Del 1
al 7 de agosto se celebra en más de 170 países la Semana Mundial de la
Lactancia Materna, destinada a fomentar la lactancia materna, o natural, y a
mejorar la salud de los bebés de todo el mundo. Tal como lo enuncia la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la lactancia natural es el mejor modo
de proporcionar al recién nacido los nutrientes que necesita. La OMS la
recomienda como modo exclusivo de alimentación durante los 6 primeros meses de
vida; a partir de entonces se recomienda seguir con la lactancia materna hasta
los 2 años, como mínimo, complementada adecuadamente con otros alimentos
inocuos.
El
consejo de los especialistas sugiere la introducción de alimentos sólidos a los
6 meses después de un amamantamiento exclusivo. En las etapas tempranas
de la alimentación complementaria, los padres difieren en los enfoques que
aplican para estimular la aceptación de alimentos sólidos. Por ejemplo, en
algunas culturas es una costumbre la pre masticación de los
alimentos antes de dárselos a los niños y en otras culturas, en el momento
del destete, alimentos como los vegetales se trituran, preparan en papilla y se
los dan a los bebés con cucharilla.
Sí, no
se sorprenda, la pre-masticación de alimentos por las madres para darlos
después a los bebés, es un método de alimentación tradicional considerado
saludable. Era una práctica estándar entre nuestros antepasados carentes de
licuadora, y sigue siendo la norma en muchas culturas no occidentales. El acto
expone a los bebés a la saliva de sus madres, dándoles un impulso al sistema
inmune que no pueden obtener de los alimentos estériles y pulverizados
comprados en las tiendas.
Recientemente,
el destete “dirigido por los mismos bebés” se ha convertido en una estrategia
muy difundida en la cual los padres les dejan a los bebés alimentos al alcance
de la mano para fomentar una autonomía temprana en la alimentación.
Las
guías para el destete tienden a centrarse en cuándo introducir sólidos, pero
los Principios de
orientación para la alimentación complementaria del niño amamantado publicados por la OMS contienen una guía
específica sobre cómo hacerlo y cuánto alimento debe darse, y recomienda el
“responsive feeding”.
Alimentar
adaptativamente (responsive feeding) significa estar en contacto con las formas
en que los bebés comunican sus necesidades, lo que les gusta y lo que no. Para
lograr esto, los padres deben ser capaces de identificar, interpretar y
responder a las señales de hambre, apetito y saciedad, así como a las
preferencias alimentarias.
Dado
que a los niños les cuesta consumir suficientes vegetales debido a su sabor
incluso amargo o textura inusual, los intentos de introducir verduras y
hortalizas en niños en edad escolar resultan dificultosos. Por el contrario,
ofrecerles una variedad de vegetales durante la alimentación complementaria
promueve la aceptación de los vegetales, que son tan importantes para la salud
y nutrición, ya que este período presenta una ventana de oportunidad única para
experimentar nuevos alimentos, específicamente verduras. Se sabe que
familiarizar a los bebés con una variedad de verduras y hortalizas desde el
inicio de la alimentación complementaria aumenta la probabilidad de que estos
alimentos se acepten a lo largo de la infancia.
A la
edad de 6 meses los niños están dispuestos a probar nuevos alimentos y están
sentando las bases para una alimentación saludable. Las preferencias del gusto
establecidas a edad temprana, continúan en etapas posteriores. Por ejemplo, de
acuerdo a estudios rigurosos, la oferta de una alta variedad de hortalizas
y verduras, en comparación con ninguna, o con una baja variedad de verduras
durante los primeros 10 días de la alimentación complementaria aumentó la
aceptación y la ingesta de verduras y hortalizas, la cual se prolongó hasta 6
años posteriores.
La
mayoría de las madres ofrece arroz o fruta como primer alimento, probablemente
porque piensan que disfrutarán de esta primera experiencia. El arroz para bebés
hecho con leche materna o un símil, crearía un puente entre el amamantamiento y
los sólidos, y la fruta es naturalmente dulce. Sin embargo, la adopción de una
estrategia de “los vegetales primero”
es más probable que facilite la aceptación de estos alimentos cuando es más
importante: al comienzo del viaje del sabor.
La
exposición al sabor y el descubrimiento del sabor durante el destete son
identificados como el comienzo del “viaje del gusto”, en el que la educación
del paladar con una variedad de alimentos diferentes se consideró importante
para los hábitos alimentarios posteriores de los niños. El destete fue descrito
como emocional y complejo, un período de transición en el cual el bebé progresa
de la leche hacia la dieta familiar y que va más allá de la mera nutrición.
Esta
práctica se probó en una pequeña muestra de madres mediante la adición
sistemática de sabores vegetales (purés de vegetales cocidos) a la leche
durante 12 días y luego al arroz para bebé durante 12 días. El resultado fue un
mayor gusto por las verduras y un aumento de la ingesta en comparación con el
grupo de control.
Los
lactantes que recibieron vegetales de esta manera demostraron menos expresiones
faciales negativas, comportamientos abiertos más positivos y una tasa más
rápida de comer vegetales durante las visitas de laboratorio filmadas. Por lo
tanto, aunque las madres pueden ser reacias a usar las verduras y hortalizas
como primer alimento se les facilitaría haciendo una introducción gradual hacia
la aceptación del sabor distintivo y puro de los vegetales.
Como
conclusión, posteriormente a la etapa de amamantamiento, el periodo de
alimentación complementaria constituye la mejor oportunidad para la
introducción de una variedad de sabores vegetales y de promover el gusto y la
ingesta de los mismos para sentar los fundamentos de una alimentación
saludable.
Fuente:
María Soledad Tapia
(2017). https://miradorsalud.com Mirador Salud. Fecha: agosto
22, 2017. En: Nutrición, Salud y Vida.
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