacionados con la alimentación de los hijos, han destacado que “este estudio logra identificar los comportamientos maternos que pueden ser modificados”. Y, aunque reconoce la dificultad que entraña lograr el cambio, ha indicado que “una maternidad responsable también implica saber tratar a los hijos según su edad y sus necesidades”.
En el caso de los adolescentes el culto al cuerpo y la extrema delgadez de muchas modelos, que se ha impuesto en el modelo actual de belleza ha hecho que 2 de cada 10 adolescentes utilicen algún método de adelgazamiento antes de los 13 años. La Bulimia y la Anorexia nerviosa se han convertido en enfermedades comunes entre las jóvenes, y la detección precoz de estos trastornos es ahora un objetivo fundamental para los médicos de atención primaria.
“Los médicos debemos utilizar todo el potencial con el que contamos para modificar estas conductas alimentarias. Hay que sospechar que cuando una adolescente presenta cierta pérdida de peso puede esconder una anorexia nerviosa”, apunta el Dr. Josep Toro. Del Servicio de psiquiatría y Psicología Infantil del Hospital Clínico, de Barcelona. “Debemos revisar el actual sistema de valores en el que el culto al cuerpo ha cobrado un valor desproporcionado.
Los trastornos alimentarios son cada vez más frecuentes entre los adolescentes, sobre todo mujeres, que intentan imitar el físico, a veces demasiado delgado de sus ídolos. El médico debe concienciar al paciente y a sus padres sobre la importancia que tiene el cambio de estas conductas a la hora de comer.
La anorexia nerviosa es un trastorno fácil de detectar, mientras que en el caso de la bulimia resulta complicado establecer el diagnóstico dada la inexistencia de síntomas visibles que puedan alertar. Según Toro, “la relación de confianza con su paciente es una herramienta propia del médico de familia que debe aprovechar ante enfermedades de esta naturaleza”.
En los últimos años se ha puesto de manifiesto la relación directa de estos trastornos con factores genéticos. Aunque se calcula que el 60 y 70 por ciento de los que padecen estas enfermedades tienen una predisposición genética, en la mayoría de los casos, si los pacientes se hubieran alimentado con n normalidad no las habrían desarrollado.
El tratamiento de estas patologías pasa por un programa de rehabilitación nutricional junto con la intervención psicosocial. Se trata de conseguir que el paciente aprenda a aceptar su cuerpo, mejorando la autoestima y reduciendo la distorsión de su imagen corporal, por lo que es muy importante la intervención de la familia.
Fuente: