jueves, 22 de febrero de 2018

Factores influyentes en el comportamiento alimentario infantil


Las características del consumo de alimentos por parte de la población representan un riesgo para su estado nutricional y, por ende, para su estado de salud. Cada vez más, los patrones alimentarios se alejan de las recomendaciones; esta problemática es aún más alarmante en la infancia, dado que la alimentación en ese grupo etario es esencial para el crecimiento normal y para la prevención de enfermedades en etapas posteriores de la vida. 
A causa de lo anterior surge la necesidad de cambiar los patrones alimentarios de la población. Razón por la cual se hace importante comprender los múltiples aspectos que hoy en día son reconocidos como influyentes en el comportamiento alimentario. Dicha comprensión facilitaría tanto la identificación de potenciales soluciones, como el planteamiento de nuevos cursos de acción en promoción de la salud y prevención de la enfermedad.
En vista de lo anterior, hay un claro reconocimiento de la importancia del comportamiento alimentario, en especial en la población infantil. Esto porque es en esta etapa de la vida donde se definen las bases de la conducta para etapas posteriores; de ahí que, aquellas actividades rutinarias, tengan una alta probabilidad de mantenerse a través del tiempo. En el caso del consumo de alimentos, generará per se efectos positivos o negativos en el estado nutricional de la población adulta venidera.
Características individuales
Esta categoría abarca aquellas condiciones particulares con las cuales el individuo hace una lectura de su medio externo. En el caso de las diferencias por género, las niñas tienden a consumir más frutas y verduras que los niños, aunque son más susceptibles a las marcas, incrementando su consumo promedio hasta en 100 calorías cuando los alimentos tienen determinadas etiquetas. Actualmente, se reconoce que el género femenino no se basa únicamente en el criterio del sabor para escoger alimentos, sino también en cuestiones como apariencia e implicaciones para la salud. Mientras que en el caso de los niños, las decisiones alimentarias se basan en el sabor y placer antes que en la salud.
Entre otras condiciones particulares del individuo, se ha identificado que el estado nutricional está relacionado con ciertos factores que promueven un mantenimiento del mismo; es el caso de la asociación de niños con sobrepeso y mayor exposición a alimentos no saludables, así como la mayor sensibilidad de estos a la publicidad. Lo cual implica que su mismo estado nutricional puede constituir un factor influyente para las características del consumo de alimentos.
Con relación a la lectura que el individuo hace de su medio externo, la memoria es uno de los factores más importantes que guían la elección y el consumo de alimentos. Cuando un consumidor elige un alimento usa la información memorizada y la experiencia pasada que tuvo con ese alimento. Una experiencia negativa puede desarrollar un disgusto o una barrera para familiarizarse con el alimento; sucede todo lo contrario en el caso de un recuerdo positivo.
Sin embargo, hay que destacar que, en los niños, la sensibilidad es la llave para la memoria de alimentos; por ello, la memoria está influenciada en gran medida por los sentimientos, más que por el conocimiento. Actualmente, se reconoce que la emocionalidad tiene una gran influencia sobre el consumo. Basado en ello, existen estudios que hacen referencia a la asociación del consumo con emociones; esto se explica por mecanismos psíquicos que afectan las señales del sistema neuronal con respuestas inhibitorias o excitatorias, las cuales van a orientar la decisión frente al consumo.
Así mismo, en el caso del consumo de comidas rápidas, los niños perciben la misma como comida divertida, asociada a tiempos sociales y fiestas animadas; esto sin dejar de lado el efecto de los juguetes que muchas veces se incluyen en este tipo de menús, hecho por el cual se asocia comidas rápidas con regalos. De igual manera, los niños rechazan alimentos que puedan causarles síntomas asociados a una experiencia negativa pasada, como acidez, distención, dolor abdominal o cualquier otra condición que genere un resultado negativo en la salud. De ahí que una de las categorías que explica el rechazo se basa en el en el peligro que se estima después de la ingesta de un alimento.
Finalmente, cabe destacar que no solo la imagen construida de los alimentos guía la decisión, sino que también la valoración de recursos realizada en la decisión de consumirlos. Por ello, los niños tienen en cuenta aspectos como el tiempo, la priorización de actividades, el esfuerzo y las habilidades para la preparación, así como el beneficio inmediato de la elección en el momento de decidir qué come.
Factores externos
Los patrones alimentarios de los niños deben ser comprendidos en el contexto de sus experiencias vividas. Por ende, se resalta la importancia de reconocer los factores externos inmersos en dicho contexto, los cuales están relacionados tanto con las personas y el ambiente alrededor del consumo, como con los alimentos.
Las prácticas culturales se transmiten de una persona a otra, la aceptación de un alimento incrementa en los niños cuando es modelada por adultos, profesores y otros niños. Esto más aún, si se tiene en cuenta que la selección de los alimentos, durante los primeros años de la vida, depende de las actitudes y de las elecciones hechas por los padres y/o cuidadores encargados de la alimentación.
La investigación en el tema deja claro que es eminente la influencia de padres frente al consumo, dado que dan reglas, dan información y modelan el comportamiento; por lo tanto, influyen en la disponibilidad del alimento en el hogar y en los sentimientos de aprobación o ejemplo de las relaciones con el alimento. Los padres influyen en las elecciones de alimentos, por parte de los niños, a través de su presencia en los tiempos de comida, la inclusión de diversas preferencias alimentarias dentro de los menús diseñados en casa, esfuerzo y habilidades de preparaciones de alimentos, así como por aspectos concernientes a salud y finanzas del hogar.
No obstante, hay una condición numerosamente documentada y es la referente a la mediación que hace el padre entre el alimento y el consumo por parte del niño, la cual frecuentemente es asociada a una estrategia de presión. Las estrategias que utilizan los padres para favorecer el consumo abarcan estímulos neutrales, razonamientos, premios, chantajes y presión. Sin embargo, los resultados de estas estrategias no siempre son los mejores; en los resultados del estudio realizado por Orell y cols., se identificó que ante dichas tácticas el 2% come sustancialmente más, 35,5% come moderadamente más, 41,5% come pocas cucharadas más y el 17% no come más.
Ahora, los niños con rechazo alimentario se correlacionan en su mayoría con las tácticas de presión y amenazas de quitar privilegios de alimentos y juegos. En un estudio retrospectivo de adultos, los participantes reportaron que durante la niñez tuvieron experiencias de presión para comer, que los condujeron a un desagrado continuo por esos alimentos. Por lo tanto, la presión no es una buena opción para promover el consumo; esta genera una baja ingesta, mientras que la prohibición de alimentos aumenta el deseo. La presión para comer predice comentarios negativos acerca de la comida, así como una tendencia hacia el rechazo. Por su parte, los estímulos neutrales, las recompensas y los elogios están más relacionados con la aceptación del alimento.
De otro lado, cabe destacar que el consumo de alimentos y bebidas no responde exclusivamente a las necesidades biológicas de energía y nutrientes, sino que también juega un rol en la consolidación de amistades, demostración de cariño y amor, así como afirmación de una identidad cultural o etaria. Los alimentos se ingieren no solo para satisfacer una necesidad nutricional, también desde una dimensión social permiten imitar hábitos de alimentación de profesores y de pares. Comer en sociedad conduce a patrones de ingesta diferentes a los que se dan cuando se come solo. En el caso de niños con sobrepeso está documentado que el contexto social impacta en el consumo de alimentos: los niños con sobrepeso comen menos cuando están acompañados, mientras que los niños con peso adecuado comen más.
En otro orden de cosas, existen factores ambientales, más allá del núcleo social, que intervienen en la decisión de consumo. La disponibilidad de alimentos en los entornos cercanos a los niños, como es el caso de la variedad de productos ofrecidos en las tiendas escolares (cantinas), termina influyendo en su elección. Algo muy parecido ocurre también en sus hogares. De hecho, una barrera para el consumo de alimentos saludables es la alta disponibilidad que tienen los niños a comidas poco saludables (altas en grasa y azúcar).
Esa disponibilidad se ve influenciada por otros componentes de inseguridad alimentaria, tales como condiciones socioeconómicas adversas, en las cuales se ha visto que los niños pueden tener un sobreconsumo de alimentos, cuando estos ocasionalmente están disponibles. En este caso, es un asunto no solo de disponibilidad, sino también de acceso.
Con relación a la influencia de los modelos, explicada en el recuento del entorno social, se ha demostrado que los niños que comen sin compañía, son quienes ven significativamente más televisión. A causa de esta situación, la televisión se ha convertido en un modelo y aspecto de gran influencia en las decisiones alimentarias de este grupo de edad.
Los escolares que ven más televisión son los que manifiestan un mayor porcentaje de consumo de alimentos de bajo valor nutricional (productos de paquete, refrescos, dulces, entre otros). Está bien documentado que los niños son receptivos y sensibles a las campañas publicitarias, de ahí que la industria de alimentos haya tenido un impacto determinante en las preferencias y comportamientos alimentarios de estos.
Los niños son bombardeados de publicidad, no solo en televisión, sino también en etiquetas, aplicaciones móviles, avisos en las calles, radio, entre otros, que les dicen qué, dónde y cómo comer. Los niños son expuestos a 40.000 avisos de publicidad de alimentos al año, de los cuales el 98% promociona alimentos ricos en grasa, sodio y azúcar. En consecuencia de ello, el impacto reconocido que tienen hoy día las marcas y los logos sobre el consumo de alimentos.
Llegado a esto punto, otro factor externo al que debe hacerse referencia es el relacionado con las características propias de los alimentos. Cuando los niños gozan de libertad para seleccionar preparaciones, su elección no está dictada por atributos para su salud, sino por sus preferencias gustativas. Diversos estudios muestran que condiciones del alimento como el sabor, la apariencia y el olor influyen de forma directa en la ingesta. A partir de esto, la investigación en el tema ha permitido identificar mayor aceptación de ciertas métodos de cocción de verduras, tales como el vapor, dado que exaltan menos el sabor que otros, como es el caso del horneado; así, como se reconoce que texturas granulares y los colores oscuros tiene una mayor posibilidad de rechazo.
En el caso de frutas y verduras, los niños tienden a elegir más las frutas por su sabor y textura, mientras que el sabor puro de los vegetales no es bien aceptado; este puede mejorar en combinación con otros alimentos. Cuando se relaciona un sabor agradable para los niños con un sabor de poca aceptabilidad, el sabor agradable puede enmascarar el segundo y eso influencia la aceptabilidad de este último. De ahí pues, la relevancia del sentido del gusto.
En esta línea, la presentación visual de un alimento es un determinante importante para su consumo, esto involucra tanto colores, como tamaños, formas y disposiciones en el plato. Por ejemplo, se han encontrado marcadas preferencias por alimentos en corte juliana y la presencia de figuras decorativas en las comidas. Para el caso del tamaño, aquellas porciones grandes pueden disminuir tanto el gusto, como en el deseo por el alimento. El efecto del tamaño en la disminución del gusto puede relacionarse con la magnitud de la estimulación oral, mientras que el deseo disminuye con las repetidas oportunidades ante dicha sensación.
Para ilustrar la influencia de la presentación, los niños reportan que la comida rápida tiene mejor apariencia que la comida sana; igual comportamiento se observa en su opinión con respecto al olor, el cual refieren es mejor en la comida rápida que en aquella comida saludable. Esta situación debe considerarse, si se tienen en cuenta que el olor es uno de los componentes que genera un gusto, anticipado al placer, lo cual influye en los mecanismos de regulación del apetito.
Estrategias para favorecer un consumo saludable
Como parte de estrategias mediadoras que buscan intervenir entre aquellos factores externos e internos, para así influir en la conducta alimentaria, la literatura reporta diversas actividades tales como huertas escolares, programas de educación alimentaria, campañas con caricaturas, entre otras. Todos estos alimentos que generan una mayor disposición para consumir algunos.
A pesar de que los niños demuestran conocer y diferenciar los alimentos saludables de los no saludables, tienen una definida preferencia por las opciones menos saludables. En consecuencia, una gran cantidad de autores han concluido que los conocimientos nutricionales no son la explicación principal de la elección de un alimento. Sin embargo, hay una gran cantidad de intervenciones publicadas que dan cuenta de la educación alimentaria como estrategia implementada. 
La educación es una herramienta exitosa para conseguir un incremento del conocimiento en alimentación saludable en niños y, en algunos casos, la disminución de consumo de alimentos poco nutritivos. No obstante, hay discusiones con respecto a si los cambios inmediatos son sostenibles en el tiempo.
En este punto, la medición del consumo tras recibir educación alimentaria es de gran relevancia. Sin embargo, en la revisión realizada se identifican investigaciones que reportan una alta probabilidad de elección saludable, pues, más que medir el consumo, evaluaban por cuestionarios las percepciones tras la intervención o presentaban el alimento e identifican si los niños decidían probar; es decir, evaluaban la intención. De ahí que el estudio de las características reales tras la intervención sea una cuestión aún por precisar.
Ya del lado de las técnicas encontradas para realizar las intervenciones, se evidencian juegos, actividades magistrales dentro de las aulas de clases, huertas escolares, dinámicas que incluyen probar alimentos, entre otras. No obstante, vale la pena detenerse en las dos últimas por combinar otro tipo de estrategias adicionales a la transmisión de conocimiento. En el caso de la experiencia sensorial de probar alimentos no familiares se disminuye la neofobia y se incentiva a probar nuevos alimentos saludables. Así mismo, en el caso de las huertas, hay que destacar que el impacto de la exposición no es solo gustativo, pues diversos estudios reportan que el hecho de visualizar el alimento en reiteradas oportunidades puede favorecer la aceptación o la decisión de consumirlo en algún momento.
El estudio del comportamiento alimentario implica un abordaje multifactorial y transdisciplinar. La revisión aquí expuesta permite el reconocimiento de múltiples aspectos influyentes en el patrón de consumo de alimentos. Lo cual, evidentemente, requiere el abordaje desde distintos campos del conocimiento y el aporte articulado de cada uno de ellos.
Se necesita profundizar en la comprensión más que en el mero diagnóstico del consumo. La literatura consultada permite evidenciar una preocupación por las cantidades y características de alimentos consumidos, así como por las condiciones bajo las cuales se consumen y todo aquello que hay detrás de la elección. En ese sentido, indagar sobre compañías de consumo, sitios de consumo, emociones y experiencias relacionadas, entre otros factores, brinda un contexto de factores que es necesario incluir en el reconocimiento de las condiciones de consumo de alimentos por parte de la población. Tener en cuenta este aspecto aplica tanto para profesionales que caracterizan constantemente el comportamiento alimentario individual, como para aquellos encargados de la formulación de políticas en el tema.
En cuanto a condiciones del entorno, llama la atención cómo los modelos sociales y las experiencias previas se interiorizan en la memoria de los individuos, constituyéndose luego en un insumo individual que influencia la decisión de consumo de alimentos. Esto implica, por ejemplo, que reconocer las diferencias en las experiencias a los que son expuestos los niños, en cuanto a alimentos de alto y bajo valor nutricional, podría dar elementos para facilitar la adopción de hábitos alimentarios saludables.
En esa misma medida, el análisis de los factores expuestos sugiere la intervención basada en ambientes sociales, modificación de características organolépticas de las preparaciones ofrecidas, estrategias que toquen la dimensión de la experiencia y las emociones que despierta un tiempo de comida, uso de diversas alternativas de comunicación, entre muchas otras opciones que favorezcan una alimentación saludable y, por ende, un beneficio para la sociedad de hoy día. 



Fuente:
Mónica del Pilar Díaz-Beltrán (2014)
Factores influyentes en el comportamiento alimentario infantil
Rev. Fac. Med. 2014 Vol. 62 No. 2: 237-245.
http://www.scielo.org.co/pdf/rfmun/v62n2/v62n2a10.pdf


jueves, 15 de febrero de 2018

Nutrición creativa para impartir educación alimentaria

A nivel internacional existen organismos de apoyo para la nutrición y la alimentación como el Banco Mundial, (BM), Organización Mundial de la Salud, (OMS), Organización de Estados Americanos, (OEA), y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En el ámbito nacional, la educación nutricional puede ser realizada por varios Ministerios (salud, agricultura, educación, desarrollo social o comunitario, etc.) y además diversas Organizaciones no Gubernamentales (ONG).
Todos estos entes, en especial a nivel nacional deberían acordar objetivos comunes para un programa de educación en nutrición, y cada Ministerio planear estrategias de cómo cumplirlo. Los factores sobre los que se deben tomar decisiones, que raramente se definen con claridad, incluyen el contenido del mensaje, la audiencia objetivo del programa y los medios de comunicación que se deben utilizar. Esta estrategia puede parecer simple, pero su aplicación exigirá un cambio en la filosofía y la operación de la mayoría de los programas de educación en nutrición.
En este contexto, la educación nutricional ha tenido una substancial influencia en los hábitos alimentarios, pero no siempre ha sido positiva. Afortunadamente, ya pasó el tiempo en que los nutricionistas promovían costosos alimentos ricos en proteínas a personas que no los podían comprar.
Infortunadamente, la tendencia de escoger alimentos o nutrientes sea para promoverlos o para prohibirlos, no ha desaparecido, como tampoco la tendencia a tratar de enseñar mediante el temor y quitando el placer de comer.
Sin embargo, el cambio siempre surge en forma lenta y los antiguos hábitos difícilmente terminan; las personas que aprendieron estas antiguas lecciones son aún responsables de alimentarse a sí mismas y a sus familias, y pueden encontrar que es problemático cambiar de nuevo.
Todas las personas que cuenten con el conocimiento (por ejemplo, miembros de equipos de salud, maestros de escuela, extensionistas agrícolas, entre otros) son las encargadas de educar en nutrición. Además deben hacerlo en toda oportunidad posible (por ejemplo, el médico cuando trata a un enfermo, la partera en la clínica de maternidad, la enfermera o enfermero de salud pública, en la visita domiciliaria,, el extensionista en la reunión de los agricultores, el maestro de escuela en la clase o en una reunión de padres).
Cada persona del país debe ser objeto de la educación en alimentación y nutrición. Dentro de este marco, emerge la nutrición creativa como una estrategia didáctica transformadora en el ámbito comunitario, para impartir educación en nutrición utilizando la creatividad, la inventiva, el pensamiento original, la imaginación constructiva, pensamiento divergente y pensamiento creativo, para la generación de nuevas ideas o conceptos, o de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, que habitualmente producen soluciones originales, planteamiento este que coincide con el propuesto por el autor Carlos Churba en su obra: “La Creatividad”.
Evidentemente, es necesario que las técnicas creativas a implementar (evaluación de ideas creativas, pausa creativa, cuestionamiento y análisis de los cotidiano) y los instrumentos de uso en determinadas situaciones a desarrollar en la estrategia nutrición creativa, deban adaptarse a las técnicas del pensamiento lateral, como lo han planteado diversos autores (Edward De Bono y Teresa Amabile).
Al mencionar que “estas técnicas formales del pensamiento lateral se mantienen por si mismas”, de ahí parte la enseñanza para el manejo de estas de manera creativa y la forma de su uso a nivel individual y grupal. Asimismo, expresa que estas, “son medios para generar ideas nuevas cuando las necesitamos”.
Es importante acotar que por muy buena que sean las técnicas creativas, solo la frecuencia del uso, las hacen productivas y eficaces. De igual forma, se debe considerar, que en general las técnicas van de las poco estructuradas a las muy estructuradas.
Un ejemplo de técnica altamente estructurada es TRIZ, a diferencia de técnicas como Brainstorming (Tormenta de Ideas), la cual está basada en la generación de ideas aleatorias, Lateral Thinking y recetas heurísticas. Luego, estas técnicas son complementadas con otras técnicas de aprendizaje como: clasificación de ideas, mapas conceptuales, mapas mentales (mind mappings), selección de ideas, cuantificación de ideas, y diagramas de ishikawa
Por último, y no menos importante, plantear la necesidad de algunas evaluaciones de las ideas producidas por la creatividad, planteamiento este enunciado por Teresa Amabile, cuando expresa que, “dado que cada institución responsable de educar, posee culturas y personalidad propia, además de ello, es conveniente considerar el ámbito demográfico y procedencia, ya que existen diferencias muy marcadas, entre las diferentes regiones que conforman el país”.
A manera de conclusión se esboza la necesidad de adaptación de técnicas del Pensamiento Lateral, a situaciones específicas, desarrollando e implementando el  pensamiento creativo en la educación nutricional.
En relación a los instrumentos que deben usarse en determinadas situaciones educativas en nutrición, es necesario e importante considerar técnicas creativas para sesiones individuales y grupales. 
Es importante la evaluación de las ideas creativa en la educación nutricional, así como su uso constante, con miras a perfeccionar y mejorar la calidad de técnica creativa. En cuanto a la responsabilidad, en el esfuerzo creativo para impartir educación nutricional, debe establecerse un compromiso nacional  interinstitucional, multisectorial, interdisciplinario, y de voluntad política, dada la complejidad y un número de factores que intervienen en la educación nutricional

Fuente:

María Ninón Bencomo (2010). Nutrición creativa y la responsabilidad en el esfuerzo creativo para impartir educación nutricional. Salud, Arte y Cuidado. La revista de Enfermería y Otras Ciencias de la Salud. Vol. 3. Nro.1y 2 Enero-Diciembre 2010. Págs.67-70. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3665168

jueves, 8 de febrero de 2018

Una guía para comer sano y sabroso

Hoy más que nunca la creatividad y el ahorro son herramientas fundamentales para procurar una alimentación variada y equilibrada. Es por ello que Farmacia SAAS y Fundación Bengoa, en el marco de su campaña “Juntos contra la malnutrición”, concentraron esfuerzos para crear una guía nutricional en formato digital pensada para sacarle el mayor partido al presupuesto familiar.
Esta nueva edición incluye información y tips para organizar la compra, preparación y conservación de cada alimento de manera de aprovechar correctamente y al máximo sus propiedades nutritivas, además de un recetario con preparaciones fáciles e ingredientes económicos.
Maritza Landaeta-Jiménez, directora de la Fundación Bengoa, afirma que la guía nutricional tiene como propósito "Orientar a las comunidades sobre la planificación de la compra, las ayuda a seleccionar alimentos más económicos, de buena calidad nutricional que al combinarlos den lugar a un plato saludable que aporte los nutrientes necesario para el crecimiento y desarrollo de nuestros niños y el mantenimiento de la salud de los adultos y el bienestar de la población".
Entre los consejos que propone la guía Come saludable y sabroso a bajo costo para optimizar la compra de alimentos se encuentran los siguientes:
·      Evalúa los precios: Aprovecha los mercados a cielo abierto o ferias de verduras que, por lo general, manejan uno o dos precios para todos los productos, es una buena opción de ahorro.
·  Conoce los tiempos de cosecha: Los precios de las frutas y hortalizas cambian durante el año debido a las temporadas de siembra y cosecha. Infórmate y aprovecha para comprar aquellas más baratas en cada temporada.
·  Planifica las compras: Según el presupuesto familiar (mensual o semanal), comprar las cantidades justas para prevenir pérdidas por deterioro de algún alimento.
·      Ensaya técnicas de conservación: Que permiten alargar el tiempo de vida de los alimentos en la nevera o el congelador sin perder los nutrientes.
·    Reduce los desperdicios: Aprovecha descartes como huesos para sopas y sobras de acompañantes o proteínas para crear otros platos.
·  Aprende sobre tipos de alimentos: Conocer cuáles alimentos aportan proteínas, cuáles aportan carbohidratos y cuáles vitaminas y minerales esenciales te permitirá hacer buenas elecciones a la hora de comprar alimentos más baratos.
·   Prueba recetas nuevas: Sin harina, arroz ni pasta, que aporten variedad a los menús de la familia.
·  Elimina las chucherías: Comprar chucherías dulces o saladas, refrescos, bebidas instantáneas, jugos industriales, entre otros, es costoso y no aportan nutrientes.
La sección ¿Qué comprar? sugiere la adquisición de ciertos productos que, de manera rendidora, pueden equilibrar la dieta con el aporte de proteínas y macronutrientes que deben estar presentes en la dieta diaria para el buen funcionamiento del cuerpo. Y el apartado ¿Qué y cuándo cocinar? propone una planificación de cuándo consumir cada tipo de alimento.
Por su parte, el Recetario incluye todos los grupos de alimentos de manera adecuada, combinados en preparaciones interesantes y fáciles de realizar (sopas, lasaña y pasticho de vegetales, vísceras, pan y arepas de yuca y plátano, entre otras) respetando el tema de la "Nutrición a tres colores":
·        Grupo Amarillo: Son alimentos fuente de carbohidratos: Plátano y topocho. Cereales como el arroz, maíz, trigo, avena o cebada. Tubérculos como yuca, papa, apio, ocumo y ñame. Granos como caraota, arvejas, garbanzos, lenteja, frijoles, quinchoncho, entre otros.
·   Grupo Verde: Son alimentos fuentes de vitaminas y minerales: Hortalizas como la auyama, berenjena, calabacín, chayota, espinaca, remolacha, repollo, vainita, zanahoria, rábano, tomate, cebolla, pimentón, ají dulce. Frutas como el cambur, patilla, guayaba, lechosa, guayaba, guanábana, chirimoya, durazno, piña, limón, mandarina, mango, melón, naranja, uva, parchita, jobo, ciruela, manzana, pera.
·    Grupo Azul: Son alimentos fuente de proteínas: Huevos; Lácteos como leche, queso, yogurt, requesón; Carnes de res, cerdo, chivo, pescado, pollo, pavo, conejo, codorniz y embutidos.
En la guía Come saludable y sabroso a bajo costo editada por Farmacia SAAS y Fundación Bengoa hay un Calendario de cosecha para aprovechar la temporada en la que ciertos alimentos tienen precios más bajos, así como Procedimientos sencillos para conservar los alimentos: qué y cómo se deben refrigerar y cuáles se pueden congelar, además de preparación de conservas, vinagretas y encurtidos y un calendario de cosecha por temporada.
Entre las recetas se destacan:
Sopa de papa con huevo
Sopa de verduras
Sopa de plátano
Sopa de maíz
Sopa Campesina
Frijolitos con auyama y batata
Hígado en salsa
Mollejas de pollo guisadas
Lasaña de calabacín, queso y espinaca
Sardinas con vegetales
Arepas de yuca
Pan de yuca
Pan de plátano
Arepas de plátano
Tequeños de plátano
Esta es la onceava guía de orientación nutricional que desarrollan conjuntamente Farmacia SAAS y la Fundación Bengoa en el marco de la campaña Juntos contra la Malnutrición, que viene haciendo esfuerzos desde hace trece años por aportar un granito de arena en el tema de la alimentación en Venezuela, apunta Nakarith Galicia, Gerente de RSE y Comunicaciones de Farmacia SAAS. "Su objetivo es alertar, orientar y ayudar a propiciar cambios en los hábitos alimentarios de la población, aspecto en el que radica el problema de la malnutrición en el país."
Fuente:
Guía de Farmacia SAAS-Fundación Bengoa:

http://www.fundacionbengoa.org/materiales/SAAS/Guia-SAAS-13.pdf

jueves, 1 de febrero de 2018

Influencia del estado nutricional sobre el equilibrio postural en niños

El sobrepeso y la obesidad (S/O) son definidos como una acumulación anormal y excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud, y que se manifiesta por un exceso de peso y volumen corporal.
Se estima que en el mundo un 47,1% de los niños presenta S/O. En América Latina, la situación no es más alentadora, siendo Chile una de las regiones más afectadas al mostrar tasas cercanas al 50% de S/O en niños situados entre 5 y 9 años. Este aumento de la obesidad corresponde a un hecho preocupante, debido a que aproximadamente el 70% de los niños obesos se convierten en adultos obesos.
En el caso venezolano en un estudio del Instituto Nacional de Nutrición (2013), la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes entre 7 y 12 años es del 27% (Dpto. Capital, Miranda, Delta Amacuro, Aragua, Monagas, Nueva Esparta, Trujillo y Yaracuy sobrepasan el 30% de S/O en este grupo).
La clasificación del estado nutricional a partir del índice de masa corporal (IMC), ha demostrado ser un fuerte predictor de mortalidad por enfermedad cardiovascular. Dentro de los principales efectos inmediatos en niños con IMC sobre lo normal destacan alteraciones cardiovasculares, metabólicas, psicológicas y funcionales. Estas últimas, han sido las menos estudiadas ya que su impacto sobre el desempeño en el sistema escolar y la participación social ha sido subestimado.
En suma a lo anterior, alteraciones en la coordinación, equilibrio y locomoción podrían afectar negativamente el desarrollo motor del niño, lo que limitaría su participación en actividad física, deportes y tareas de la vida cotidiana.
Estas consecuencias funcionales podrían perdurar a largo plazo, independientemente de si su condición nutricional se modifica. En este contexto, resulta de interés estudiar las alteraciones que podría generar el exceso de masa corporal sobre el equilibrio postural, considerando que este es uno de los componentes básicos para desarrollar de manera eficiente gestos motores funcionales.
El equilibrio corresponde a una de las habilidades motoras básicas, fundamental para el desarrollo adecuado de tareas de locomoción como caminar, correr y saltar. Se cree que el aumento de masa corporal puede afectar la realización de estas tareas, lo que eleva la predisposición a lesiones musculoesqueléticas y riesgo de caídas. En este sentido, el método más aceptado para cuantificar el equilibrio postural, corresponde al desplazamiento del centro de presión (CP) por medio de una plataforma de fuerza que mide las oscilaciones posturales.
A partir del CP, se pueden obtener registros del área, velocidad media y los componentes mediolateral y anteroposterior de su desplazamiento. Un aumento del valor de estas variables representa una menor capacidad de controlar las oscilaciones posturales, es decir, un peor equilibrio.
En el presente trabajo se describen los resultados de una investigación sobre la influencia del estado nutricional sobre el equilibrio postural en niños entre 6 y 9 años de edad en Chile.
Para ello, se realizó un estudio descriptivo transversal piloto con selección por conveniencia de escolares situados entre primer y cuarto año básico de dos escuelas públicas de la ciudad de Talca, Chile. La muestra incluyó 71 niños entre 6 y 9 años de edad que representa el 30,1% de la población estudiada.
Se utilizaron las recomendaciones de la Sociedad Internacional para Avances de la Cineantropometría (ISAK) para las medidas antropométricas. El IMC se calculó dividiendo el peso corporal (kg) por la talla al cuadrado (m2). Se clasificó a los escolares de acuerdo a su estado nutricional (normopeso, sobrepeso y obeso), en cuanto a las desviaciones estándar de la Organización Mundial de la Salud (normal entre -1,0 y +0,9 DE; sobrepeso +1,0 a +1,9 DE y obesidad ≥+2,0 DE).
Los resultados revelaron que los escolares con S/O presentan un equilibrio postural deficiente respecto a los normopesos. Un hallazgo complementario de este estudio reportó una fuerte correlación entre el aumento de la velocidad anteroposterior OC y el aumento del IMC (r=0,786).
La influencia del exceso de masa corporal sobre el control postural en niños con S/O encontrada coincide con resultados de investigaciones previas. Sin embargo, el menor desempeño en la prueba de equilibrio postural observada en los varones no había sido abordado en dicha población. Se ha observado que en edades inferiores a los 11-12 años, las mujeres tienen un mejor equilibrio que los hombres.
Se postula que los varones tienen una maduración más tardía del sistema vestibular, lo que afecta directamente el desarrollo del control postural. Esto explicaría la influencia del género sobre el equilibrio en la evaluación con OC y que las correlaciones del presente estudio sean más evidentes en el grupo de varones.
El exceso de grasa en la región abdominal en las personas con S/O altera la geometría corporal, lo cual genera un desplazamiento anterior del centro de masa. Esto provoca que el sistema motor requiera un mayor torque de tobillo para controlar las oscilaciones posturales en el plano sagital y que el riesgo de caídas aumente cuando los sujetos están expuestos a perturbaciones.
Esta hipótesis podría explicar el déficit del equilibrio en dirección anteroposterior observado en los escolares con mayor IMC. Otra explicación se basa en los cambios estructurales que genera el exceso de peso. Los niños con S/O tienen pies más planos por el desarrollo de una almohadilla de grasa en el área del medio pie. Este cambio en el apoyo plantar modificaría las zonas de soporte de peso del pie y, presuntamente, generaría cambios propioceptivos a nivel plantar que alterarían el mecanismo de control postural, aumentando las oscilaciones posturales en dirección mediolateral.

Otros estudios señalan que los cambios antropométricos provocados por el aumento de peso serían el factor principal en la pérdida del equilibrio postural. Durante OC se observa la influencia del sexo sobre el equilibrio y las correlaciones de mayor fuerza. Cuando se cierran los ojos, existen mayores oscilaciones posturales debido a la inhibición de uno de los sistemas sensoriales que contribuyen al control postural. Por lo tanto, las posibilidades de mantener la estabilidad disminuyen.
Si bien el IMC ha sido catalogado como un fuerte predictor de mortalidad por enfermedad cardiovascular, algunos estudios señalan que para valorar el efecto del exceso de peso en el equilibrio postural debería considerarse el porcentaje de grasa corporal.
Fuente:
Eduardo Guzmán, Pablo Valdés, Yeny Concha, Guillermo Méndez y Sergio Sazo (2017). Influencia del estado nutricional sobre el equilibrio postural en niños: un estudio piloto. Revista Española de Nutrición Humana y Dietética. Rev Esp Nutr Hum Diet. 21(1): 49 – 54.    http://renhyd.org/index.php/renhyd/article/view/297

Instituto Nacional de Nutrición (2013). Sobrepeso y Obesidad en Venezuela. (Prevalencia y factores condicionantes). Ediciones Gente de Maíz. INN. Caracas.