Los
medios de comunicación en sus diversas modalidades están contribuyendo a la
educación informal de la población y a la configuración de los estilos de vida
actuales.
Por
esta razón no podemos eludirlos y desde la salud pública hay que utilizar sus
posibilidades y contribuir facilitando directa (participación del personal
sanitario) o indirectamente (ofreciendo a los medios de comunicación los temas
de salud).
La
salud es un tema muy atractivo para quienes trabajan en los medios, porque la
población demanda información en esta área y la alimentación/nutrición es uno
de los contenidos que suscita mayor interés.
Pese
a las limitaciones por el sensacionalismo de algunos medios, entendemos que los
profesionales sanitarios no deben desestimar la gran influencia social y la
capacidad de los mismos para transmitir conocimientos y crear estados de
opinión que afectan a la salud de las poblaciones.
Por
esta razón es bueno que los sanitarios conozcan las estrategias de comunicación
en salud y las pongan en práctica desde sus áreas de intervención La
comunicación en salud, a nivel individual, se ejerce en la relación
médico/paciente y está siendo cada vez más valorada por la importancia que
tiene en la comprensión de las recomendaciones y el seguimiento de las prescripciones.
La
comunicación en salud nos permite compartir ideas, conocimientos, actitudes y
expectativas razonables, pero no está exenta de dificultades: el mensaje puede
no llegar a la audiencia diana por no utilizar los cauces adecuados; la
población puede recibir el mensaje pero no entenderlo por un mal enfoque o un
lenguaje críptico; la población puede recibir y comprender la información, pero
el nuevo conocimiento entrar en conflicto con sus actitudes, creencias y
preconceptos fruto de su biografía y experiencia personal, y la gente puede
recibir información que acepta pero no la pone en práctica el tiempo suficiente
o no la incorpora a sus hábitos porque los resultados los contempla a muy largo
plazo.
Los
mensajes que se transmiten desde los programas de comunicación en salud deben
tener en cuenta: los contenidos, qué hay que transmitir; la metodología, cómo
hay que transmitirlo; el escenario, dónde y en qué circunstancias y,
finalmente, quiénes deben informar a la población en función de su credibilidad
y la rigurosidad de sus fuentes.
Junto
a estos aspectos, que son esenciales para lograr los mejores resultados, hay
que tener en cuenta:
•Claridad
del mensaje y adaptación a quien lo recibe.
•La
comunicación en salud debe ser sistemática y continuada huyendo de lo ocasional
y oportunista.
•Mensaje
motivador estimulando la voluntad de hacer procurando que el sujeto actúe como
agente de su propia salud.
•Evaluar
los resultados de forma continuada para orientar los nuevos planteamientos.
Finalmente,
un programa de educación nutricional es mucho más ambicioso que una información
sobre nutrición difundida por los medios de comunicación. Una vez más,
insistimos en la importancia de que la población tenga el conocimiento, pero la
transformación de este conocimiento en comportamientos habituales implica un
largo proceso que el tiempo y la continuidad convierten en hábitos y estilos de
vida. Con frecuencia se habla de campañas educativas cuando la realidad es que
se trata de campañas informativas que constituyen el primer paso de las
acciones educativas. No deben desestimarse, pero hay que valorarlas en su justa
medida.
Fuente
Keloggs (2012). Manuela de Nutrición. Capitulo 6. La educación
nutricional en la prevención y promoción de la salud. Disponible: https://www.kelloggsnutrition.com/es_ES/Manual_de_Nutricion.html
hoy en día debemos hacer campañas para que los medios de comunicación se den cuenta de la importancia que es transmitir a la sociedad la importancia de alimentarse sanamente, de comer sano, de consumir agua, de que debemos tener buena higiene de los alimentos para evitar enfermedades y que debemos empeñarnos en que nuestros niños coman sanamente desde pequeños para evitar que sufran de enfermedades crónicas no transmisibles a futuro.
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