El
Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional (SISVAN) dependiente del
Instituto Nacional de Nutrición (INN), contempla varios componentes de vigilancia,
entre ellos el del “Desnutrido Grave Hospitalario” con sus hospitales
centinela, entre ellos el Hospital de Niños “J. M. de los Ríos “.
En
los años 2013, 2014 y 2015 se han reportado 30, 30 y 34 niños y adolescentes
con desnutrición grave respectivamente. Hasta el mes de septiembre del año
2016, se han diagnosticado 80 desnutridos graves, de los cuales 21 (26,3%) son
formas edematosas y 48 (60,0%) son lactantes.
Estas
estadísticas reportan un aumento
significativo de las formas edematosas, cuando se comparan con el año 2015,
durante el cual sólo el 5,8% fueron formas edematosas.
La
caída del consumo de alimentos en Venezuela se ha venido registrando desde hace
3 años, profundizándose aún más durante este año 2016, debido fundamentalmente
a la escasez y el alto costo de los mismos.
La
historia nutricional de nuestros pacientes desnutridos graves revela que su
dieta se basa fundamentalmente en tubérculos como yuca, ocumo, ñame y frutas de
temporada como el mango. Este último constituyó parte importante de la alimentación
de la población hasta que terminó su cosecha.
Todo
esto con el agravante que las fórmulas infantiles, la leche entera, las carnes
y leguminosas están casi desaparecidas y cuando se consiguen, los precios son
inalcanzables para la familia de nuestros pacientes.
Los
teteros de los más pequeños son elaborados con harinas de arroz o de plátano,
lo cual podría explicar en parte el aumento de las formas edematosas este año. En
este trabajo la Dra Ingrid Soto de Sanabria (Jefe del servicio de nutrición y desarrollo hospital de niños JM de los
Ríos) comparte sus observaciones y hace un llamado de atención pues llaman
a reflexión, preocupación y a la toma de decisiones.
La
desnutrición grave es solo la punta
del iceberg de una situación nutricional que se está deteriorando de una forma
aguda, reflejada en la aparición de las formas edematosas de malnutrición por
déficit, en las cuales, ya no solo hay deficiencias de micronutrientes y
energéticas, sino también proteicas.
Por
supuesto, los más afectados son los lactantes que están en un periodo de
crecimiento rápido donde se afecta no solo su talla sino también su desarrollo
cerebral, lo que los coloca en desventaja en una sociedad cada vez más
competitiva.
Por
otro lado, si bien por tratarse de un hospital de cuarto nivel se tienen
pacientes con patologías muy diversas que afectan el estado nutricional
(patologías oncológicas y gastrointestinales, cardiopatías, nefropatías,
infecciones por el virus de inmunodeficiencia humana, entre otros).
En
esta muestra sólo el 15% de las causas de desnutrición pueden ser catalogadas como
secundarias exclusivamente; el resto son primarias (31,25%) o mixtas (53,75%),
teniendo estas como causa fundamental la
pobreza, ya que 83,75% de los pacientes provienen de familias que viven en
pobreza, las cuales son las más afectadas en condiciones de inflación y escasez
de alimentos.
Si
bien estos resultados no los podemos extrapolar a nivel nacional porque somos
un servicio de referencia de problemas nutricionales, si debe ser un campanazo
para alertar a las autoridades competentes para que se tomen las medidas
necesarias para que la seguridad alimentaria en el hogar sea garantizada.
La alimentación es un derecho
fundamental del ser humano y más aún de nuestros
niños, niñas y adolescentes que están en un periodo de crecimiento y desarrollo
rápido y por ello puede verse comprometido, no sólo su futuro sino el de
nuestro país.
En
este sentido quiero hacerme eco del Dr. José María Bengoa (1913-2010†) quien en su libro: “hambre cuando hay pan para todos”,
enfatiza que “los efectos sociales, humanos y económicos de la malnutrición en
edades tempranas tienen consecuencias demasiado serias para ser ignoradas“, y
propugna por “una humanidad más justa y por una acción de la sociedad entera a
fin de erradicar la desnutrición”.
Quiero
terminar haciendo un llamado especial a mis colegas Pediatras, y es que como
parte de la sociedad entera a la que hace referencia el Dr. Bengoa, nosotros
tenemos un papel fundamental que no podemos soslayar. Hoy más que nunca debemos
vigilar estrechamente el crecimiento y desarrollo de nuestros pacientes,
reportar nuestros hallazgos, e impartir educación nutricional acorde con estos
tiempos de crisis alimentaria y nutricional que nos ha tocado vivir.
Fuente:
Ingrid
Soto de Sanabria (2016). Desnutrición Grave: un llamado de Atención. Archivos Venezolanos de Puericultura y
Pediatría; Vol 79 (3): 85. http://www.svpediatria.org/repositorio/publicaciones/2016/AVPP%2079-3.pdf.
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