jueves, 2 de febrero de 2017

Riesgos potenciales de la Alimentación Complementaria anticipada

Los alimentos sólidos complementarios deben ser introducidos alrededor de los 6 meses de edad. A pesar de las recomendaciones de la OMS y de la mayoría de organismos internacionales especialistas en el tema, un porcentaje importante de madres introducen alimentos sólidos antes de los 4 meses de edad, especialmente si ellas perciben que el niño está hambriento o no se satisface con la lactancia (en base a síntomas como succión persistente, irritabilidad, llanto, etc., síntomas que no siempre se relacionan con hambre).
La introducción muy temprana de alimentos complementarios (previo a los 6 meses de edad) no beneficia al infante y por el contrario puede ser riesgosa debido a:
• Reducción en el consumo de Leche Materna, el niño se satisface con otros alimentos y ya no le interesa succionar el seno, lo cual puede inducir a la disminución de la producción de leche y que el niño consuma otros alimentos de menor calidad nutricional.
• La posibilidad que el niño se atragante o ahogue (en el primer semestre, el niño aun no ha desarrollado plenamente los mecanismos neuromusculares necesarios para la deglución faríngea) por lo que es peligroso el consumo de alimentos que no sean líquidos.
• Desarrollo de alergias alimentarias: en esta edad, el intestino es muy permeable a macromoléculas potencialmente antigénicas y los mecanismos de tolerancia inmunológica aun no se han establecido por completo.
• La maduración funcional y enzimática del tracto digestivo es incompleta en el 1er. semestre, lo que supone problemas de malabsorción y molestias gastrointestinales derivadas al consumir alimentos diferentes a la leche.
• Riesgo de obesidad y alteraciones metabólicas debido al consumo de proteínas y aminoácidos en concentraciones habitualmente no presentes en la leche materna, lo que puede estimular liberación de insulina, factores de crecimiento y estímulo de adiposidad (colesterol, glicemia, ácidos grasos, etc.) en edades posteriores.
• El riesgo siempre latente de enfermedades infecciosas por mala preparación, manipulación o inadecuado almacenamiento de los alimentos ya preparados.
En forma práctica, los requerimientos glo­bales de los niños menores de 1 año son:
AGUA: 135 – 150 ml/kg/día (primeros 6 meses) 90 – 130 ml/kg /día ( 6 – 12 meses ).
ENERGÍA: 105 Kcal/kg/día (0 – 2 meses) 80 Kcal/kg/día (6 – 12 meses).
PROTEINAS: 2 – 2.5 g/kg/día (0 – 6 meses) 1 – 1,5 g/kg/día (6 – 12 meses).
LIPIDOS: 4 – 6 g/100 kcal.

Como regla, la cantidad de alimentos ofrecidos debe basarse en los principios de alimentación perceptiva, asegurando una densidad energética adecuada y una frecuencia de comidas acorde a la edad del niño que no interfiera con la Lactancia Materna.
Optimizar el proceso de Alimentación Complementaria supone considerar no solamente lo que el niño come, sino también el cómo, cuándo, dónde y quién alimenta al niño.
Hay estudios que evidencian que estimular al niño a comer (sin forzarlo), acompañarlo y ayudarlo, mejora la ingesta de nutrientes: un ambiente de tranquilidad y familiaridad ayudará al niño aprender a comer y a disfrutar de ese acto. Es útil recordar que no es solo un momento de aprendizaje de texturas, sabores y olores, también es un momento de amor.

Fuente:

Asociaciones de Pediatría de Centro América (2013). Primer consenso Centroamericano alimentación en el primer año de vida. Sociedad Centroamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica.

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