La
alimentación es algo más que una necesidad fisiológica, la cual en cada
individuo, tiene numerosas significaciones emotivo-simbólicas y sociales. Estas
se inician desde el período de la lactancia materna y configuran una fuerte
señal de cultura e identidad. La mayoría de las personas comen lo que aman con
preferencia, a lo que les gusta con independencia en muchos casos de su bondad
nutricional.
La
alimentación influye en la personalidad individual, pero elementos de la
personalidad ejercen también una influencia considerable, hasta en algunos
casos afecta de manera importante la cantidad, calidad y frecuencia a la
preferencia y aversiones en materia de alimentos.
Por
lo cual, cuando se quiere emprender una campaña o programa de Educación Alimentaria y Nutricional en
el seno de una institución educativa, un grupo étnico o cultural determinado,
es muy importante conocer los aspectos simbólicos que los alimentos revisten,
los hábitos alimentarios que han sido estandarizado en el curso de toda
evolución y forman parte del comportamiento.
Para
entender dichas orientaciones, Jukes, (2006), Moreno (2008), Sridhar (2008) y
Gutiérrez (2008), afirman: los niños en la primera infancia deben adoptar
hábitos nutricionales adecuados, para evitar en lo posible, la aparición
posterior de: diabetes, obesidad, cáncer, hipertensión, hipercolesterolemia y
déficit de minerales y nutrientes con repercusiones clínicas.
Pero,
estos hábitos se adquieren por repetición cuantitativa de unos comportamientos
(individuales o colectivos) y pueden o no potenciar la salud. Cuando esa
repetición cuantitativa de comportamiento se ha aprendido desde la infancia y
es reforzada en la escuela es cuando surge el hábito; dicho salto cualitativo
se irá transmitiendo de unos a otros culturalmente.
Razón
por la cual, las intervenciones tempranas en la infancia tienen gran impacto en
el desarrollo cognitivo, desarrollo motor, físico y socio emocional. Las
investigaciones sugieren: los beneficios de las intervenciones educativas en
educación infantil son más duraderos que los suplementos nutricionales en sus
efectos sobre el desarrollo de los niños desnutridos. Las implicaciones son
dobles, primero es mejor para el desarrollo de los niños la prevención de la
enfermedad que su tratamiento y recuperación. Segundo, frente a los efectos
cognitivos de la enfermedad, por déficit o exceso nutricional, se requiere un
enfoque combinado de los programas educativos y mejora de la salud y nutrición.
Por ello, es función de los padres y educadores crear un
ambiente propicio para su normal desarrollo dentro de sus circunstancias
personales y características individuales. Por esta razón nunca se insistirá
bastante en la necesidad de que la escuela y la familia colaboren, se apoyen
mutuamente y eduquen en la misma dirección; si es necesario debatiendo, desde
su perspectiva de adultos responsables y educadores conocedores de las mejores
técnicas para orientar y conducir el proceso de formación de niños, niñas y
adolescentes.
Adicionalmente la escuela es un escenario para desmontar
los prejuicios asociados a creencias
populares y debe garantizar en los niños y niñas la formación bajo parámetros
de autonomía y emancipación, alejándose del academicismo e intentar atender a
su dimensión más práctica relacionada con habilidades para la vida.
El
educador, en este contexto, adquiere una significación fundamental porque para
muchos niños y niñas puede ser
un referente casi único de estilo de vida: lo que haga o deje de hacer el
maestro o la maestra, el fumar o no, la promoción de una alimentación más o
menos sana, la defensa de un ritmo de horarios saludables, en definitiva, que
impulse estilos de vida sanos puede ser determinante para muchos niños y niñas.
Debe ayudar a crear escenarios que impulsen, motiven,
integren y guíen a la comunidad hacia su intervención protagónica y activa, con
el fin de lograr mejoras en el entorno. Es importante que los educadores reúnan
ciertas características personales y de trabajo que faciliten este proceso: a)
organizado; b) sensibilizado; c) formado; d) dinámico, e) creativo; f) líder;
g) responsable; h) con facilidad de
comunicación; e i) apariencia física saludable (Prats
2006; Landaeta, y col 2005).
En la perspectiva psicobiológica,
Passos y Cambraia (2004), Asimismo, Cohen y Farley (2008), sugieren que los enfoques educativos o de
motivación para reducir el consumo de alimentos poco saludables sobre todo en
la etapa infantil, si sólo se basan en las guías visuales o gráficas, el
etiquetado nutricional y asesoría dietética, seguirán fracasando. En lugar de
estos enfoques, para reducir el consumo es necesario disminuir la accesibilidad,
visibilidad, o las cantidades de alimentos a los que las personas están
expuestas y reducir las señales de nuestro medio para promover la alimentación.
Los mejores enfoques incluyen la reducción del tamaño de las porciones, limitar
el acceso a los alimentos listos para comer en las escuelas y hogares, limitar
la disponibilidad de los aperitivos en las escuelas y lugares de trabajo, y la
reducción de la publicidad de alimentos. Puesto
que los seres humanos parecen ser muy sensible a pequeños cambios en el entorno
alimentario, estas modificaciones no tienen que ser grandes para ser eficaz.
Desde la visión de la UNESCO (2007), los intentos
realizados hasta el momento para revertir la situación de las carencias y
excesos, han resultado satisfactorios pero insuficientes. Las pequeñas
experiencias propuestas logran incidir positivamente y a corto plazo tanto en
los niños como en sus familias, han respondido a inquietudes individuales y no
institucionales. Por ello desde el punto de vista pedagógico, el abordaje del
tema de la alimentación y nutrición, para la totalidad del colectivo docente y
en forma sistemática, permitirá incursionar en los contenidos programáticos de
la educación formal y propuestas comunicativas saludables en los ambientes no
convencionales con énfasis en la infancia. En este aspecto la sensibilización y
capacitación de los maestros constituye un requisito básico para actualizar las
propuestas metodológicas y fortalecer el proceso de trabajo grupal.
En este último aspecto, la falta de considerar
la alimentación como problema de la educación, es consecuencia directa de: en la escuela
existen muchas disciplinas y no se encuentra tiempo para la nutrición. Se
considera menos importante, falta de personal calificado, desconocimiento de
las guías nutricionales, poca participación de la comunidad educativa. La
aplicación de la misma arranca de la propia nutrición en el sentido de su papel
destacado en la salud de la población, por lo tanto la proyección de la educación
alimentaria y nutricional se debe iniciar en las edades tempranas y hacer
énfasis en los grupos que inciden en ellos, la familia, la escuela y el maestro
Fuente:
Cohen, D. y T. Farley. (2008). Comer como
comportamiento alimentario. Prev. Chronic. Dis. 5 (1). P.23-35.
Gutiérrez, Ma B.,
(2008). Educación para la Salud. Enfoques Educativos. 13. Documento en Línea. Disponible: http://www.enfoqueseducativos.es
/enfoques/enfoques_13.pdf#page=10.
Jukes, M.
(2006). Early Childhood Health, Nutrition and Education. UNESCO. Documento en Línea. Disponible: http://unesdoc.unesco.org/
mages/0014/001474/147468e.pdf#xml=http://www.unesco.org/ulis/cgi-bin/ulis.pl?database=&set=4B7D1478_2_213&hits_rec=94&hits_lng=eng.
Landaeta,
M., E. Patiño y M. Cantillo. (2005). Manual
de Educación Nutricional. Ediciones Fundación Bengoa. Caracas.
Moreno, Ma. Del C., (2008). Educar la
alimentación en la escuela. Enfoques
Educativos. 13,10-20. (Documento en línea). Disponible: http://www.enfoqueseducativos.es/enfoques/enfoques_13.pdf#page=10.
Passos, R. y B.
Cambraia. (2004). Aspectos Psicobiológicos do comportamento alimentar. Rev.Nutr. 17 (2). p. 1415-1427.
Documento en Línea. Disponible: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1415-52732004000
200008&lang=pt.
Prats, E.
(2006). Los valores en Educación de la salud y el papel del Educador. Educar. 38, 9-16. (Documento en línea).
Disponible: http://educar.jalisco.gob.mx/38/educar%2038.pdf.
Saenz,
B. (1988) Educación para la Salud en materia nutricional.
1er curso de Educación para la salud: Madrid.
Sridhar, D.
(2008). Linkages between Nutrition, ill-health and Education. UNESCO. Documento en Línea. Disponible: http://unesdoc.unesco.org/
mages/0017/001780/178022e.pdf.
UNESCO,
(2007). Construyendo un estilo de alimentación saludable. Documento en
Línea. Disponible: http://unesdoc.unesco.org
/images/0015/001524/152486s.pdf#xml=http://www.unesco.org/ulis/cgi-bin/ulis.pl?database=&set=4B7D10D5_2_420&
hits_rec=61&hits_lng=spa.
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