Actualmente,
existe evidencia considerable del impacto de la nutrición fetal en la condición
nutricional y de salud del periodo perinatal y la infancia. En esta etapa de la
vida, como en otras, la nutrición está condicionada por diferentes procesos de
difícil control y modificación, afectados por la disponibilidad y el
aprovechamiento de los nutrientes, con la particularidad de que durante la
gestación esta dinámica responde a un modelo de tres compartimientos (madre,
placenta, feto), cada uno con sus propios procesos metabólicos, y en
interacción simultánea para garantizar el crecimiento y el desarrollo fetal.
En un contexto
más amplio, la nutrición fetal
también ha adquirido gran relevancia al quedar demostrada la estrecha
interrelación entre la nutrición en estas etapas iniciales de la vida y la
salud en la vida adulta con base en los mecanismos de programación fetal, lo
cual confirma, una vez más, la importancia de esta temática.
La nutrición
del feto depende de la ingesta de nutrientes por parte de la embarazada y de
los depósitos endógenos maternos de sustratos como precursores para la síntesis
de tejido fetal, y como fuentes energéticas para el metabolismo oxidativo
fetal; por ende, la dieta se identifica como uno de los principales factores
ambientales que influye sobre el desarrollo del embrión y el feto, así como
sobre la salud materna. Aún más, en los últimos años se ha evidenciado la
importancia que tiene la alimentación de la madre, no solo durante la gestación
sino también desde el periodo preconcepcional.
La nutrición
inadecuada durante la gestación, independientemente del momento en que esta
ocurra, puede causar defectos persistentes en el producto de la gestación, dado
por diversos mecanismos como son la reducción del número de células de los
tejidos, la modificación en la estructura de los órganos y el cambio en el
ajuste de ejes hormonales clave. Sin embargo, las deficiencias nutricionales
maternas tendrán diversas consecuencias sobre el desarrollo fetal dependiendo
del momento en que ocurran, ya que cada órgano y cada tejido tienen un momento
diferente de período crítico de mayor replicación celular, en el cual las
inadecuaciones nutricionales provocan mayor impacto negativo en este proceso.
Cuando las
deficiencias se producen en la etapa inicial de la gestación los efectos
deletéreos sobre el crecimiento fetal son mayores y el producto de la concepción
se encuentra más afectado. Si la deficiencia de nutrientes ocurre en la mitad
de la gestación, solo se afecta al feto,
mientras que la placenta se hipertrofia como mecanismo compensatorio
para mantener el aporte de nutrientes. Cuando las deficiencias de nutricionales
ocurren al final de la gestación, su efecto será el retraso del crecimiento que
altera la relación feto-placenta. Por último, el impacto a largo plazo de los
factores dietéticos dependerá del momento, la duración e intensidad en que se produjo
dicha nutrición inadecuada.
El peso, la
talla y la composición corporal de la madre pueden relacionarse con su
capacidad metabólica y su habilidad para ofertar los nutrientes al feto. El
peso preconcepcional materno y la ganancia de peso durante el embarazo se han
asociado con el peso al nacer, de allí que una condición nutricional
deficitaria o por exceso durante el embarazo, afectaría el peso al nacer.
La
desnutrición materna trae consigo diversos efectos en la nutrición del feto,
particularmente por las alteraciones tanto del desarrollo como de la función
placentaria, de la modulación del sistema endocrino fetal y de la expresión
génica.
· Efectos
sobre la placenta: los cambios placentarios pueden ir
desde modificaciones en el peso, histomorfología, vasculogénesis y
angiogénesis, todo lo cual altera la capacidad de transferencia de
macronutrientes indispensables durante la vida fetal para la formación de
tejido, así como para la producción de energía para los procesos oxidativos; y
también se afecta la plasticidad por lo que el crecimiento y el desarrollo
fetal quedan comprometidos.
· Efectos
sobre el sistema endocrino fetal: el embarazo normal
implica la producción de hormonas en los compartimientos materno, fetal y
placentario. En casos de desnutrición materna, esta secreción puede verse
afectada, principalmente por sus efectos sobre la producción de
glucocorticoides, factores de crecimiento similares a la insulina y leptina.
· Efectos
sobre la expresión génica: la nutrición de la madre puede
programar la susceptibilidad de un individuo a desarrollar enfermedades en la
edad adulta a través de cambios epigenéticos del genoma fetal sin alterar la
secuencia del ADN.
Las
mujeres obesas tienen un riesgo incrementado de padecer hipertensión,
preclampsia y diabetes mellitus gestacional (DMG). Esta última, a su vez, si no
es controlada, puede llevar a una excesiva transferencia de glucosa al feto,
induciendo una hiperglicemia fetal, lo que altera su estructura y función
pancreática llevando a un incremento en la secreción de insulina y macrosomía.
Así mismo, la obesidad materna está asociada con un aumento del volumen
plasmático, incremento de la transferencia placentaria así como de la
resistencia a la insulina, lo cual favorece una mayor cantidad de glucosa disponible
para el feto de manera permanente.
Del
mismo modo, otras sustancias como los triglicéridos, aminoácidos y cetonas son
transportados en mayor proporción al feto, de allí que los hijos de madres con
DMG muestran un incremento significativo de masa grasa y de porcentaje de grasa
corporal cuando se comparan con aquellos nacidos de madres con una tolerancia
normal a la glucosa; ello incrementa el riesgo a padecer obesidad en la
infancia.
Es
importante destacar que ambas formas de malnutrición, por déficit y por exceso,
durante el embarazo parecen resultar en una alteración permanente de los mismos
circuitos hipotalámicos, por lo que se piensa que se trata de un mismo
mecanismo para las dos enfermedades.
Metabolismo y situación endocrina
El
metabolismo materno se modifica durante el embarazo para abastecer a la unidad
feto-placentaria en todas sus necesidades.
Durante
el primer trimestre, las necesidades son principalmente cualitativas para el
desarrollo de órganos, dado que el crecimiento embrionario está todavía
limitado. En este periodo la hiperfagia y el aumento de la sensibilidad a la
insulina permiten que la madre, incluso en condiciones de desnutrición ,
almacene grasa en el tejido adiposo e incremente su peso corporal neto.
En
el segundo trimestre, a partir de las 20 semanas de gestación, el crecimiento
fetal es controlado por factores maternos y placentarios. Es difícil estimar la
influencia que estos dos compartimientos tienen sobre el crecimiento fetal
intrauterino; sin embargo, el retardo del crecimiento intrauterino está
caracterizado por una capacidad reducida de la unidad útero-placentaria para
suministrar oxígeno y nutrientes al feto.
En
el tercer trimestre, el crecimiento fetal llega a ser exponencial y, al mismo
tiempo, aumentan las demandas nutricionales fetales para completar el
desarrollo de estructuras importantes como el sistema nervioso central. Con
objeto de adaptarse a esta nueva condición, el metabolismo materno se desplaza
de la situación anabólica del primer trimestre, a una situación catabólica
donde la progesterona, el cortisol, la prolactina y la leptina dan lugar a una
disminución de la reactividad a la insulina con un incremento consecuente de
los niveles plasmáticos de ácidos grasos libres y glicerol.
Hoy
día, se piensa que la dieta materna, el estado nutricional y la situación
metabólica a que este conduce, son probablemente los factores maternos que más
pudieran influenciar en la nutrición fetal.
Fuente:
Ingrid
Rached Sosa y Luisana Caraballo (2014). Nutrición Fetal. En Nutrición en el Embarazo. Cap II,
p.45-79. CANIA. Empresas Polar. Caracas.
RECIBAN UN SALUDO CORDIAL
ResponderBorrarel tema a desarrollar es la nutrición fetal:
Es muy importante la alimentación en esta etapa inicial del embarazo, Independientemente de que tu estés o no estés embarazada, una dieta saludable incluye proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales y mucha agua. existen pautas de nutrición que pueden ayudar a determinar cuántas raciones de cada grupos de alimenticios deben comer cada día. Comer una variedad de alimentos en las proporciones indicadas es un buen paso para mantenerse sano. es importante. una dieta para el buen desarrollo del feto y la madre, ya que abusar de una mala alimentación podría traer posibles consecuencias en el desarrollo fetal tales como: mal formaciones congénitas, retraso en el desarrollo del feto, adelantamiento del parto, que no se desarrolle los órganos del bebe y alteraciones en el metabolismo entre otras enfermedades.
hoy día se piensa que el comer bien es comer de mas, es decir que pueda consumir todo tipo de alimentos sean saludable o no al contrario se debe considerar lo que comen una mujer embarazada debería buscar asesoría en caso que la desconozca ya que esta en la etapa mas importante de la vida la gestación y evitar comer alimento que podrían acarrear consecuencias y enfermedades a corto y largo plazo de la vida.
CASTILLO INLENE MARILIN.
Es muy interesante esta lectura porque en esta etapa de la vida, como en otras, la nutrición está condicionada por diferentes procesos de difícil control y modificación, afectados por la disponibilidad y aprovechamiento de los nutrientes. La nutrición del feto depende de la ingesta de nutrientes por parte de la embarazada y de los depósitos endógenos maternos durante de sustratos para la síntesis de tejido fetal y como fuentes energéticas para el metabolismo oxidativo fetal, por ende, la dieta se identifica como uno de los principales factores ambientales que influye sobre el desarrollo del embrión y el feto, así como sobre la salud materna. Yuvelis Sosa
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