jueves, 30 de abril de 2020

La alimentación popular en la Caracas del siglo XVIII


El pueblo caraqueño era aficionado a las carnes rojas y, cuando podía, la adquiría y consumía a menudo. El pescado se consumía sobre todo en la costa, aunque en Caracas llegaba fresco para las casas de los más acaudalados, y salado o seco para el pueblo raso.
Mientras más abajo se estaba en la escala social local, menor posibilidad había de adquirir alimentos reduciéndose la dieta a caldos con casabe o arepa.
Los obreros, como los que periódicamente arreglaban el camino real que llevaba a la Guaira, recibían raciones de comida preparadas con casabe o arepa carne, caraotas, manteca papelones, sal, ajos y cebollas cuyo costo a final del siglo XVIII era de un real y medio por ración.
Los alimentos se expendían en las pulperías y en el mercado de productos alimenticios más importante, situado en la Plaza Mayor. En el perímetro de éste, en 1755, el gobernador Felipe Ricardos había mandado construir arcadas donde se instalaron verduleras, carniceros, olleteros, pescadores, dulceras y fruteras que vendían en canastillas sus productos.
Había también vendedores callejeros que vendían agua, gallinas, frutas, casabe y maíz entre otros productos de bajo precio.
La dieta caraqueña
Con las diferencias más o menos netas del tipo de consumo según el estamento social, el pan blanco, el casabe y la arepa eran productos que acompañaban la dieta cotidiana, construida en gran parte por carnes blancas y rojas (aves de corral cacería, pescado y, sobre todo, carne de res), a las que se añadían plátanos, arroz, yuca dulce, batatas, papas, frutas locales, huevos, etc.
Con estos productos se elaboraban olletas, sancochos, chanfainas, frituras, asados, revoltillos, buñuelos, dulce de almíbar, etc., todo acompañado con vinos, cuando los había, y refrescos de papelón y chocolate, naturalmente.
De gran éxito eran las tortas, como la famosa Torta Bejarano, creada por una familia del mismo nombre (pardos con pretensiones de ser blancos) elaborada con pan, queso, plátanos y papelón condimentados con ajonjolí tostado, canela y vino moscatel.
Otras tortas elaboradas por las cocineras caraqueñas, la mayor parte pardas o morenas eran la de pan, la de plátano y la de jojoto, junto a quesillos dulces y frutas en almíbar de papelón, como lechosa con canela, guayaba y parchita, entre otras.
Recordar, mantener, degustar nuestras preparaciones es una estrategia para promover buenos hábitos de alimentación.
Fuente:
Revista el desafío de la Historia. La alimentación y gastronomía colonial. Año 3. Nº 23. Pág.52.

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