miércoles, 10 de marzo de 2021

Efectos fisiológicos y cognitivos de la cafeína en la infancia

 

La cafeína es el psicoestimulante más consumido en el Mundo. Al respecto, la Unión Europea y América del Norte disponen de legislaciones sobre la cantidad máxima de consumo de cafeína por niños, así como reglas de etiquetado que son reguladas por el Códex Alimentario Europeo y la FDA (administración de alimentos y medicamentos, por sus siglas en inglés.


Los productos con cafeína disponibles para el consumo por menores se expenden, sobre todo, en los supermercados y restaurantes, especialmente los de comida rápida, que se rigen bajo las normativas del país.

El consumo de cafeína en forma de café se ha relacionado con efectos benéficos a la salud en adultos en dosis bajas a moderadas (100-300mg/día). Por ejemplo, se ha observado que puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y algunos tipos de cáncer como el colorrectal. No obstante, su efecto en la población infantil sigue sin ser claro.


Algunos autores reportan evidencia que sugiere que los niños menores de 12 años, deberían limitar el consumo de cafeína a 2,5mg/kg/día debido a que éste es el umbral tóxico, lo que se refiere a que si se sobrepasa esta cantidad y se mantiene por un período de tiempo, el alcaloide podría provocar alteraciones en la salud de los niños.


A pesar de no ser un producto recomendable para el consumo en la infancia, diversos estudios dan cuenta de que el consumo en niños es real. Las principales fuentes de cafeína en esta etapa del desarrollo son: los refrescos de cola (50% de la ingesta total), algunas golosinas como las barras de chocolate y las bebidas energéticas (con un incremento en su consumo del 6% en la última década).


El inicio de exposición de los niños a la cafeína puede suceder desde el momento de la concepción a través de la placenta, durante el nacimiento ante circunstancias específicas de salud, o bien a lo largo de la infancia. No obstante, los efectos que produce a posteriori, no están bien establecidos debido a la dificultad de controlar las variables extrañas.


Por ejemplo, el citrato de cafeína se administra como parte del tratamiento de la apnea del prematuro, que es un desorden del desarrollo que produce hipoxemia y sus consecuentes efectos adversos. Existe evidencia que indica que su administración puede reducir la aparición de secuelas neurológicas y trastornos del movimiento en edades posteriores.


En el mismo sentido, otras investigaciones encontraron que el consumo de refrescos de cola (con cafeína), considerados como productos “no saludables”, incrementa la aparición de síntomas de TDAH.

En otro orden de ideas, cuando el consumo de cafeína por niños es de forma incidental (es decir, que no forma parte de ningún tratamiento médico), se convierte en un asunto controversial. Por un lado, existen estudios que muestran alteraciones en el crecimiento y desarrollo, tales como: síndromes serotoninérgicos, deficiencias de absorción de hierro y pérdida de peso y, por otro, existen artículos que reportan efectos que podrían considerarse positivos como: incremento del rendimiento físico y mental, así como efectos neuroprotectores.


En la literatura se encuentran investigaciones que han estudiado las  alteraciones en el ciclo del sueño en niños y que podrían ser causadas por la cafeína. Se observaron los efectos producidos en un total de 1.221 infantes de 5 a 15 años, con un consumo aproximado de 50 a 250mg de cafeína al día (de una a cinco latas de refrescos de cola). Los resultados obtenidos de estos estudios fueron que la cafeína puede retrasar el inicio del sueño cuatro minutos cada noche, así como que puede reducir hasta 15 minutos el tiempo total del ciclo del sueño por noche, sobre todo cuando se asocia con otros factores como el uso de algún dispositivo electrónico. Otros trabajos reportan que el alcaloide podría estar directamente relacionado con trastornos del sueño, como el insomnio.


La mayor evidencia sobre los efectos fisiológicos durante el crecimiento analizado está relacionada con las alteraciones en el ciclo del sueño que provoca el alcaloide, debido a la relación que existe entre la liberación de la hormona del crecimiento durante las primeras horas de la noche, y un adecuado crecimiento ponderal y desarrollo físico de los menores.


Esta revisión permitió evidenciar que los niños que consumen cafeína podrían tener efectos fisiológicos, con probable alteración en su crecimiento y desarrollo. Cuando la ingesta ocurre de manera voluntaria durante la edad escolar, podría mermar su crecimiento físico y desarrollo mental, aunque aún no se ha llegado a un consenso sobre cuáles son las dosis de bajo, medio y alto riesgo para los niños.


Partiendo de lo cual, se observa necesario una normativa de regulación de venta de estos productos entre la población infantil. El grueso de los resultados disponibles el día de hoy viene de los países donde hay una reglamentación y contextos específicos para expender productos con cafeína y hace falta en otros donde la legislación es más laxa y el consumo de cafeína se puede dar en múltiples situaciones, como Latinoamérica.


Dada la poca variabilidad de las muestras, es difícil conocer si las cuestiones socioculturales realmente influyen en los patrones de consumo de la cafeína. Por tanto, se considera necesaria mayor investigación en otro tipo de escenarios, en otras poblaciones (latinos, por ejemplo) y en otros países.


El desconocimiento sobre el tema podría repercutir en la toma de decisiones sobre los alimentos que se les proporcionan a los infantes. Además, el sesgo podría estar influenciado por las estrategias mercadológicas implementadas para el expendio de productos con cafeína y las normas y legislaciones disponibles.

 

Fuente:

Yeyetzi Citlali Torres-Ugalde, Angélica Romero-Palencia, Alma Delia Román-Gutiérrez (2020). Efectos fisiológicos y cognitivos de la cafeína en la infancia: Revisión sistemática de la literatura. Rev Esp Nutr Hum Diet. 2020; 24(4): 345 – 356. DOI: 10.14306/renhyd.24.4.1041

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