Los individuos obesos y con
sobrepeso son más perezosos, tienen falta de motivación, letargia y disminución
de su desempeño cognitivo. Un estudio publicado en el año 2014 en el Journal Physiology
& Behavior realizado en ratas, por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles, permite hacer
esta extrapolación a humanos, cuyos sistemas fisiológicos son similares a las
ratas y han sido estudiados en diversos contextos, aun en cirugía
bariátrica.
De acuerdo a esta investigación,
se evidenció que ratas alimentadas con una dieta baja en
grasa, pero alta en azúcares simples y harinas refinadas, no solo eran más
obesas que otras ratas con una dieta más sana (rica en maíz molido y harina de
pescado), sino que la dieta con productos refinados las hacía más perezosas y
menos dispuestas a obtener recompensas.
En general se cree que el
sedentarismo y el cansancio, la fatiga y la pereza producen exceso de peso. De
acuerdo a este estudio, es lo contrario: la
obesidad es una causa y no un efecto de la pereza.
Los investigadores trabajaron con
32 ratas hembras. Durante 6 meses, la mitad de ellas fue alimentada con una
dieta saludable alta en carbohidratos complejos,
mientras que la otra mitad fue alimentada como se dijo, con una dieta equivalente
a comida chatarra (baja en grasas pero alta en carbohidratos simples). Algo fue
muy claro: una de las dietas condujo de inmediato a obesidad.
Ambas dietas tenían la misma
cantidad de grasa, proteína y carbohidratos totales, pero a los 2 meses, las 16
ratas con la dieta basada en azúcares simples y carbohidratos refinados ya
lucían más gordas, y a los 3 meses, ya eran significativamente más gordas que
las otras, y de allí en adelante el aumento de peso fue continuo y progresivo.
Adicionalmente, las 16 ratas alimentadas con comida chatarra se volvieron
notablemente más perezosas y menos motivadas, como evidenció la siguiente etapa
del estudio, indicando que una dieta no adecuada tenía un serio impacto sobre
sus cerebros.
Los investigadores pusieron todas
las 32 las ratas a realizar ciertas tareas: presionar una palanca para obtener
una recompensa de comida y agua. La conducta motivada por alimentos ha sido muy
bien estudiada.
Las diferencias se hicieron
entonces más evidentes: Las ratas sometidas a la dieta de comida chatarra,
aunque conocían el sistema de recompensa y sabían llevar a cabo la tarea que
les suministraría más comida y agua, eran significativamente más lentas y
tomaban pausas que promediaban alrededor de 10 minutos, a diferencia de las ratas
con dietas saludables, cuyas pausas duraban cerca de cinco minutos.
Al cabo de seis meses, las dietas
de las ratas fueron intercambiadas: a las ratas con sobrepeso se les dio la
dieta más saludable durante nueve días. Este cambio, sin embargo, no ayudó a
reducir su peso o mejorar sus respuestas a la tarea de la palanca. Lo contrario
también es cierto: el someter las ratas delgadas a una dieta tipo comida
chatarra durante nueve días, no aumentó su peso notablemente, ni tampoco tuvo
como resultado ninguna reducción en su motivación en la tarea de la palanca.
Estos hallazgos sugieren que un patrón de consumo de comida chatarra, no sólo
el “atracón” ocasional, es responsable de la obesidad y de alteraciones
cognitivas.
¿Cuáles son las
implicaciones para los seres humanos?
Las personas con sobrepeso a
menudo son estigmatizadas como perezosas y carentes de disciplina La
interpretación según los autores, señala como errónea la idea que las personas
engordan porque son perezosas. Los datos de este estudio sugieren que la
obesidad es una causa, más que un efecto, de la pereza. Es decir, o bien una
dieta basada en alimentos altamente procesados causas fatiga, o la dieta causa
obesidad, que a su vez, causa fatiga.
Adicionalmente, los
investigadores encontraron que las ratas bajo la dieta de comida chatarra, al
final del estudio habían desarrollado un gran número de tumores en todo el
cuerpo, mientras que aquellas con la dieta más saludable, tenían menos tumores
y más pequeños, que no estaban tan extendidos.
Los autores recomiendan para una
mejor salud física y mental, comer menos
alimentos procesados como pan, pastas y alimentos con azúcares añadidos, y
comer más productos naturales, integrales, preparados en casa, como carnes
blancas, pescados, frutas y hortalizas.
La conclusión final
La obesidad inducida por la dieta produce un déficit sustancial en la conducta
motivada en ratas, independiente del contenido de grasa de la dieta. Esto tiene
implicaciones para una asociación entre la obesidad y la motivación. En concreto,
los rasgos de comportamiento comórbidos con la obesidad, como la depresión y la
fatiga, pueden ser efectos de la obesidad en lugar de las causas. En la medida
en que los alimentos refinados contribuyen a la obesidad, como se ha demostrado
en este estudio, pueden igualmente desempeñar un papel importante que
contribuye a otros trastornos conductuales y cognitivos.
Fuente.
María Soledad Tapia. Mirador Salud.
Publicado: 15 de
abril, 2014
Los individuos obesos y con sobrepeso son más perezosos, tienen falta de motivación, letargia y disminución de su desempeño cognitivo. Un estudio publicado recientemente en el journal Physiology & Behavior realizado en ratas, por investigadores de la Universidad de California en Los Angeles, permite hacer esta extrapolación a humanos, cuyos sistemas fisiológicos son similares a las ratas y han sido estudiados en diversos contextos, aun en cirugía bariátrica.
ResponderBorrarDe acuerdo a esta investigación, se evidenció que ratas alimentadas con una dieta baja en grasa, pero alta en azúcares simples y harinas refinadas, no solo eran más obesas que otras ratas con una dieta más sana (rica en maíz molido y harina de pescado), sino que la dieta con productos refinados las hacía más perezosas y menos dispuestas a obtener recompensas.
En general se cree que el sedentarismo y el cansancio, la fatiga y la pereza producen exceso de peso. De acuerdo a este estudio, es lo contrario: la obesidad es una causa y no un efecto de la pereza.
Los investigadores trabajaron con 32 ratas hembras. Durante 6 meses, la mitad de ellas fue alimentada con una dieta saludable alta en carbohidratos complejos, mientras que la otra mitad fue alimentada como se dijo, con una dieta equivalente a comida chatarra (baja en grasas pero alta en carbohidratos simples). Algo fue muy claro: una de las dietas condujo de inmediato a obesidad.
Ambas dietas tenían la misma cantidad de grasa, proteína y carbohidratos totales, pero a los 2 meses, las 16 ratas con la dieta basada en azúcares simples y carbohidratos refinados ya lucían más gordas, y a los 3 meses, ya eran significativamente más gordas que las otras, y de allí en adelante el aumento de peso fue continuo y progresivo. Adicionalmente, las 16 ratas alimentadas con comida chatarra se volvieron notablemente más perezosas y menos motivadas, como evidenció la siguiente etapa del estudio, indicando que una dieta no adecuada tenía un serio impacto sobre sus cerebros.
Los investigadores colocaron las 32 las ratas a realizar ciertas tareas: presionar una palanca para obtener una recompensa de comida y agua. La conducta motivada por alimentos ha sido muy bien estudiada.
Las diferencias se hicieron entonces más evidentes: Las ratas sometidas a la dieta de comida chatarra, aunque conocían el sistema de recompensa y sabían llevar a cabo la tarea que les suministraría más comida y agua, eran significativamente más lentas y tomaban pausas que promediaban alrededor de 10 minutos, a diferencia de las ratas con dietas saludables, cuyas pausas duraban cerca de cinco minutos.
Yuvelis Sosa