jueves, 22 de noviembre de 2018

Características psicológicas del niño desnutrido


El impacto que la desnutrición grave pueda ocasionar sobre el ser humano y su desarrollo posterior se ha constituido en objeto de estudio e interés para diversas ciencias; entre ellas la psicología en general y más específicamente para la psicología del desarrollo.
Venezuela actualmente está atravesando una situación nutricional drástica que se convierte en una amenaza a la seguridad alimentaria del venezolano; el problema de la inaccesibilidad, no disponibilidad, conformación de dietas inadecuadas, pérdida de la estabilidad en la oferta obligan a la migración hacia nuevos hábitos alimentarios en la mayoría de los casos no saludables y que podrían generar cambios comportamentales importantes en todas las áreas del desarrollo, siendo los grupos más vulnerables las niñas y los niños, las mujeres embarazadas y las personas de la tercera edad.
En ese sentido se hace un llamado de atención a las autoridades para estar alerta ante esta situación que demanda control, vigilancia, preparación para atender a la población de mayor vulnerabilidad y establecer mecanismos para garantizar una mayor seguridad alimentaria; ello en vista de que la desnutrición grave es solo la punta del iceberg de una situación nutricional que se está deteriorando de una forma aguda, reflejada en la aparición de las formas edematosas de malnutrición por déficit, en las cuales, ya no solo hay deficiencias de micronutrientes y energéticas, sino también proteicas.
Evaluación del riesgo psicológico para malnutrición
El Centro de Atención Nutricional Infantil de Antímano, conocido por sus siglas como CANIA (Caracas-Venezuela) propone un instrumento para la evaluación de riesgo psicológico de malnutrición infantil y en la adolescencia. Con el mismo se pretende considerar las circunstancias, sucesos o condiciones de naturaleza psicológica que aumentan la probabilidad de aparición de una problemática nutricional o alimentaria. Se asume la existencia de un conjunto de aspectos psicológicos subyacentes que podrían explicar porque surge un evento nutricional adverso.
Se define el riesgo psicológico como aquellas características, circunstancias o sucesos que afectan psicológicamente al infante, a la madre o a la familia y que aumentan la probabilidad de que surja una problemática alimentaria o nutricional.
Una nutrición óptima depende, en gran medida, del desarrollo de una relación armónica entre la madre, el padre y el niño o niña desnutrida. Cualquier trastorno en dicha relación puede afectar la condición nutricional de estos. Igualmente es importante considerar las particularidades psicológicas propias de cada niño/niña las cuales, en el marco natural de interacción madre-hijo, pueden generar aceptación o rechazo, respuestas de afecto y cuidado, responsabilidad o negligencia por parte de los cuidadores, dependiendo de su naturaleza.
En ese sentido, incluye como factores que podrían convertirse en riesgo para la aparición de situación nutricional adversa los siguientes: presencia de una problemática en el niño, presencia de una problemática en la madre, alteración de la relación madre-hijo, disfunción familiar y un conjunto de indicadores asociados cuya presencia puede potenciar la problemática nutricional.
Cuadro 1. Factores e indicadores de riesgo psicológico para malnutrición infantil. Puntaje según indicador



El instrumento califica el riesgo psicológico de padecer una alteración nutricional de acuerdo con las puntuaciones obtenidas al sumar los indicadores presente en cada caso evaluado. El puntaje total es de 16 puntos cuando están presentes todos los indicadores. La sumatoria total permitiría calificar el riesgo psicológico como alto, medio o bajo. En ese sentido los factores asociados potenciarían el riesgo de aparición de malnutrición.
Este instrumento propuesto puede ser usado en el contexto escolar para identificar algunos de estos indicadores tales como sobreprotección, maltrato físico, verbal y/o emocional, negligencia a nivel físico y/o emocional, sospecha de consumo de sustancia, los cuales de estar presentes se convierten en un sistema de alerta para derivar al niño o niña a la consulta con los especialistas. Algunos de los indicadores necesariamente requieren de la intervención de los profesionales del área clínico-nutricional por lo que desde las escuelas existiría limitaciones disciplinares para su abordaje, pero la detección de algunos de los indicadores señalados permitiría no quedar silentes y actuar en consecuencia.
Características psicológicas del niño desnutrido
La desnutrición está vinculada no solo con la ingesta insuficiente de alimentos, sino también con factores sociales, culturales, características de las relaciones afectivas entre los integrantes de los grupos familiares donde existe desnutrición, características de la interacción psicológica, nivel de salud mental de la madre y últimamente, dentro de una tendencia en la psicología dentro del modelo constructivista, con la calidad de la mediación ejercida por las figuras significativas del entorno socio afectivo donde se desenvuelve el niño desnutrido.
En las niñas y niños en condición de desnutrición grave se encuentra un conjunto de características comportamentales que definen su funcionamiento psicológico para ese momento: tristeza, apatía, baja participación en actividades lúdicas y en su movilidad espontánea, irritabilidad, desinterés por las personas, por el entorno y en el aprovechamiento de oportunidades para el juego que se le puedan ofrecer, son algunas de las descritas.
En el niño pluricarencial o en condición de desnutrición, existen rasgos de indiferencia acompañados de tristeza, expresión de angustia, hipoactividad, postración, sueño superficial alternado con períodos de vigilia. Otros autores han descrito como principales características de los niños y niñas en condición de desnutrición las siguientes: Retardo en el desarrollo psicomotriz con aparición tardía de la marcha independiente, retardo en la adquisición de destrezas para el lenguaje expresivo y comprensivo, retardo en el control de esfínteres, actividad lúdica disminuida, ausencia de sonrisa social, pasividad, timidez, inseguridad.
Puede decirse que las primeras alteraciones se observan en las áreas referidas a la motricidad y la cognición; en segundo término, las vinculadas con el desarrollo del lenguaje y las relaciones sociales. En el área social se reporta ausencia de sonrisa social, indiferencia a la aproximación social, rechazo al acercamiento físico; en el área del lenguaje: llanto débil, ausencia de balbuceo, vocalizaciones y/o emisión de sonidos guturales; retraso en el desarrollo del lenguaje expresivo. También se han reportado regresiones graduales en la conducta adquirida lo cual va a depender de la intensidad de la desnutrición.
Así que desde el punto de vista psicológico, la renovación del interés por el entorno socioambiental y afectivo, se convierte en uno de los signos indicadores del mejoramiento del estado nutricional. En ese sentido se describen un conjunto de indicadores psicológicos de recuperación nutricional: Aumento de la motricidad voluntaria, búsqueda y aceptación del contacto social, presencia de sonrisa social, cambios en la expresión facial, disminución del llanto, ausencia de irritabilidad, incremento de la actividad lúdica, interés en la exploración ambiental y en la manipulación de objetos, aumento de los períodos de vigilia, incremento de los cocientes de desarrollo, mayor disposición para el aprendizaje de hábitos relacionados con su rutina diaria: manipulación de cubiertos, uso de vasos, utilización del retrete, cepillo detal, entre otros, preocupación por su imagen corporal ante el espejo y su grupo social de referencia.
Desde las escuelas puede emprenderse un plan de trabajo para empoderar a los integrantes de la comunidad escolar, establecer vínculos escuela-comunidad con la finalidad de estar vigilante acerca del estado nutricional de las niñas y niños que asisten a ella. Sin bien las características anteriormente descritas corresponden a niños bajo la figura de hospitalización o internación, existen otras características que pueden registrar los docentes u otros miembros de la comunidad escolar, de manera que se constituyan en un alerta de que algo podría estar sucediendo a esa niña o niño de cumplir con los indicadores descritos.
Fuente:
Miren De Tejada Lagonell (2016). Características psicológicas del niño/niña desnutrido. Anales Venezolanos de Nutrición. Vol 2 (3). P.25-38. Disponible: https://www.analesdenutricion.org.ve/ediciones/2016/2/art-3/

1 comentario:

  1. en Venezuela actualmente estamos atravesando una situación nutricional drástica que se convierte en una amenaza a la seguridad alimentaria mas por la partes de los niños y niñas y sobre todo a la madres que están saliendo embarazada ya que no tiene los mismo nutrientes y la alimentación adecuada

    ResponderBorrar