Durante siglos el ácido úrico
se ha relacionado con múltiples patologías tales como la artritis gotosa,
litiasis renal, y más recientemente, se ha demostrado su clara relación con
patologías cardiovasculares, obstétricas y metabólicas.
Múltiples evidencias han
demostrado que existe clara relación entre los niveles altos de ácido úrico (AU)
y la enfermedad cardiovascular (CV) e hipertensiva. Se ha tratado de ubicar
como un factor de riesgo independiente dado que la asociación pudiera ser
causal fisiopatológica de la enfermedad CV pero hasta los momentos se ubica
como un marcador de inflamación y riesgo.
Actualmente se acepta que el
valor sérico normal del AU debe ser menor de 6,0 mg/dl, que es el nivel a
partir del cual comienza a precipitar para formar cristales.
Hace 10 años, el estudio
Rotterdam concluyó que la hiperuricemia (HU) es un factor de riesgo para
Infarto del Miocardio (IM) y Accidentes Cerebrovasculares (ACV) al estudiar
una población de sujetos mayores de 55 años por un período de 8.4 años. Este
estudio demostró la asociación entre mayores niveles de ácido úrico y ACV
mortales, aún en individuos normotensos, a diferencia de la asociación con la
cardiopatía isquémica, siendo mayor en mujeres. Además, sus resultados fueron
comparables a otros anteriormente publicados como el Framingham Heart Study en
el que se estudiaron 6973 individuos y se observaron 617 eventos coronarios y
429 muertes cardiovasculares.
Ácido
úrico e hipertensión arterial
Existe una clara relación de la
Hiperuricemia (HU) con la Hipertensión Arterial (HA) principalmente en la
población joven. Se ha demostrado un doble papel patogénico. Por una parte la
HU produce daño renal, y por la otra se relaciona a la reabsorción aumentada
de sodio (Na) y esto a su vez lleva al aumento de la presión arterial (PA).
La otra vía propuesta es el
remodelado vascular inducido por la HU con multiplicación de las células
musculares lisas, aceleración de la aterosclerosis
de las arteriolas aferentes con inflamación intersticial, mayor sensibilidad a
la sal, lesión tubular renal y, como consecuencia final, el aumento de la PA
Recientemente, se ha demostrado
la estrecha relación que existe entre el aumento del AU sanguíneo y la
elevación de la PA lo que a su vez, si se prolonga en el tiempo, es capaz de
producir cambios vasculares y glomerulares irreversibles que conducen a una
forma de hipertensión sensible a la sal.
De esta manera, la HU infantil
y en adolescentes pasa a ser un predictor de HA; el nivel normal se considera
entre 5.0 y 5.5 mg/dl y sobresaturación por encima de 6.8 mg/dl.
Las evidencias disponibles
indican que en adolescentes con prehipertensión, el AU aumenta la PA y esto
puede ser revertido con terapia reductora de urato, con una disminución
significativa de la resistencia vascular sistémica.
En Venezuela, se ha determinado
que niveles más altos de AU se asociación con mayor riesgo de pre-hipertensión
arterial independiente de la edad, sexo, tabaquismo, índice de masa corporal
(IMC), valores de lípidos, DM y nivel educativo.
Existen evidencias que muestran
cómo individuos con niveles de AU entre 3.1 y 6.8 mg/dl al hacerles seguimiento
en un período de 10 años, muestran riesgo 50% mayor de desarrollo de HA y el
doble de riesgo de desarrollar Diábetes Mellitus (DM) comparados con aquellos
con valores de AU menor de 3 mg/dl.
Por otra parte, el conocimiento
de la
estrecha relación entre la
ingesta abundante de fructosa y la elevación del AU ha demostrado que en los
hipertensos jóvenes, al reducir su consumo se logra reducción significativa de
la PA, lo cual amerita nuevas evidencias adicionales
Ácido úrico y
aterosclerosis
Existen evidencias
experimentales que muestran cómo el AU afecta la integridad y la función
endotelial y que sus niveles elevados producen daño arterial. También se ha
documentado que el AU promueve la proliferación de las células musculares lisas
vasculares de manera directa, estimula la síntesis de sustancias inflamatorias
y vasoactivas y favorece la producción de especies reactantes de oxígenos
(ERO).
La HU se asocia con
aterosclerosis periférica así como con aterosclerosis de caróticas y coronaria.
A mayores niveles de AU mayor incidencia de ACV, demencia y trastornos del
embarazo relacionados con HA. Esta relación es mayor en mujeres y en pacientes
de alto riesgo
Se ha observado un mayor riesgo
de aparición de aterosclerosis subclínica en pacientes con HU, evaluada a
través del calcio arterial coronario, con un valor ≥ 10, así como aumento de
la grasa abdominal visceral, mayor presencia de hígado graso y SM.
También se ha determinado que
los pacientes hiperuricémicos presentan reducción del tamaño de las moléculas
de
LDL-colesterol y HDL-C lo cual
aumenta el riesgo CV, independientemente de otros factores como la edad, sexo,
tabaquismo actual, la tasa de filtración glomerular, circunferencia abdominal,
nivel de triglicéridos, colesterol total, HDL-Colesterol, LDL-Colesterol, HA y
consumo de fructosa
Se ha demostrado que el AU
puede ser un predictor del desarrollo de calcificaciones coronarias,
independiente de otros factores de riesgo para CV establecidos. También se ha
observado que la relación temporal entre el aumento de AU y la progresión de
las calcificaciones no es consecuencia del descenso de la función renal donde
también influyen los trastornos minerales y óseos
Estos estudios concluyeron que
los valores de AU mayores de 6 mg/dl se relacionaron de forma significativa con
la presencia de las CV; además, los eventos CV fueron más frecuentes en presencia
de aterosclerosis y calcificaciones vasculares.
En la población femenina hay una mayor prevalencia
de hiperuricemia junto al aumento de la grasa abdominal y triglicéridos
altos, lo cual también aumenta su riesgo cardiovascular. En embarazadas que
desarrollan preeclampsia/eclampsia también se ha observado elevación de los
niveles del ácido úrico, por lo cual esta relación también es objeto de investigación.
La dieta mediterránea y su relación con el nivel de AU ha
sido objeto de investigaciones y se ha demostrado que la misma produce
reducción del nivel de AU entre el primer y segundo mes de intervención, se
plantea que el mecanismo por el cual se produce la reducción del AU está
relacionado con mejoría del síndrome metabólico, como resultado de la
reducción en la resistencia a la insulina y el hiperinsulinismo, ya que la
insulina reduce la excreción renal de AU. La adherencia a largo plazo a la
dieta mediterránea se ha asociado a menor prevalencia de hiperuricemia.
Las
recomendaciones dietéticas actuales se asemejan a un plan de alimentación
saludable sugerido para la mayoría de la población. Además de ayudar a mantener
un peso saludable y evitar varias enfermedades crónicas asociadas, puede
contribuir a una mejor gestión global de la salud.
Recomendaciones
generales
• Evitar los alimentos muy ricos en purinas, como las
vísceras, el arenque, las anchoas.
• Limitar el consumo de carne roja y pescado. La carne roja
(ternera, cerdo y cordero), los pescados grasos y mariscos (atún, camarón,
langosta y vieiras).
• Reducir el consumo de grasa. La
grasa saturada disminuye la capacidad del cuerpo para eliminar el AU. La
elección de las proteínas de origen vegetal, como frijoles y legumbres, y
productos lácteos sin grasa ayudará a reducir la cantidad de grasas saturadas
en la dieta. Las comidas ricas en grasas también contribuyen a la obesidad, que
frecuentemente está asociada a la hiperuricemia.
• Limitar o evitar los alimentos endulzados con jarabe de
maíz, producto rico en fructosa, como los refrescos o jugos de fruta artificiales,
los jugos 100% fruta no parecen estimular la producción de ácido úrico.
• Elegir carbohidratos complejos. Consumir más granos enteros,
frutas y verduras, menos carbohidratos refinados, como el pan blanco, pasteles
y dulces.
• Beber mucho líquido, especialmente agua. El agua puede
ayudar a eliminar el AU del cuerpo. Lo ideal es de 8 a 12 vasos al día. Un
vaso es de 8 onzas (237 ml).
Siguiendo estas recomendaciones nutricionales, se puede
ayudar a limitar la producción de AU del cuerpo y aumentar su eliminación. No
es probable que baje la concentración de AU en la sangre lo suficiente como
para ser el tratamiento único de la hiperuricemia sin medicación, pero puede
ayudar a disminuir el número de ataques y limitar su gravedad.
Además de las recomendaciones
dietéticas para la hiperuricemia y la limitación de las calorías totales,
agregar el ejercicio diario moderado, como caminar a paso ligero, contribuye a
un peso más saludable.
Fuente:
Norka
Antepara (2016). EL ÁCIDO ÚRICO EN LA CARDIOLOGÍA
MODERNA. En Norka Antepara (Coord) Consenso
Venezolano sobre ácido úrico como factor de riesgo cardiovascular. Cap III.
p. 39-48. Editorial
TIPS Imagen y Comunicación 1967, C.A. ©Aspen Venezuela Avenida Rio Caura, Centro empresarial Torre
Humboldt, piso 21, Prados del Este, Caracas- Edo. Miranda.
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