jueves, 16 de junio de 2016

Educación en nutrición en las escuelas primarias. Investigación de la FAO

La educación en nutrición, entendida como la combinación de experiencias de aprendizaje diseñadas para facilitar la adopción voluntaria de conductas alimentarias y otras conductas relacionadas con la nutrición que conduzcan a la salud y el bienestar, ha sido reconocida como uno de los elementos esenciales para contribuir a la prevención y control de los problemas relacionados con la alimentación en el mundo.
Frente a la diversidad de factores ambientales que afectan la calidad de la alimentación, se considera que la educación en nutrición en la escuela representa una manera eficiente de alcanzar a un amplio sector de la población, que incluye no sólo a los niños y jóvenes, sino también a sus maestros, sus familias y la comunidad de la que forman parte.
Los niños en edad escolar constituyen uno de los grupos prioritarios que deben recibir una educación en nutrición; es particularmente importante impartir esta formación de forma efectiva porque:
  • una nutrición apropiada es fundamental para el desarrollo físico y mental de niños y adolescentes;
  • los escolares son consumidores actuales y futuros que necesitan información y educación específicas para adquirir patrones alimentarios saludables y perdurables;
  • como futuros padres, los escolares jugarán un importante papel en el desarrollo de sus descendientes;
  • como miembros de la unidad familiar, los escolares constituyen un importante vínculo entre la escuela y el hogar, así como con la comunidad.
El propósito de la educación en alimentación y nutrición en la escuela es lograr que los niños adquieran una capacidad crítica para elegir una alimentación saludable en un mundo que cambia rápidamente y en el cual se observa una continua diversificación de los alimentos procesados y una pérdida de los estilos de alimentación familiar.
Se estima que los enfoques basados en los alimentos, que reflejan los cambios del contexto sociocultural en que viven los escolares, tiene mejores posibilidades de ayudar a éstos y a otros niños y adultos. Al desarrollar en los escolares hábitos de alimentación saludables, se contribuye a su desarrollo físico, mental y social y a la prevención de las enfermedades relacionadas con la dieta.
En el ámbito de las actividades destinadas a promover o reforzar la incorporación de la educación en nutrición en las escuelas primarias de los países en desarrollo, la FAO  preparó, con el propósito de reunir información sobre el estado actual de la educación en nutrición en las escuelas primarias, un cuestionario que envió a 55 países de Asia, África, América Latina, el Caribe y el Cercano Oriente. Como complemento a este cuestionario, se pidieron los planes de estudios, programas y materiales didácticos utilizados, y documentos de políticas y resultados de proyectos llevados a cabo con éxito.

Características del cuestionario
Se preparó un cuestionario semiestructurado, cuyas preguntas se agruparon de la siguiente manera:
  • información general sobre la persona y la institución;
  • contexto general de la educación en nutrición en las escuelas primarias, incluyendo la mención de políticas y programas nacionales y sus características; opiniones sobre la calidad de la educación en nutrición y sus limitaciones; y enumeración de los materiales que las escuelas desearían que la FAO produjese;
  • formación y capacitación de los profesores en educación en nutrición;
  • uso de guías o normas alimentarias y/o de recomendaciones nutricionales de carácter nacional, tanto para la educación en nutrición como para los proveedores de servicios de alimentación escolar;
Se recibieron 80 respuestas de distintas instituciones de 50 países (algunos países enviaron dos o tres respuestas): ministerios de educación y salud; universidades; programas nacionales y organizaciones no gubernamentales relacionadas con actividades de educación en nutrición. La mayor parte de las respuestas provenía de profesionales del nivel directivo.
Las respuestas de los países que tienen normas escritas para la educación en nutrición en las escuelas indicaron que las mismas se refieren (en orden de prioridad) a programas nacionales para la enseñanza de la nutrición; a los temas de nutrición que deben enseñarse; a los grados y niveles en los que deben enseñarse dichos temas; y a los objetivos de la enseñanza en nutrición.
Respecto a la forma en la que se enseña nutrición, más del 80 por ciento de las respuestas recibidas indica que los contenidos de nutrición forman parte de otras materias o cursos, los que en algunos casos corresponden a actividades extracurriculares. Sólo en el Caribe existe un porcentaje importante de países (57 por ciento) en los que se enseña nutrición como una materia separada. Los cursos en los que más comúnmente se imparten contenidos de nutrición son educación para la salud, biología, economía doméstica y educación agrícola, en porcentajes variables según los distintos continentes.
A la consulta sobre los cursos o grados en los que se enseña nutrición en las escuelas primarias y el número de horas total por año en cada curso, respondieron muy pocos países, probablemente debido a que al formar parte de otros cursos, los contenidos de nutrición no tienen un horario asignado en forma específica. Entre los países que respondieron a la pregunta, dicha materia ocupa entre 3 y 32 horas anuales.
Los responsables de la enseñanza en nutrición en las escuelas primarias son principalmente los maestros de educación general básica o primaria (90 por ciento). En algunos casos, enseñan también profesores de disciplinas específicas (por ejemplo biología) o profesionales de la salud. Los métodos más utilizados son las clases expositivas tradicionales (85 por ciento) y los trabajos de grupo o discusiones de grupo (77 por ciento). El porcentaje de países que utilizan guías alimentarias y recomendaciones nutricionales de carácter nacional es inferior al 33 por ciento, aunque en el 50 por ciento de los países existe una representación gráfica de los grupos de alimentos que es usada para enseñar nutrición a los niños (pirámide alimentaria, círculo u otra).
Los directivos y profesionales que respondieron a la encuesta indicaron cinco principales limitaciones para la educación en nutrición en las escuelas primarias en sus respectivos países. El 49 por ciento de los 70 profesionales que contestaron a la pregunta considera que la educación en nutrición en las escuelas primarias en su país es insuficiente o muy insuficiente, el 36 por ciento la considera regular y sólo el 15 por ciento buena. Estas cifras varían según las regiones, siendo América Latina la región de donde proviene el mayor porcentaje de respuestas en que se afirma que dicha educación es insuficiente o muy insuficiente (69 por ciento).
El currículum de formación de los maestros de educación primaria incluye contenidos de nutrición como una materia obligatoria en el 86 por ciento de los países de África y en el 67 por ciento de los países del Cercano Oriente y el Caribe. Esta cifra sólo llega al 47 por ciento en América Latina y al 22 por ciento en Asia. Los profesores de educación primaria reciben una capacitación adicional en el servicio o cursos de actualización en nutrición en menos del 44 por ciento de los países. Sin embargo, algunas encuestas indican que esta capacitación no es sistemática y que su cobertura es muy limitada.
Aunque la muestra no es representativa, el alto porcentaje de respuestas a la encuesta (el 91 por ciento de los países), así como el hecho de que los organismos entrevistadores recibieron programas y materiales enviados por los países que cuentan con ellos, ha permitido recolectar una valiosa información que demuestra el interés que despierta el tema de la educación en nutrición en las escuelas primarias.
Cuando existen políticas para la enseñanza de la nutrición en las escuelas, establecidas por el ministerio de educación, dicha enseñanza forma parte de las políticas generales de educación y promoción de la salud. Sin embargo, en este caso la enseñanza en nutrición no es una materia obligatoria con un tiempo asignado en forma específica. Una política para la enseñanza nutricional en las escuelas primarias ciertamente no es suficiente para hacer que la educación sea más efectiva, pero puede ayudar a una mayor comprensión de la necesidad de la educación en nutrición como una materia que merece atención por sí misma y a la cual es preciso dar mayor apoyo para su implementación en las escuelas.
La mayoría de los encuestados indicó que en su país se utilizan métodos tradicionales para la educación en nutrición en la escuela. En la actualidad, se reconoce que si bien se han logrado aumentos significativos en los conocimientos de nutrición de los niños, los enfoques basados en la diseminación de información o en un modelo cognitivo de la educación en nutrición no han tenido un efecto importante sobre las actitudes y conductas relacionadas con los alimentos.
En la década de los noventa, se han incorporado en los programas modelos educativos destinados a lograr cambios de conducta; éstos surgieron como parte de los programas de prevención de los factores de riesgo de las enfermedades crónicas, e incluyen actualmente no sólo la prevención de las enfermedades, sino también estrategias orientadas a aumentar la variedad de la alimentación y a reforzar los factores que permitan alcanzar otras conductas alimentarias afines.
Muy pocos países informaron tener un horario asignado para la enseñanza en nutrición (3 a 32 horas) en algunos años de la enseñanza primaria. Una revisión de los resultados de los programas de la década indica que para lograr cambios de conducta, el tiempo destinado debería ser de al menos 50 horas anuales, con una continuidad de año en año y en un contexto de coherencia respecto a todos los programas de la escuela.
La falta de capacitación en educación en nutrición de los profesores representa quizá el aspecto más crítico de los resultados de la encuesta. En efecto, menos de la mitad de los países de América Latina y Asia indicó que la formación de los maestros incluye materias relacionadas con la nutrición. Los resultados menos negativos se registraron en el Caribe, África y el Cercano Oriente. Sin embargo, en cuanto a la capacitación en el servicio y los programas de actualización, la insuficiencia en este tipo de capacitación es incluso más aguda. En los países que cuentan con programas adecuados, la capacitación es esporádica y no cubre las necesidades. La implementación de políticas y programas nacionales de educación en nutrición en las escuelas sólo es posible si en los países, además de existir apoyo político y recursos asignados, se cuenta con maestros que disponen de los conocimientos y de la motivación necesaria para incorporar con éxito los contenidos y nuevos enfoques educativos.
La enseñanza en nutrición en las escuelas primarias se ha venido promoviendo desde hace varias décadas. Sin embargo, se observa que las limitaciones y problemas para lograr que las escuelas contribuyan efectivamente a la formación de conductas alimentarias y de vida saludables en el niño y su familia continúan siendo los mismos. Si se desea lograr que los niños adquieran la capacidad de adquirir hábitos alimentarios saludables, es necesario consolidar los esfuerzos. El apoyo de los niveles de decisión; la implementación de iniciativas para capacitar a los profesores mediante programas sistemáticos, con suficiente cobertura y continuidad; la inclusión de contenidos de nutrición en los currículos de la escuela, con asignación de suficiente tiempo y un enfoque orientado a lograr cambios de conducta más que a sólo aumentar los conocimientos, constituyen hoy, más que nunca, una necesidad para enfrentar los problemas nutricionales y prevenir las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta. Para lograr este objetivo, la educación representa la mejor estrategia.
Fuente:
S. Olivares, J. Snel, M. McGrann y P. Glasauer (1998)
Educación en nutrición en las escuelas primarias


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