De esta manera, toda la comunidad debe intervenir en la educación para la salud. Como
consecuencia de la sensibilización creada por la misma, se produce una auto-responsabilidad
en el cuidado y promoción de la salud, que puede llegar a una modificación de
actitudes, y en algunos casos de comportamientos, hacia estilos de vida más
saludables.
La educación para la salud informa, motiva y ayuda a la población a adoptar y
mantener prácticas y estilos de vida saludables, propugna los cambios
ambientales necesarios para facilitar estos objetivos y dirige la formación profesional
y la investigación hacia estas metas. En opinión de la OMS , la EpS es «cualquier combinación de
actividades de información y educación que lleve a una situación en la que la
gente desee estar sana, sepa como alcanzar la salud, haga lo
que pueda individual y colectivamente para mantener la salud y busque ayuda
cuando la necesite»
Condiciones
para una acción en Educación para la
Salud (EpS)
La educación para la salud es un método de trabajo en la actividad
de los educadores y de los profesionales sanitarios. Según Modolo «es un
instrumento que ayuda al individuo a adquirir un conocimiento científico sobre problemas
y comportamientos útiles par alcanzar el objetivo «salud». La OMS resume en tres los
objetivos de la EpS :
1. Obtener que el concepto de salud se inserte en
los «valores» reconocidos por la comunidad.
2. Ofrecer a la población conocimientos suficientes y capacidad
práctica para resolver los problemas de salud.
3. Favorecer el desarrollo de los servicios sanitarios.
Para conseguir estos objetivos, Modolo señala que toda acción
de educación para la salud debe reunir los requisitos y consideraciones
siguientes:
1. La educación para la salud no debe centrarse sólo en el
individuo, debe comprender al grupo, ya que los comportamientos individuales
tienen en gran medida una influencia grupal, social.
2. Se deben abordar problemas concretos, relevantes y percibidos.
No se deben tratar problemas no sentidos, pues carecen de significación, ni
tampoco generales, que por ser excesivamente amplios, difuminan una posible actuación.
Es importante recoger las vivencias de los individuos.
3. La acción debe ser continua y no puede quedarse en actuaciones
puntuales, esporádicas o de «campañas». La formación de actitudes y
comportamientos requiere un tiempo superior al necesario para la mera
información.
4. Se debe tener en cuenta la competencia de los
individuos. Cada persona tiene unos comportamientos y actitudes debido a una
historia y a una serie de condicionantes que ella misma conoce y valora, por lo
que decidirá cambiarlos o no en función de su escala de valores.
5. El profesional de la educación para la salud no debe establecer
una relación de autoritarismo, presentando un mensaje de forma dogmática como
«la verdad», sino que debe presentarse como colaborador en la búsqueda de soluciones
a problemas de interés para todos.
6. La información suministrada debe ser veraz e íntegra, es
decir, no debe ser parcial, falsa o deformada. Reconociendo la dificultad de la
neutralidad, se debe buscar anular las tendencias por confrontación de los
datos provenientes de diversas fuentes.
7. Se debe procurar la motivación necesaria para que los individuos
acepten los mensajes, superando los obstáculos y resistencias culturales y
psicológicas hacia determinados problemas, ayudándolos aponer en práctica las
soluciones encontradas.
El enfoque
pedagógico en educación para la salud
El estilo de vida de las personas, aspecto básico en la promoción
de la salud, depende en gran manera de su capacidad de elegir, de tomar
decisiones. Esto sólo puede desarrollarse si el currículo escolar se plantea de
una forma holística, destinada a la formación integral de los alumnos y
alumnas, y no simplemente a la transmisión del conocimiento.
Establecer la relación entre los factores de riesgo y el daño
para la salud requiere un adiestramiento que permita desarrollar la capacidad
crítica de los alumnos sobre sus propios conocimientos. Estas ideas, diferentes
en cada individuo, configuran el modo propio de vivir, de relacionar
experiencias y comportamientos, de manera que es necesario iniciar las
actividades de enseñanza y de aprendizaje averiguando el punto de partida de
cada alumno, sus ideas previas, en las cuales intervienen muchas veces
tradiciones y prejuicios.
De esta forma, para fomentar el aprendizaje, no sólo de conocimientos
sino también de actitudes y de habilidades, no es indiferente la metodología
didáctica que se utilice. El método tradicional de transmisión de información, de
normas y pautas de comportamiento, no parece el apropiado.
Para hacer educación para la salud en la escuela, no hace
falta introducirla como una nueva disciplina. Si analizamos las propuestas
educativas de la perspectiva constructivista y las implicaciones metodológicas
que conllevan, y las comparamos con las condiciones de una acción de EpS,
podemos llegar a la conclusión de que no existen diferencias entre ambas.
Podríamos concluir que el profesorado, tanto por
contenidos como por metodología, realiza una acción intrínsecamente de EpS, no
siendo necesario hablar de higiene bucodental, sexualidad o alimentación, para
llevarla a cabo.
Elementos
que configuran un Currículum de EpS
El objetivo último de la educación es el desarrollo intelectual,
afectivo y psicomotor de los alumnos, es decir, su desarrollo integral como
persona, de forma que todos los contenidos que se tratan, están en función de ese
último fin, y la metodología utilizada es aquella que no sólo permite el
aprendizaje de conceptos y habilidades, sino también la adquisición de los
valores, normas y actitudes relacionadas con ellos.
La escuela tiene la obligación de responder a las
necesidades que la sociedad tiene planteadas, y la sociedad actual tiene una
serie de problemas de salud que no pueden ser tratados única y sintomáticamente
desde el campo de la medicina. Nos referimos a los problemas de cronificación
de enfermedades, envejecimiento de la población, uso y abuso de drogas y
fármacos, sedentarismo, malnutrición, problemas cardiovasculares, etc.
Todos estos problemas tienen en común una causa que los
origina: el estilo de vida. El
desarrollo de las diferentes pautas de conducta debe ser tratado en la escuela,
ya que la edad escolar es el momento idóneo para ello.
Si la escuela es un lugar de socialización donde se transmite
el patrimonio cultural y por donde pasan todos los ciudadanos en el momento de
su vida en que es más fácil el aprendizaje e interiorización de ciertos
conceptos, valores y normas de comportamiento, es en la escuela, donde se debe
capacitar a los alumnos a analizar críticamente los valores culturales,
preparándolos para una sociedad plural y diversa. Necesitamos, por ello,
conocer los problemas que tiene la sociedad, para abordarlos en consecuencia.
Entre las cuestiones prioritarias actuales en relación a
la salud, podemos indicar, los estilos de vida, la alimentación poco saludable,
la falta de ejercicio físico, la dificultad en las relaciones humanas, los
movimientos migratorio la ciudades deshumanizadas, el consumismo, el
envejecimiento de la población, los problemas de higiene, etc. que conllevan
unas enfermedades que difícilmente se curan con el tipo de medicina tradicional.
En la EpS
es de gran importancia el análisis de la evolución histórica de los diferentes
conceptos de salud. No es ésta una cuestión anecdótica, puesto que cada concepto
ha ido aportando un rasgo diferente y ha marcado el nivel de conocimiento que
existe en la sociedad en cada momento, indicando un camino a recorrer para llegar
a alcanzar el concepto de salud que poseemos en la actualidad. Esto significa
que debemos tener en cuenta el nivel de partida, los preconceptos de salud de
nuestros alumnos para, a partir de ahí, iniciar el proceso de enseñanza y de aprendizaje.
Pero al igual que no existe un único estilo de vida saludable,
ya que éste depende del entorno social y cultural en el que nos movemos,
tampoco podemos basar la promoción de la salud únicamente en comportamientos individuales,
sino que debemos tener un enfoque ecológico, ya que las raíces de los problemas
de salud tienen factores políticos, económicos y sociales.
Las actividades planteadas y la metodología empleada deben
estar en función de lo que queremos conseguir. Si pretendemos proporcionar
destrezas para la vida, aumentar la autoestima, desarrollar la capacidad de
elección, de adaptación, de comunicación, de saber gestionar el tiempo con
efectividad, y de ser críticos y constructivos con el ambiente que nos rodea,
debemos utilizar recursos, estrategias y metodologías adecuadas para ello. Las simulaciones,
presentación de problemas, investigaciones, juegos, caracterizaciones, debates,
etc. son estrategias que, usadas adecuadamente y en el momento oportuno, dan
resultados óptimos.
En este sentido y como propuesta metodológica, debemos contar
con la participación de padres, maestros, médicos y demás agentes sociales.
Está demostrada la dificultad de obtener algún cambio individual si no hay
colaboración en instancias comunitarias que faciliten y refuercen la puesta en
práctica de una nueva opción del alumno a la cual ha podido llegar por decisión
personal en el trayecto de su aprendizaje escolar.
Lo que se espera del profesorado es que sepa actualizar el
tratamiento de estos temas, evitando presentarlos únicamente desde una
perspectiva médica e individualista, agregándoles la carga medioambiental que
poseen.
Esto requiere hacer intervenir a la familia, analizar con
los alumnos las influencias que en sus propios comportamientos posee el entorno
donde viven, desde las amistades a la estructura sanitaria, pasando por el tipo
de ciudad en la que habitan o la sociedad de consumo en la que están inmersos.
Lo importante es la promoción de la salud y debemos
comenzar a conseguir, desde la escuela, que las opciones de vida más fáciles de
elegir sean también las más saludables.
Fuente:
Gavidia Catalán, Rodes Sala, Carratalá Beguer,
(1993). La educación para la salud: una
propuesta fundamentada desde el campo de la docencia. Enseñanza de las Ciencias, 1993, 11 (3), 289-296
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