Junto al valor nutricional ideal o
deseable de los alimentos, también deben considerarse los aspectos
concernientes a la forma de entregar esos alimentos a un sujeto completamente
dependiente como es un niño en esta edad.
Es importante entonces reconocer
que muchas de las acciones a implementar dependen de la actitud (disposición y
disponibilidad) de la persona encargada, con frecuencia la madre del niño. Las
conductas de alimentación del encargado deben ser apropiadas para asegurar que
los alimentos sean ofrecidos y aceptados por el niño.
Para llevar a cabo estas
actividades de alimentación, los padres, encargados o maestros de Educación
Inicial, precisan de recursos adecuados o por lo menos no tener limitaciones
para atender al niño y así, en base a sus conocimientos, llevar adelante el
proceso de alimentarlo. El tiempo necesario para realizar esas actividades es
considerable y debe ser contemplado en la planificación de las actividades que
realiza la madre o la maestra.
UNICEF ha reconocido la importancia
de las conductas de los encargados de los niños, considerando que tanto la supervivencia del niño como su
crecimiento y desarrollo están afectados directamente por la ingesta de
nutrientes y la salud, y estos a su vez por factores subyacentes como
seguridad alimentaria doméstica, disponibilidad de servicios de salud y
salubridad del ambiente.
“Cuidado del niño” se refiere a todas las acciones y conductas
realizadas por el encargado que resultan en la ingesta apropiada de alimentos,
favoreciendo la salud y el desarrollo cognitivo y psicosocial del niño.
Si bien
existen grupos sociales con la capacidad socio-económica para afrontar sin
limitaciones cualquier recomendación, aun constituyen mayoría en el área los
grupos menos favorecidos, para quienes puede ser dificultosa no solo la
disponibilidad de los alimentos más adecuados para la Alimentación
Complementaria de sus hijos, sino también la disponibilidad
de tiempo de la madre del niño, quien con frecuencia debido a las necesidades
familiares tiene que salir del hogar y contribuir al presupuesto familiar a
través de actividades laborales que pueden interrumpir la Lactancia Materna
y el cuidado directo del lactante.
Hoy día cada
vez es más constante la participación de la mujer en actividades laborales, con
frecuencia en el sector informal o con empleos de baja renta y dudoso beneficio
económico global. Eso se traduce en hogares en los que cada vez es menor el
tiempo de las madres para la atención de los hijos y la necesidad de involucrar
a terceras personas en la atención de los niños. Además, debemos contemplar la
problemática social de separación familiar, madres solteras, madres
adolescentes, bajo nivel de escolaridad e instrucción, pobre nivel
socio-económico, etc., que hacen de la Alimentación
Complementaria una actividad de difícil planificación.
Factores que afectan la capacidad de la
madre o encargado para proporcionar la Alimentación
Complementaria
A nivel del hogar y la comunidad,
los principales factores que pueden limitar la capacidad de la o las persona(s)
para realizar la Alimentación
Complementaria son:
·Educación, conocimiento y creencias de
la persona responsable de la alimentación complementaria
·Carga de trabajo y tiempo disponible
para la alimentación complementaria
·Salud y estado nutricional de la persona
·Salud mental, nivel de estrés y
seguridad en sí mismo
·Autonomía, control de recursos y
asignación intrafamiliar
·Soporte social de parte de la familia y
la comunidad
Se habla del “encargado” de administrar
la alimentación complementaria porque si bien es la madre en la mayoría de las
culturas la que inicia la alimentación del niño, con frecuencia una vez el niño
comienza a caminar, suele quedar bajo la “tutela” de sus hermanos o familiares
mayores. Por otra parte, la mujer cada vez está más involucrada en actividades
laborales que implican su salida del hogar por períodos variables, que hacen
que se interrumpa no solo la Lactancia
Materna sino su participación en la alimentación complementaria, pudiendo
de igual forma quedar el niño a cargo de familiares o “amigos” no siempre con
la capacidad, la dedicación y el tiempo necesarios para realizar esta actividad
Dentro de los factores enumerados,
es obvio que si la persona a cargo no tiene los conocimientos adecuados para
cumplir a cabalidad el lineamiento de alimentación complementaria o si sus
creencias o antecedentes culturales riñen con la misma, no la va a llevar a
cabo en forma satisfactoria. De igual manera, si esa persona no dispone del
tiempo, la voluntad, el estado de salud o un nivel mínimo de confianza y
seguridad en sí mismo, no va a poder llevar a cabo el cuidado del niño. Es
evidente entonces que más allá de la presencia de una persona “encargada”, ésta
debe tener ciertos requisitos básicos para efectuar adecuadamente las funciones
requeridas (edad, educación, madurez, disposición de tiempo, de ánimo y de
recursos).
Conducta de la persona
encargada ante la alimentación complementaria
Es muy
importante no solo ofrecer los alimentos sino interactuar con el lactante para
asegurar la adecuada introducción y efectividad de la alimentación complementaria.
En ese entendido debe facilitarse:
• La adaptación del método de
alimentación a las habilidades motoras del niño: por ejemplo a su capacidad
para sujetar una cuchara, la habilidad para morder y masticar, para agarrar
alimentos con los dedos, etc., ofertando los alimentos en la consistencia,
textura y presentación idónea a la capacidad actual del niño.
• Actitud y empatía de la persona
que alimenta: estímulo para que el niño coma, oferta adicional de comida si el
niño muestra deseo, etc.
• Compenetración del alimentador en
el proceso: establecimiento de una relación afectiva entre el niño y su
encargado; disponibilidad de tiempo para interactuar y ofrecer la comida de
una forma estimulante y agradable para el niño; promover una interacción
positiva, evitando forzar al niño, contrariarlo o establecer conductas de
aversión a la comida.
• Asegurar la seguridad y el
entorno de la alimentación: organizar las comidas en un local adecuado,
establecer una frecuencia y regularidad apropiada a la edad y necesidades del
niño, supervisar y proteger al niño mientras se alimenta; evitar distractores
durante las comidas.
Muchos casos de niños con retardo
en el crecimiento no orgánico, han comprobado la importancia de la
interrelación apropiada entre el niño y el encargado de alimentarlo, tanto en
lo referente a la organización del tiempo de comida como en los factores
asociados a la misma. En caso que estos factores influyan en forma negativa, se
puede establecer un pobre crecimiento del lactante aun cuando exista una
adecuada disponibilidad de comida.
Con frecuencia los niños con
problema para crecer presentan el antecedente de tiempos de comida basados en
un enfoque autoritario y coercitivo por parte de la persona que lo alimenta,
enfoque que puede anular el sistema regulatorio interno de hambre y saciedad
del niño.
De igual forma, una baja
sensibilidad y percepción materna de las señales de apetito – saciedad del
niño; familias con pobre interacción afectiva, aislamiento social, pobres lazos
de familiaridad, no percepción de problemas sutiles orales/motores o retraso en
el desarrollo del niño para la alimentación, en resumen, condiciones capaces de
generar una ruptura en la relación afectiva entre el niño y la persona que lo
alimenta.
El desarrollo de conductas de
alimentación más “activas” para el niño por parte de los encargados, se asocia
a incremento en la ingesta dietética e incremento en los índices
antropométricos. Esas conductas alimenticias “positivas” pueden tener un
poderoso impacto en la cantidad de comida ingerida.
La optimización de la alimentación complementaria
implica además de asegurar la calidad nutricional de los alimentos ofrecidos y
su seguridad higiénica, prestar atención a las conductas específicas en torno
al proceso de alimentación y a eventuales problemas que puedan interferir con
el cuidado del niño.
En resumen, la evidencia actual
sugiere que las intervenciones pragmáticas para mejorar la alimentación complementaria
probablemente no son tan exitosas si no toman en consideración factores
conductuales y los problemas y dificultades que pueden surgir en torno al
cuidado del niño. Por ello, los factores económicos y dificultades domésticas
en el hogar pueden influenciar el tipo y la cantidad de alimentos ofrecidos y recibidos
por el niño.
Fuente:
Asociaciones
de Pediatría de Centro América (2013). Primer
consenso Centroamericano alimentación en
el primer año de vida.
Sociedad Centroamericana de
Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica.
Es importante la buena alimentacion que recibe el niño desde temprana de edad por parte de sus padres, ya que estos deben responder a una de las necesidades principales que presenta el niño y el adulto es el encargado de solventar dicha necesidad, el niño para tener un buen desarrollo en todos los aspectos debe estar bien alimentado, y la influencia principal en esta aliemtacion son los padres, pero, en la actualidad cada vez es mas dificil ya sea por problemas personales o economicos que afectan al hogar, ya no son los mismos alimentos, ya no es la misma cantidad que quizas antes se podia consumir. Genesis Camargo- IUJO
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