Los 1000
primeros días de vida son días de oportunidades para el niño, donde tenemos en
cuenta desde el momento de la gestación hasta los 2 años. En este periodo de
tiempo se encuentran afectados el crecimiento y desarrollo del niño.
Por ello es
importante establecer estrategias de prevención para promover el crecimiento
apropiado, que aseguren el completo potencial de desarrollo físico y
neurocognitivo y disminuyan el riesgo de desarrollo de enfermedad metabólica.
Todos los órganos
son particularmente susceptibles durante este período a factores externos, como
el entorno fisiológico materno en el útero, la leche materna y la incorporación
de alimentos.
El aumento
acelerado, en el presente siglo, de las enfermedades crónicas, como las
cardiovasculares, la diabetes y la obesidad, no sólo resultan de inadecuados
estilos de vida en escolares y adultos, sino también un reflejo de la
influencia de factores que operan en el ambiente intrauterino y las primeras
etapas de la vida, que de alguna manera “programan” la respuesta fisiológica y
el comportamiento humano ante los retos del mundo moderno a lo largo de la
vida.
Hay algunos
estudios que demuestran que los adultos que sufrieron bajo peso o desnutrición
en los primeros mil días, tienen menos estatura, como así también otras
mediciones antropométricas. En muchos estudios se ha hallado que el hecho de
haber sufrido desnutrición, en las primeras etapas de la vida, se asocia con
menor capital humano.
Es por lo
anteriormente dicho que es tan importante la nutrición durante la gestación,
teniendo en cuenta la necesidad de cada nutriente en la etapa adecuada de
crecimiento intrauteruino.
Existen
distintas deficiencias de micronutrientes que tienen un impacto en el
desarrollo neurológico: la deficiencia de folato en el período periconcepcional
puede causar defectos de nacimiento graves conocidos como defectos del tubo
neural, con retraso mental y alta mortalidad.
Alrededor del
35% de las personas de todo el mundo están en riesgo de deficiencia de yodo. La
deficiencia grave de yodo durante el embarazo puede causar bocio, abortos
involuntarios, aumento del riesgo de mortalidad infantil y anomalías congénitas
como el cretinismo, afectando la función y el desarrollo cognitivo, por lo que
es la principal causa de daño cerebral prevenible en el mundo.
La deficiencia
de hierro es la carencia nutricional más común en el mundo. El rápido
crecimiento del feto neonatal humano tiene una elevada exigencia de hierro y es
más vulnerable que el crecimiento del cerebro en la infancia tardía. Los datos
últimos, y no muy recientes de Argentina, muestran un alto porcentaje de
mujeres embarazadas con anemia. Situación que se repite en varios países de
Latinoamérica.
Muchos
estudios en seres humanos han encontrado que la deficiencia de hierro tiene un
efecto perjudicial sobre el aprendizaje, la memoria y el comportamiento
afectivo y social. La OMS recomienda que los bebés sean alimentados
exclusivamente con leche materna los primeros 6 meses de vida para lograr un
crecimiento, desarrollo y salud óptimos. De acuerdo a la OMS, en el mundo, los
niños/as de seis meses alimentados exclusivamente con leche materna no llegan
al 40%.
Hay beneficios
de la lactancia sobre el capital humano ya que algunos estudios la asocian de
manera consistente con un mayor rendimiento en las pruebas de inteligencia en
niños y adolescentes. Se sabe que la Lactancia materna y el líquido amniótico
comparten patrones de sabor con los alimentos ingeridos por la madre, lo que
sugiere que la leche humana podría ser un “puente” entre las experiencias con
los sabores in utero y los alimentos sólidos.
Estudios
realizados durante el embarazo (líquido amniótico) y lactancia (LH) mostraron
que la exposición temprana a estos alimentos determinarían su preferencia a
futuro. La variedad de sabores habla de mayor variabilidad en la dieta y su
contenido nutritivo, lo que lleva a lograr una alimentación más balanceada. La
alimentación complementaria oportuna tendrá sus consecuencias si se inicia
prematuramente o tardíamente.
Fuente:
María Cecilia
Llaver Mucarcel (2019). Nutrición en los
primeros 1000 días de vida.
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