jueves, 19 de noviembre de 2015

¿Qué comemos los venezolanos?

La Encuesta de Condiciones de Vida del Venezolano 2014 (Encovi), realizada por investigadores Virgilio Bosh, Maritza Landaeta, Marianella Herrera de la Fundación Bengoa y de las Universidades Central de Venezuela (UCV), Simón Bolívar (USB) y Católica Andrés Bello (UCAB), y divulgada en mayo  2015 alertó acerca del desequilibrio del menú que se sirven en los hogares.
De acuerdo a los investigadores, la alimentación se ha deteriorado en todos los estratos sociales. La comida, no sólo de los más desfavorecidos sino también de quienes tienen más poder de compra, se caracteriza principalmente por los alimentos que la red oficial pública está ofreciendo: arroz, harinas, grasas y azúcares. La disponibilidad de proteínas, que viene dada por el pollo y por la carne, es muy baja.
La reducción en la cantidad de comida que adquieren los hogares venezolanos quedó evidenciada en la Encuesta de Seguimiento al Consumo de Alimentos que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) divulgada en su página web, y que da cuenta de lo que ha ocurrido entre 2012 y 2014. Luego de un análisis de datos, los investigadores llaman la atención sobre el hecho de que la disminución afectó rubros que forman parte habitual de la dieta de los venezolanos, como el arroz y la harina de maíz.
La cantidad de leche, fuente de proteínas y calcio, indispensables para el crecimiento de los niños, de las embarazadas y madres que lactan, se redujo a la mitad. La encuesta también muestra una caída en la adquisición de pasta, pan, azúcar, pollo, carne de res, pescado fresco, atún y aceite.
Se trata de una dieta compuesta básicamente por 10 alimentos. Entre los estratos socioeconómicos más altos y los más bajos hay muchas similitudes. El primer alimento con intención de compra es la harina de maíz precocida, después el arroz, los panes, las pastas y las grasas. En los estratos socioeconómicos más bajos no aparecen frutas ni hortalizas.
La desaparición del huevo de la rutina cotidiana es uno de los cambios más preocupantes. Hasta hace 5 años, ese alimento acompañaba las comidas, especialmente el desayuno. El primer plato del día siempre era una arepa con un complemento proteico, que también podía ser pollo o carne desmechada o molida. La arepa sigue estando presente, pero se rellena de margarina o mayonesa.
Otro dato que arrojó Encovi y que destacan los investigadores, es que al menos 11,3% de los consultados confesaba que sólo comía dos o menos veces al día. Pero lo más grave es que no se trata de comidas de calidad. Por el contrario, a veces se trata simplemente de dos arepas sin relleno de proteínas. En los estratos más pobres, el porcentaje de quienes no se alimentan 3 veces al día sube a 39%.
En opinión de Marianella Herrera (Cendes-UCV), estamos en presencia de hambre, es decir, se come pero no se cubren los requerimientos del organismo. Si eso ocurre en forma crónica trae consecuencias. En el caso de los niños, puede traducirse en retardo en el crecimiento, por ejemplo. La cifra, en todo caso, contrasta con la que recoge el documento del gobierno venezolano y que presentó ante el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU. Allí sostiene que el 95,4% de los venezolanos come tres y más veces al día.
Por otra parte, las familias hacen sustituciones poco acertadas para cubrir los faltantes. En lugar de carne, los más pobres optan por la mortadela, mucho más barata pero con un exceso de grasa y sin los aminoácidos esenciales necesarios para la reparación y reposición de las células del organismo que aportan proteínas de más calidad como la carne y el pollo, señala Virgilio Bosh, Investigador de la UCV y directivo de la Fundación Bengoa.
Los expertos también consideran grave que los granos hayan perdido el lugar destacado que ocupaban en la mesa local, esto contradice a quienes señalan que tiene que ver con la idiosincrasia de los venezolanos, que privilegian el maíz y el arroz. En el pasado había combinaciones más eficientes, como arepa con caraotas y queso, algo que ya casi no se ve. No sólo la ausencia, sino la baja calidad del grano que se expende habría influido en el abandono del hábito de consumirlo, así como otros costos asociados con su lenta cocción. La población considera que es muy caro cocinar legumbres porque consumen mucho gas, que también es escaso. Los cambios en el menú diario también incluyen la desaparición de los alimentos del mar, una fuente extraordinaria de proteínas.
Micronutrientes en fuga.
A los investigadores les preocupa un posible resurgimiento de males como la anemia, causada por la deficiencia de hierro. La revista Archivos Latinoamericanos de Nutrición recoge ejemplos de investigaciones realizadas a principios de la década pasada, que ya daban cuenta de algunas zonas donde la deficiencia de micronutrientes en los estratos más pobres superaba el 30%. Sin embargo, la ausencia de información es uno de los mayores  dramas en el área nutricional, hace falta una evaluación nacional, como la que lideró Fundacredesa a principios de los ochenta, que tome muestras sanguíneas en todo el país para determinar la verdadera magnitud del problema.
Estamos en riesgo de presentar deficiencias que ya en Venezuela se habían superado. Por ejemplo, el déficit de calcio, gravísimo porque atenta contra el crecimiento de los niños. En ese sentido, la ausencia de leche, que se ha ido convirtiendo en un producto cada vez más raro en los anaqueles, figura entre los mayores motivos de alarma, ya que se trata de otro alimento fundamental. Constituye una de las proteínas más fáciles de digerir y más eficiente de incorporar a los tejidos, contiene nada menos que calcio, fósforo y vitamina A.
Otro micronutriente cuyo comportamiento debe vigilarse, en opinión de Maritza Landaeta (directivo de la Fundación Bengoa), es el ácido fólico, una vitamina del complejo B que tiene entre otras funciones la de prevenir malformaciones congénitas, como la espina bífida o el labio leporino. Una posible deficiencia es especialmente preocupante en una población con altas cifras de embarazo en adolescentes. Las hortalizas de hojas verdes y frutas cítricas son algunos de los productos que lo proveen.
Estudios puntuales realizados en  niños de poblaciones de calabozo, Lara y Zulia, advierten así mismo sobre la falta de zinc, vital para el funcionamiento del sistema inmunológico que se activa para defender al organismo humano contra enfermedades, como explica la web Medlineplus, de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, las fuentes de este oligoelemento con las carnes, los granos y las legumbres. La monotonía de la dieta es uno de los principales factores de riesgo. “Si las familias comen todo el tiempo cuatro o cinco cosas van a sufrir de algún déficit, porque vitaminas y minerales están dispersos en distintos grupos de alimentos.
Distorsión perversa.
En opinión de los investigadores, la mesa de los venezolanos está sometida en este momento a un triángulo perverso: inflación, escasez y desabastecimiento. Está llegando un momento en el que cuando tenemos el dinero para comprar no conseguimos lo que necesitamos. El patrón alimenticio de los estratos más desfavorecidos tiende a estar básicamente sustentado sobre la base de carbohidratos, de grasas y de azúcares simples. ¿Qué significa eso? Que los niños no tienen las proteínas que necesitan para su crecimiento, pero tampoco los adultos tienen lo que necesitan para una salud adecuada.
Por ejemplo, en el caso de la leche en polvo completa, las personas del estrato I, II y III, con más poder adquisitivo, consumían en promedio 19,39 gramos diarios para finales del 2012 (poco más de medio vaso) y pasaron a consumir 7,99 gramos (menos de un cuarto de vaso) en el primer semestre de 2014. En el estrato V pasaron de consumir  en promedio 18,12 gramos diarios a ingerir 8,86 gramos al cabo de dos años. En el caso de la harina de maíz, a finales de 2012, mientras los venezolanos con más recursos económicos consumieron un promedio 69,83 gramos diarios y los más pobres 76 gramos al día (aproximadamente arepa y media), a principios del 2014 el consumo diario de ese rubro era de 47,89 gramos y 52,22 gramos (una arepa), respectivamente.
La reducción en el consumo promedio diario de calorías, que paso de 2.285 en 2012 a 1.831 en 2014, nos sitúa por debajo del límite recomendado por la FAO de 2.304 calorías diarias y por el Estado venezolano de 2.300 calorías al día. A partir de 2012, el venezolano ha disminuido el consumo de alimentos y actualmente está en insuficiencia calórica, que debe estar generando severos problemas para la alimentación en los grupos más vulnerables y en los sectores de menores recursos.
Llama la atención, sin embargo, que el consumo de bebidas alcohólicas se incrementó: de 13,83 mililitros diarios per cápital que se ingerían, en promedio, en el segundo semestre de 2012, pasó a 23,64 mililitros en promedio en el primer semestre de 2014, aunque el aumento fue notable desde principios del año 2013.  
Los investigadores coinciden en que deben tomarse medidas correctivas a la brevedad, entre ellas la adopción de pautas para salvaguardar a la población más vulnerable. Atacar el problema debe estar por encima de cualquier prioridad: La nutrición no es un juego.
Fuente:
El Nacional, domingo 7 de junio de 2015,
Siete días p.1, 2 y 3. Marielba Nuñez
Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos, Abril-Junio 2013. ENCA. (Instituto Nacional de Estadísticas, Boletín Informativo No. 2, Año 2014).



4 comentarios:

  1. en mi forma de ver el venezolano esta ya acostumbrado a comer lo que hay o lo que consigue no es el deber ser pero así esta la situación lamentablemente hoy en día y se debe tomar la prevención de hacer y tener una buena alimentación ya que cada ser humano lo requiere

    ResponderBorrar
  2. Los venezolanos estamos muy acostumbrado a comer muy bien de un tiempo para acá hay familia que no se llevan su 4 comida diarias solamente 2 dos comida o hasta 1 comida, en el caso de los niños, puede traducirse en retardo en el crecimiento. Principalmente los venezolano la primera comida era una arepa en el almuerzo su carne, pollo ahora en día lo venezolano no tenemos esa comida ... y los niño no tiene la misma nutrición y misma vitaminas y energía como antes..

    ResponderBorrar
  3. Gracias por su comentario Dayana. Desde el 2015, fecha de publicación, al presente. ¿qué cambios ha presentado la alimentación de los venezolanos y en especial de los niños?

    ResponderBorrar
  4. bueno es dificil leer como alimentos que eran basicos se han vuelto tan extraordinarios y de dificil acceso, desde la fecha de publicaccion hasta la actualidad, cree que ha mejorado un poco hay mas variedad se han implementado politicas para la mejoria de la alimentacion pero creeo que no se ha logrado en 100% por falta de una verdadera contraloria y seguimiento de esas politicas los recursos los estan dando pero no estan llegando a donde tienen que llegar.

    ResponderBorrar