jueves, 20 de septiembre de 2018

Alfabetización para la salud, más que información


La alfabetización para la salud se ha tratado de forma extensa y con diversas perspectivas desde 1974, cuando en el marco de una conferencia sobre educación y salud el profesor Scott K. Simonds utilizó por primera vez el binomio. Desde entonces, no solo se ha puesto de relieve su importancia, sino que se considera una estrategia global.

La alfabetización para la salud
El término nace en sus inicios como concepto único, con un marco de referencia propio, ligado de una forma u otra a la educación para la salud (la alfabetización como consecuencia del proceso de educación). Su objetivo se centraba en la persona y en la información que recibe y de la que dispone.
Es en la Carta de Ottawa de 1986, sobre la Promoción de la Salud, donde la alfabetización para la salud encuentra el marco de referencia para desarrollarse. En la medida en que las personas incrementan el control sobre su propia salud, su salud mejora, y de ahí que la alfabetización para la salud sea considerada un determinante de la salud.
Han sido muchas las definiciones propuestas para la alfabetización para la salud. De estas definiciones se desprenden dos perspectivas: la clínica y la de salud pública. La perspectiva clínica incluye elementos que reflejan principalmente las competencias de las personas para moverse en el entorno sanitario, y la de salud pública incluye dimensiones más allá del ámbito sanitario, como el entorno familiar, laboral y comunitario.
De todas ellas, la que cuenta con un amplio consenso es la  elaborada por el Consorcio Europeo sobre Alfabetización para la Salud (2012): «La alfabetización para la salud conlleva el conocimiento, la motivación y las aptitudes para acceder, comprender y aplicar la información en temas de salud, con el fin de hacer valoraciones y tomar decisiones en lo concerniente a temas cotidianos de salud, prevención de enfermedades y fomento de la salud, con la intención de mantener o mejorar la calidad de vida en el transcurso de esta».
Las distintas definiciones de alfabetización para la salud engloban el conocimiento, la motivación y las capacidades individuales para entender y acceder a la información, expresar opiniones y tomar decisiones relacionadas con la promoción y el mantenimiento de la salud, siendo aplicable en diferentes contextos, entornos y a lo largo de toda la vida.

Los instrumentos de medición
La Encuesta Europea sobre Alfabetización para la Salud proporcionó datos de ocho países donde se identificaban 12 dimensiones de alfabetización para la salud relacionadas con las capacidades para acceder, comprender, valorar y aplicar información relacionada con la salud, con la prevención de enfermedades y con los ámbitos de promoción de la salud, e integraba la perspectiva médica y de salud pública. Sus resultados han servido para constatar la importancia de la alfabetización para la salud, pero también para considerar su papel como determinante de la salud de las personas.
El nivel de alfabetización de las personas afecta a su capacidad para acceder a la información sobre la salud, para aprender sobre la prevención y el fomento de la salud, para seguir tratamientos y hablar de temas de salud con otras personas, y para tomar decisiones en la vida cotidiana. Existe una fuerte correlación entre alfabetización y valoración de la propia salud, y la primera ejerce un efecto específico, directo e independiente sobre la valoración de la propia salud.
Alfabetización para la salud, resultado de un proceso
La alfabetización para la salud es un concepto relativamente nuevo en promoción de la salud, entendiéndolo como un término adecuado para describir una serie de resultados de las actividades de educación para la salud y la comunicación.
Desde esta perspectiva, la educación para la salud constituye el proceso que engloba las diferentes intervenciones y actividades encaminadas a mejorar la alfabetización para la salud, que representa el resultado del proceso, con un incremento de los conocimientos, una mayor motivación y el logro de competencias para acceder, entender, evaluar y aplicar a nuestra salud o entorno.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas titulan «Promoviendo salud, promoviendo desarrollo sostenible». La salud ha pasado a ser una nueva forma de gobernanza, y la alfabetización para la salud se postula como una prioridad.
La alfabetización para la salud es un concepto relacional que no solo contempla el desarrollo de las habilidades personales, sino también la interacción de las personas y su ambiente, y el aumento del empoderamiento individual y colectivo. Desde la perspectiva de la intervención se tienen en cuenta tres actores: los entornos, los profesionales de la salud y las personas.
En este caso, la alfabetización debe ser útil para:
Comprender y seguir las instrucciones para cuidarse a sí mismo, incluyendo la aplicación de tratamientos médicos diarios.
Preparar y llevar a término los ajustes necesarios en el estilo de vida para mejorar la salud.
Tomar decisiones adecuadas relacionadas con la salud.
Saber cuándo y dónde acceder al sistema de atención sanitaria en caso de necesidad.
Compartir actividades de promoción de la salud con otros y abordar cuestiones de salud en la comunidad y en la sociedad.
Las intervenciones comunitarias deben movilizar los recursos técnico-profesionales, administrativos y comunitarios del territorio para ayudar a las personas a tomar conciencia de sus activos, con el objetivo de empoderar a la ciudadanía.
En Europa, la alfabetización para la salud está considerada como una medida clave en la estrategia europea de salud para 2020. Se requiere para ello la implicación de toda la sociedad, teniendo en cuenta que es cada vez más compleja y que cada vez las personas acceden o reciben más información, sobre todo a través de Internet.
En este sentido, las estrategias políticas que apuesten por la digitalización y la e-salud deben considerar también el nivel de alfabetización para la salud digital de la población y de los/las profesionales de la salud para garantizar la calidad de la información sanitaria en la red.
Poseer conocimientos de salud se convierte, por ello, en un reto primordial para garantizar que las personas tengan un mayor control de su propia salud, y con ello un mejor estado de salud y bienestar.
La evidencia de que una alfabetización para la salud deficiente repercute en las personas y también en la comunidad debe permitir que el empoderamiento en salud sea también una prioridad, junto a los grandes retos de salud y desarrollo sostenible de las agendas mundiales y nacionales.

Fuente:
Dolors Juvinyà-Canal, Carme Bertran-Noguer y Rosa Su˜ner-Soler (2018).Alfabetización para la      salud, más que información. Gac Sanit. 2018;32(1):8–10
https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2017.07.005
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