jueves, 13 de septiembre de 2018

Estrategias para la prevención de la obesidad en niños y adolescentes


Para la prevención y el tratamiento de la obesidad hay dos acciones aparentemente sencillas: comer menos y ser físicamente más activos. Sin embargo, es difícil seguirlas a largo plazo por los niños, por su inmadurez, la presión de los compañeros y la publicidad. Para paliar en lo posible este “fracaso natural”, las intervenciones sobre los niños deben realizarse en el marco de la familia y en la escuela.
Intervenciones basadas en la familia
La estructura y el ambiente familiar son determinantes para el niño. Hay que tener en cuenta que muchas veces los padres minusvaloran el exceso de peso o no se preocupan de la composición de los alimentos que ingieren. Es importante adiestrar a los padres en prácticas alimentarias y de conducta saludables y promover la actividad física.
El apoyo psicológico familiar es más eficaz en escolares cuando la actividad se desarrolla sobre padres e hijos simultáneamente y en adolescentes cuando se actúa por separado. Con relación a la actividad física, es importante que toda la familia esté implicada y no resulte una sobrecarga para el niño.
Intervenciones basada en la escuela
La escuela es un área ideal para establecer hábitos de vida y de conducta saludables. Algunos programas se orientan a evitar el aislamiento de los niños obesos y a mejorar su autoestima, fomentando la disminución del consumo de alimentos de alta densidad calórica y promocionando el consumo de frutas y verduras. También debe promocionar la actividad física y disminuir el tiempo dedicado a la TV y actividades sedentarias.
La prevención en esta área asentaría en un trípode muy importante: la familia, el niño y la escuela. La integración entre ellos potenciará el éxito si se dirige a mejorar las estrategias conductuales con mensajes a los niños que sean directos y realistas para motivarlos, a los padres para que aprendan a comunicarse con sus hijos y a los profesores para que conozcan mejor los hábitos saludables y puedan enseñar a los niños la mejor manera de adquirirlos.
Estrategias de prevención de la obesidad
En Lactantes:
  • Educar a la madre durante la gestación y lactancia sobre la alimentación del lactante
  • Promocionar la lactancia materna
  • Iniciar la alimentación complementaria después de los 4 meses
  • No añadir al tetero cereales, azúcar o miel
  • No sobrealimentar al bebé
Niños preescolares
  • Alimentación planificada y equilibrada. Enseñar buenos hábitos alimentarios
  • Seguir un horario adecuado a la comida familiar
  • Evitar la oferta de alimentos como premio a un niño
  • Utilizar el agua como bebida
  • Evitar los “picoteos” entre horas
  • Promocionar el ejercicio físico regular
  • Restringir el tiempo de visión de la televisión
Niños escolares y adolescentes
  • Alimentación planificada y equilibrada. Practicar buenos hábitos alimentarios
  • Aumentar el consumo de frutas, vegetales, grano entero
  • Limitar las comidas entre horas, sobre todo las de alta densidad calórica
  • Evitar las bebidas gaseosas e instantáneas o limitar su consumo
  • Promocionar el ejercicio físico regular
  • Restringir el tiempo de visión de la televisión
Promoción de una mayor actividad física
El descenso evidente de la actividad física en los niños desde edades tempranas en los últimos años se atribuye a múltiples factores:
  • La tecnificación del hogar y de los edificios (ascensor)
  • El uso masivo de transporte mecanizado
  • El peligro que entrañan los juegos en las urbanizaciones y calles
  • La proliferación de actividades de ocio sedentario
  • El mayor tiempo dedicado a las TICs: TV, videojuegos, telefonía móvil, Internet y la computadora.
La TV merece un comentario especial, ya que es, probablemente, la actividad a la que nuestros niños dedican más tiempo. Ver la televisión reduce la actividad física y promueve, además, la ingestión de alimentos promocionados a través de ella.
Prevención selectiva: detección de la población de riesgo
·                     Antecedentes familiares: si uno de los padres es obeso, el riego de ser obeso es la edad adulta se triplica y, si ambos son obesos se incrementa a más de 10. Antes de los 3 años de edad la obesidad de los padres es más predictivo de obesidad futura que el propio peso del niño.
·                     Períodos de importancia clínica: existen 3 períodos críticos de obesidad en la edad pediátrica: el 1er año de edad, antes de los 6 años y la adolescencia.
La obesidad en la preadolescencia puede ser riesgo de obesidad del adulto
Después de los 10 años, la adiposidad de los progenitores es menos importante que la del niño para predecir la obesidad durante la edad adulta.
·                     Los lactantes de madres con diabetes gestacional: nacen grandes y, aunque posteriormente su tamaño esté dentro de límites normales, tienen más riesgo de obesidad futura.
El niño con sobrepeso
Para prevenir la obesidad en esta situación es necesario un programa multidisciplinario, combinando la dieta adecuada, el aumento de la actividad física, la educación nutricional y la modificación de la conducta.
·          Tratamiento dietético: diferenciar las dietas hipocalóricas de la higiene dietética, la información sobre alimentos temporalmente prohibidos, normas de alimentación aconsejable, pautas de realización de comidas.
·          Ejercicio físico: se intentará aquel que resulte inicialmente más atractivo y con posibilidades reales de efectuarlo. Comenzará con ejercicio suave y fácil para evitar rechazo por parte del niño; debe realizarse diariamente, mejor con la familia y que sea divertido.
·          Modificación de la conducta: adquisición de hábitos dietéticos saludables. Mejorar la autoestima. Realizar una autoevaluación del cumplimiento de la dieta y el ejercicio físico.
·          Intervención de la familia: la familia debe colaborar siempre para no provocar rechazo. Levará todo el peso del cumplimiento del programa en los niños menores de 5 años. De los 5 a 10 se les dará cierta responsabilidad vigilada y controlada. En la adolescencia, la familia ya tiene poca influencia y es el propio niño el que debe controlarse.
Razón por la cual, la obesidad debe ser considerada como una enfermedad crónica cuya incidencia y prevalencia están aumentando tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Representa en la actualidad un problema importante de salud pública en nuestro país. Las estrategias de prevención de la obesidad en la infancia deben establecerse en la escuela y la familia, las dos instituciones que ejercen mayor influencia en el niño deben corresponsabilizarse.
Fuente:
Isabel Polanco Allué y Pilar Pavón Belinchón  (2012). Un reto actual: la prevención activa de la              obesidad y el comedor escolar. En Nutrición en el ámbito escolar. Jesús Román Martínez Álvarez      (Editor). Cap 5, p. 59-67. España.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario