Lactancia
Materna Parcial, implica
el consumo prioritario de Leche Materna con la adición de una fórmula láctea u
otros líquidos en pequeñas cantidades. Con frecuencia en nuestra región
erróneamente se utilizan líquidos edulcorados, té, miel, agua de arroz o
cereales, etc. Cuando se usan líquidos adicionales como los mencionados, con
frecuencia desplazan el consumo de Leche Materna sin incrementar la ingesta
calórica total, con el perjuicio nutricional obvio. Esta práctica se asocia a
duplicación del riesgo de diarrea infecciosa.
Aun después de la introducción de
los alimentos complementarios, la Lactancia Materna continúa siendo una fuente
importante de nutrientes para el niño pequeño y debe mantenerse hasta el año,
inclusive durante el segundo año si la madre y el niño así lo desean. Los
alimentos complementarios deben ser nutricionalmente seguros y administrados de
manera apropiada, para que cubran las necesidades de energía y nutrientes del
niño pequeño.
Sustitutos adecuados de la Leche Materna
Se define así a los productos
destinados a satisfacer por completo los requerimientos nutricionales de los
lactantes durante los primeros 4
a 6 meses de edad y que contribuyen como parte principal
de los requerimientos nutricionales a lo largo del primer año de vida cuando no
es posible ofrecer Lactancia Materna.
Deben tener una composición similar
o equivalente al valor nutricional de la misma y deben ofrecer la seguridad
bacteriológica para que su consumo sea inocuo para el lactante.
El niño que por alguna razón no es
amamantado y requiere un sucedáneo de la Leche Materna , debe
consumir uno que posea la composición adecuada y cuyo suministro sea confiable
e ininterrumpido.
Las madres deben ser advertidas
previo al consumo de estos productos, sobre la superioridad de la Leche Materna como
fuente de alimentación para todos los niños, así como las consecuencias y
riesgos del empleo de estos productos si no se observan las condiciones mínimas
requeridas para su uso (educacionales, económicas, higiénicas, etc.)
Sustitutos inadecuados de la Leche Materna
Son todos aquellos alimentos
utilizados para reemplazar y/o complementar la Leche Materna pero
que carecen de la composición nutricional idónea para el efecto. Una de las
opciones más frecuentemente utilizadas es el uso de leche de animal modificada
en el hogar (por lo general, leche de vaca).
No es recomendable como una opción
de alimento de sustitución en niños menores de un año, al igual que la mayoría
de bebidas derivadas de cereales, atoles y hierbas, dado que poseen un aporte
nutricional muy variable: muy alto en el caso de las leches de animal y muy
limitado en el caso de los atoles. No se recomienda el empleo de fórmulas a
base de proteína aislada de soya en los primeros 6 meses de vida ni el uso de
leche entera de vaca antes del primer año
Suficiencia de la Lactancia Materna
Riesgos potenciales de la alimentación
temprana
Los niños no deben recibir
alimentos complementarios diferentes a la Leche Materna antes
de los 6 meses. A pesar de ello, en la práctica diaria es común que se les
suministre alimentos semisólidos o substitutos inadecuados de Leche Materna en
edades tan tempranas como 2 y 3 meses.
Se sabe que existe inmadurez
digestiva y funcional. Algunas enzimas digestivas como la amilasa, enzima
encargada de digerir el almidón puede ser “estimulada” y aumentar su secreción,
al igual que puede “inducirse” un incremento en la filtración glomerular y en
la función renal compensatorias debido a la ingesta de grasas y proteínas.
Obviamente, el hecho de que puedan
darse esas adaptaciones no justifica el forzar a que ocurran. Por el contrario,
está bien descrita en la literatura mundial una gran cantidad de desventajas
inmediatas y riesgos a corto y largo plazo asociados a Alimentación
Complementaria muy temprana (Previo a los cuatro meses de vida) y que se
describen a continuación
Malnutrición: Los alimentos diferentes a la Leche Materna
reducen la frecuencia e intensidad de la succión, reduciendo en consecuencia
la producción de Leche Materna, con lo que la Alimentación Comple mentaria
pasa a ser “suplementaria”. La gran mayoría de alimentos utilizados para ese
efecto poseen un valor nutricional inferior al de la Leche Materna , de
manera que el niño no solo toma menos leche sino que consume alimentos
nutricionalmente inferiores, la consecuencia lógica es malnutrición. A la
inversa, cuando se consumen cantidades muy altas de nutrientes, el inicio de
alimentos sólidos previo a los 6 meses de edad se asocia con obesidad en edades
posteriores.
Déficit
de Hierro, Anemia: El consumo de cereales y vegetales no suplementados
interfiere con la absorción del Hierro contenido en la leche humana, llevando
a estados deficitarios de dicho mineral y de algunos otros como Zinc y
vitaminas. La gran mayoría de alimentos utilizados para ablactación en nuestros
países (cereales, granos, tubérculos, vegetales, etc.) son carentes de
micronutrientes como Hierro y Zinc.
Incremento
del riesgo de enfermedades diarreicas: La alimentación complementaria en países con bajos
índices de salud ambiental implica manipulación de alimentos en ambientes no
sanitarios. La temperatura ambiental en climas tropicales y la duración del
almacenamiento de comida después de la preparación se correlacionan con los
recuentos bacterianos detectados en los alimentos.
La transmisión de microorganismos,
tales como virus, por contaminación de las manos de los padres o encargados de
administrar la alimentación, junto a las limitaciones en calidad y
disponibilidad del agua son factores adicionales de riesgo cuando se utiliza
Alimentación Complementaria a tan temprana edad.
Obesidad: Si bien la etiología es
multifactorial y compleja, parece existir una relación entre obesidad
adulta/sobrepeso y obesidad durante la infancia: se ha demostrado correlación
entre obesidad a los 12 meses de edad y obesidad en etapas posteriores en la
vida, incluso en la edad adulta. También existe correlación entre una ganancia
de peso muy rápida durante la infancia y sobrepeso posterior. Cuando se inicia la Alimentación
Complementaria antes de los 6 meses, se incrementa el riesgo
de obesidad.
Los niños alimentados con fórmula
crecen igual que los alimentados con Leche Materna durante los primeros 3 meses
de vida, a partir de allí, los niños que toman fórmula crecen más que los niños
que toman Leche Materna: en promedio 410 g ./año los varones y 750 g ./año las niñas. Por
ello se considera que sobre-alimentación es uno de los principales riesgos de
lactancia artificial y Alimentación Complementaria muy temprana. El consumo de
leche humana parece regular la ingesta alimentaria, acorde a las necesidades
reales del lactante
Hipertensión
arterial: La alta ingesta de sodio es uno de los principales factores de
hipertensión arterial. La
Leche Materna tiene un bajo contenido en sodio (aprox. 15
mg/100 ml: 6.5 mmol./l), pero la ingesta de sodio puede elevarse drásticamente
durante la
Alimentación Complementaria , según las preferencias
culinarias familiares y de la madre. El potasio tiene un rol protector contra
la elevada ingesta de sodio en hipertensión arterial. Las frutas y verduras
frescas son ricas en potasio, pero la cocción reduce significativamente el
contenido de potasio y de las vitaminas A y C.
Arteriosclerosis: El rol de la dieta en arterioesclerosis y enfermedad
cardíaca isquémica es indudable. ¿Cómo actúa? Las dietas ricas en energía y
ricas en colesterol y grasas saturadas pero bajas en grasas poli-insaturadas,
son predisponentes. Una alta ingesta proteica también está relacionada aunque
sólo en individuos predispuestos. El sentido común insta a evitar en la Alimentación
Complementaria los mismos excesos que han probado ser
indeseables en edades posteriores.
Alergia
alimentaria: Existe evidencia que la Lactancia Materna
prolongada y la introducción oportuna de alimentos complementarios contribuyen
a la prevención de alergia alimentaria en niños predispuestos, tanto para la
proteína de la leche de vaca como las proteínas contenidas en otros alimentos.
La introducción de alimentos
diferentes a la Leche
Materna antes de los 4 meses se ha asociado con incremento
en el riesgo de dermatitis atópica y sensibilización atópica en general.
El consumo de cereales en torno a
los 3 meses de edad en pacientes en riesgo de Diabetes de tipo 1 y Enfermedad
Celíaca aumenta la posibilidad de desarrollar estas enfermedades.
Atrasar el inicio de la Alimentación
Complementaria , mucho tiempo después de los 6 meses de edad
también resulta contraproducente: No se previenen las alergias y la demora se
asocia a efectos adversos tales como una limitada ganancia de peso, deficiencia
de hierro, zinc y otros micronutrientes, por ingesta inadecuada, así como
retraso en el desarrollo de las habilidades motoras, especialmente lo
concerniente a las habilidades relacionadas con la masticación y la deglución
que pueden condicionar aversión a los alimentos y problemas futuros para el
consumo de alimentos sólidos
Fuente:
Asociaciones
de Pediatría de Centro América (2013). Primer
consenso Centroamericano alimentación en
el primer año de vida.
Sociedad Centroamericana de
Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica.
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