En los últimos
veinte años, el interés por la Nutrición en Salud Pública se ha centrado en los
aspectos cualitativos que pudieran repercutir en la génesis de las enfermedades
crónicas, la calidad de vida, las potencialidades físicas e intelectuales y la
longevidad. Estos conocimientos aplicados de manera colectiva en programas de
prevención y promoción de la salud, dieron lugar al acuño funcional del término
Nutrición Comunitaria.
Las actuaciones en
el campo de la nutrición comunitaria intentan mejorar, con formato interactivo,
los estilos de vida ligados al modelo de consumo alimentario, para contribuir a
mejorar el bienestar y a la promoción de la salud de la comunidad en la cual se
desempeña.
Las principales
funciones a desarrollar en un programa de nutrición comunitaria consisten en
identificar, priorizar y evaluar problemas nutricionales de la comunidad y
diseñar, organizar, implementar y evaluar programas de intervención mediante
distintas estrategias, orientadas al medio ocupacional, escolar, colectivas de
riesgo o población general, a través de la colaboración activa de los distintos
colectivos y personas.
En la actualidad
los esfuerzos en el campo de la nutrición comunitaria se centran especialmente
en tres aspectos clave: la educación nutricional en el medio escolar y
comunitario; la seguridad e higiene alimentaria y el refuerzo de las
habilidades culinarias en todos los grupos de edad. Los servicios de
restauración colectiva social, tanto en el medio escolar como en el marco
laboral o comunitario, deben garantizar aportes nutricionales adecuados,
fomentar prácticas alimentarias saludables y favorecer la cultura gastronómica
y el aprendizaje social.
La higiene y la
seguridad alimentaria se han convertido en una prioridad de salud pública. Este
concepto incluye una oferta alimentaria segura y adecuada, en cantidades
suficientes, para satisfacer las necesidades nutricionales de todos los individuos.
La nutrición
comunitaria requiere, siempre en sus actuaciones, contemplar una primera fase
de diagnóstico de la situación. En esta etapa se consideran los indicadores de
salud y hábitos alimentarios que permitan disponer de elementos de análisis
para la fase de intervención poblacional.
La nutrición
comunitaria tiene como objetivo principal, a nivel poblacional, acercar el
modelo alimentario disponible hacia un modelo más saludable, con
consideraciones específicas según la peculiaridad de los indicadores de salud y
sus factores determinantes. Sobre esta premisa, el desarrollo de las acciones
se fundamenta con un interés especial en la promoción de conocimientos en el
marco de la educación nutricional, y en el fomento de habilidades que
permitan la autosuficiencia en el diseño, compra, preparación e ingesta del
modelo alimentario más saludable a nivel individual, familiar y colectivo.
Las intervenciones
en nutrición comunitaria deben tener en cuenta las características
sociosanitarias, culturales y lingüísticas de la población a la cual se
dirigen. Con frecuencia no sólo es aceptable, sino recomendable, confeccionar
modelos alternativos para la puesta en práctica de los programas, adaptados a
las características del colectivo objeto de estudio, teniendo en cuenta la
evidencia disponible sobre la eficacia de las distintas opciones.
Los programas de
nutrición comunitaria pueden estar dirigidos a cualquier grupo poblacional, e
incluso muchos de ellos pueden estar estructurados para su puesta en práctica por
parte de la población en general. En la actualidad los distintos estratos de la
sociedad tienen necesidades y peculiaridades diferenciadas. Por lo tanto, puede
ser necesario adoptar medidas específicas que incluyan objetivos, metodologías
y ayudas didácticas, sistemas de refuerzo y métodos de evaluación, adaptados a
cada situación.
La nutrición
comunitaria incorpora a profesionales de todas las disciplinas sanitarias y
psicosociales, personas de apoyo administrativo e infraestructuras, quienes
colaboran desde una actuación inter y multidisciplinar. Para hacer frente a los
nuevos retos, es necesario que los profesionales de la nutrición comunitaria
tengan una preparación profesional y humana de gran calidad.
La evidencia
recogida hasta el momento, nos anima a seguir trabajando en el marco de esta
disciplina para intentar mejorar la esperanza y la calidad de vida de nuestra
población en el mismo sentido que postula la estrategia global de la
Organización Mundial de la Salud sobre Dieta, Actividad Física y Salud. Hacer
realidad estas propuestas requiere el apoyo decidido de los responsables
políticos para habilitar los recursos necesarios en un plazo de tiempo
razonable. El nuevo plan de acción en nutrición, propuesto por la Oficina
Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud, resalta la
necesidad de definir y aplicar políticas alimentarias y planes de acción en
todos los países, En España, la puesta en marcha de la Estrategia NAOS y las
diferentes iniciativas que contempla como el programa PERSEO, han supuesto
retos interesantes en el ámbito de la nutrición comunitaria.
Fuente:
Javier Aranceta Bartrina. I Jornadas
Latinoamericanas de Nutrición Comunitaria. CANIA. Año 13, No. 20. 2010. Caracas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario