Para
la prevención y el tratamiento de la obesidad hay dos acciones aparentemente
sencillas: comer menos y ser físicamente más activos. Sin embargo, es difícil
seguirlas a largo plazo por los niños, por su inmadurez, la presión de los
compañeros y la publicidad. Para paliar en lo posible este “fracaso natural”, las intervenciones
sobre los niños deben realizarse en el marco de la familia y en la escuela.
Intervenciones basadas
en la familia
La
estructura y el ambiente familiar son determinantes para el niño. Hay que tener
en cuenta que muchas veces los padres minusvaloran el exceso de peso o no se
preocupan de la composición de los alimentos que ingieren. Es importante
adiestrar a los padres en prácticas alimentarias y de conducta saludables y
promover la actividad física.
El
apoyo psicológico familiar es más eficaz en escolares cuando la actividad se
desarrolla sobre padres e hijos simultáneamente y en adolescentes cuando se
actúa por separado. Con relación a la actividad física, es importante que toda
la familia esté implicada y no resulte una sobrecarga para el niño.
Intervenciones basada
en la escuela
La
escuela es un área ideal para establecer hábitos de vida y de conducta
saludables. Algunos programas se orientan a evitar el aislamiento de los niños
obesos y a mejorar su autoestima, fomentando la disminución del consumo de
alimentos de alta densidad calórica y promocionando el consumo de frutas y
verduras. También debe promocionar la actividad física y disminuir el tiempo
dedicado a la TV y actividades sedentarias.
La
prevención en esta área asentaría en un trípode muy importante: la familia, el niño y la escuela. La
integración entre ellos potenciará el éxito si se dirige a mejorar las
estrategias conductuales con mensajes a los niños que sean directos y realistas
para motivarlos, a los padres para que aprendan a comunicarse con sus hijos y a
los profesores para que conozcan mejor los hábitos saludables y puedan enseñar
a los niños la mejor manera de adquirirlos.
Estrategias de
prevención de la obesidad
En
Lactantes:
- Educar
a la madre durante la gestación y lactancia sobre la alimentación del
lactante
- Promocionar
la lactancia materna
- Iniciar
la alimentación complementaria después de los 4 meses
- No
añadir al tetero cereales, azúcar o miel
- No
sobrealimentar al bebé
Niños
preescolares
- Alimentación
planificada y equilibrada. Enseñar buenos hábitos alimentarios
- Seguir
un horario adecuado a la comida familiar
- Evitar
la oferta de alimentos como premio a un niño
- Utilizar
el agua como bebida
- Evitar
los “picoteos” entre horas
- Promocionar
el ejercicio físico regular
- Restringir
el tiempo de visión de la televisión
Niños
escolares y adolescentes
- Alimentación
planificada y equilibrada. Practicar buenos hábitos alimentarios
- Aumentar
el consumo de frutas, vegetales, grano entero
- Limitar
las comidas entre horas, sobre todo las de alta densidad calórica
- Evitar
las bebidas gaseosas e instantáneas o limitar su consumo
- Promocionar
el ejercicio físico regular
- Restringir
el tiempo de visión de la televisión
Promoción de una
mayor actividad física
El
descenso evidente de la actividad física en los niños desde edades tempranas en
los últimos años se atribuye a múltiples factores:
- La
tecnificación del hogar y de los edificios (ascensor)
- El
uso masivo de transporte mecanizado
- El
peligro que entrañan los juegos en las urbanizaciones y calles
- La
proliferación de actividades de ocio sedentario
- El
mayor tiempo dedicado a las TICs: TV, videojuegos, telefonía móvil,
Internet y la computadora.
La
TV merece un comentario especial, ya que es, probablemente, la actividad a la
que nuestros niños dedican más tiempo. Ver la televisión reduce la actividad
física y promueve, además, la ingestión de alimentos promocionados a través de
ella.
Prevención selectiva:
detección de la población de riesgo
·
Antecedentes familiares: si uno de los
padres es obeso, el riego de ser obeso es la edad adulta se triplica y, si
ambos son obesos se incrementa a más de 10. Antes de los 3 años de edad la obesidad
de los padres es más predictivo de obesidad futura que el propio peso del niño.
·
Períodos de importancia clínica: existen 3 períodos críticos de obesidad en la edad pediátrica: el 1er año de
edad, antes de los 6 años y la adolescencia.
La obesidad en la preadolescencia
puede ser riesgo de obesidad del adulto
Después de los 10 años, la adiposidad
de los progenitores es menos importante que la del niño para predecir la
obesidad durante la edad adulta.
·
Los lactantes de madres con diabetes
gestacional: nacen grandes y, aunque posteriormente su tamaño esté dentro de
límites normales, tienen más riesgo de obesidad futura.
El niño con sobrepeso
Para
prevenir la obesidad en esta situación es necesario un programa
multidisciplinario, combinando la dieta adecuada, el aumento de la actividad
física, la educación nutricional y la modificación de la conducta.
·
Tratamiento dietético: diferenciar las
dietas hipocalóricas de la higiene dietética, la información sobre alimentos
temporalmente prohibidos, normas de alimentación aconsejable, pautas de
realización de comidas.
·
Ejercicio físico: se intentará aquel que resulte inicialmente más atractivo
y con posibilidades reales de efectuarlo. Comenzará con ejercicio suave y fácil
para evitar rechazo por parte del niño; debe realizarse diariamente, mejor con
la familia y que sea divertido.
·
Modificación de la conducta: adquisición de hábitos dietéticos saludables. Mejorar
la autoestima. Realizar una autoevaluación del cumplimiento de la dieta y el
ejercicio físico.
·
Intervención de la familia: la familia debe colaborar siempre para no
provocar rechazo. Levará todo el peso del cumplimiento del programa en los
niños menores de 5 años. De los 5 a 10 se les dará cierta responsabilidad
vigilada y controlada. En la adolescencia, la familia ya tiene poca influencia
y es el propio niño el que debe controlarse.
Razón
por la cual, la obesidad debe ser considerada como una enfermedad crónica cuya
incidencia y prevalencia están aumentando tanto en países desarrollados como en
vías de desarrollo. Representa en la actualidad un problema importante de salud
pública en nuestro país. Las estrategias de prevención de la obesidad en la infancia
deben establecerse en la escuela y la familia, las dos instituciones que
ejercen mayor influencia en el niño deben corresponsabilizarse.
Fuente:
Isabel Polanco Allué y Pilar Pavón Belinchón (2012). Un reto actual: la prevención activa
de la obesidad y el comedor escolar. En Nutrición
en el ámbito escolar. Jesús Román Martínez Álvarez (Editor). Cap 5, p. 59-67.
España.
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