Los
cultivos transgénicos son aquellos al que, de manera artificial, se le
introducen nuevas características biológicas de plantas, animales o bacterias,
extraídas por medio de técnicas de ingeniería genética, que confieren a la
semilla rasgos no habituales como resistencia a plagas y herbicidas; estos
atributos son exaltados por la industria de biotecnología como solución a la
baja productividad de cultivos, pero la realidad es muy distinta y se refleja
en los resultados de campos y mercados de todo el mundo.
Sin
embargo, los organismos genéticamente modificados (OGM), conocidos como
transgénicos, no han demostrado su inocuidad para el consumo humano y animal.
Estudios
en mamíferos han alertado sobre la creación de alergias o la resistencia a
antibióticos, ya que las nuevas variedades creadas de manera artificial
contienen proteínas que nunca antes habían sido consumidas por humanos. Además
contaminan los cultivos nativos mediante la polinización cruzada, alterando la
relación de estos organismos con su ambiente.
Detrás
de la producción de los OGM encontramos, en su mayoría, empresas transnacionales
que tienen como objetivo producir ganancias extraordinarias para su beneficio
con el menor gasto posible.
Las
semillas transgénicas son propiedad de las empresas que las crean, por lo que
tienen derechos sobre su uso, comercialización y cultivo, es por ello que:
•
Los productores que compran las semillas de empresas transnacionales están
obligados a firmar un acuerdo, poco claro, sobre el uso que darán a esta
tecnología, lo cual les impide guardarlas o intercambiarlas en los ciclos
agrícolas siguientes.
•
Estos acuerdos, por lo general, propician que las empresas inspeccionen de
manera arbitraria las tierras de los agricultores y en caso de que se
“compruebe” un uso indebido de las semillas, los productores son víctimas de
demandas millonarias que los llevan a la ruina, sin importar que la presencia
de transgénicos en sus cultivos sea
debido a “contaminación accidental”.
•
Los productores se verán obligados a cumplir con las demandas y las políticas
de estas empresas, quienes serán dueñas de las semillas que ellos produzcan.
•
Cualquier semilla, nativa o no, que sea contaminada por organismos genéticamente
modificados, sería considerada semilla pirata.
•
Creación de monopolios. Muy pocas empresas controlarán el
precio y la disponibilidad del grano, que además está diseñado para resistir herbicidas
y plaguicidas producidos y comercializados por las mismas corporaciones.
•
La semilla genéticamente modificada tiene
un costo mayor al de la semilla convencional e incluso al de la híbrida.
•
Los transgénicos no producen más. Si comparamos el incremento de
producción de maíz en Estados Unidos (con transgénicos) entre los años 1986 y
2010, con el de países del Oeste de Europa (sin transgénicos), veremos cómo no
hay una diferencia significativa entre los dos, siendo incluso más elevado el
incremento en el Oeste de Europa.
•
El cultivo de transgénicos eleva el uso
de fertilizantes respecto
a las variedades híbridas y nativas.
•
El uso de transgénicos genera
resistencias a herbicidas, provocando
la aparición de súper malezas, por lo que se eleva el uso de estos químicos.
•
El uso de transgénicos genera resistencias
a plaguicidas, provocando la
aparición de súper insectos.
•
El cultivo de transgénicos no
disminuye el uso de insecticidas.
•
El cultivo de transgénicos no reduce
el impacto de las sequías ni los extremos del clima: En Estados Unidos se calculan
pérdidas de 50 billones de dólares por la sequía en 2012 a pesar del uso masivo
de transgénicos.
Greenpeace exige:
•
Apoyos directos a campesinos y campesinas para incentivar la producción de cultivos
con prácticas agroecológicas.
•
Presupuesto para la investigación pública que busque el desarrollo de técnicas
de agricultura sustentable.
•
La determinación de cultivos y áreas geográficas donde se localizan los centros
de origen y de diversidad genética de las semillas y cultivos originarios.
•
Las normas oficiales en materia de bioseguridad.
•
Solución efectiva a los casos de contaminación.
•
Prohibición a la siembra de cultivos transgénicos.
Fuente: 2013. Greenpeace (2013). Cultivos
transgénicos. ¿Quién Pierde?
Página web:
www.greenpeace.org.mx
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