jueves, 1 de marzo de 2018

Desnutrición Grave: un llamado de Atención

El Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional (SISVAN) dependiente del Instituto Nacional de Nutrición (INN), contempla varios componentes de vigilancia, entre ellos el del “Desnutrido Grave Hospitalario” con sus hospitales centinela, entre ellos el Hospital de Niños “J. M. de los Ríos “.
En los años 2013, 2014 y 2015 se han reportado 30, 30 y 34 niños y adolescentes con desnutrición grave respectivamente. Hasta el mes de septiembre del año 2016, se han diagnosticado 80 desnutridos graves, de los cuales 21 (26,3%) son formas edematosas y 48 (60,0%) son lactantes.
Estas estadísticas reportan un aumento significativo de las formas edematosas, cuando se comparan con el año 2015, durante el cual sólo el 5,8% fueron formas edematosas.
La caída del consumo de alimentos en Venezuela se ha venido registrando desde hace 3 años, profundizándose aún más durante este año 2016, debido fundamentalmente a la escasez y el alto costo de los mismos.
La historia nutricional de nuestros pacientes desnutridos graves revela que su dieta se basa fundamentalmente en tubérculos como yuca, ocumo, ñame y frutas de temporada como el mango. Este último constituyó parte importante de la alimentación de la población hasta que terminó su cosecha.
Todo esto con el agravante que las fórmulas infantiles, la leche entera, las carnes y leguminosas están casi desaparecidas y cuando se consiguen, los precios son inalcanzables para la familia de nuestros pacientes.
Los teteros de los más pequeños son elaborados con harinas de arroz o de plátano, lo cual podría explicar en parte el aumento de las formas edematosas este año. En este trabajo la Dra Ingrid Soto de Sanabria (Jefe del servicio de nutrición y desarrollo hospital de niños JM de los Ríos) comparte sus observaciones y hace un llamado de atención pues llaman a reflexión, preocupación y a la toma de decisiones.
La desnutrición grave es solo la punta del iceberg de una situación nutricional que se está deteriorando de una forma aguda, reflejada en la aparición de las formas edematosas de malnutrición por déficit, en las cuales, ya no solo hay deficiencias de micronutrientes y energéticas, sino también proteicas.
Por supuesto, los más afectados son los lactantes que están en un periodo de crecimiento rápido donde se afecta no solo su talla sino también su desarrollo cerebral, lo que los coloca en desventaja en una sociedad cada vez más competitiva.
Por otro lado, si bien por tratarse de un hospital de cuarto nivel se tienen pacientes con patologías muy diversas que afectan el estado nutricional (patologías oncológicas y gastrointestinales, cardiopatías, nefropatías, infecciones por el virus de inmunodeficiencia humana, entre otros).
En esta muestra sólo el 15% de las causas de desnutrición pueden ser catalogadas como secundarias exclusivamente; el resto son primarias (31,25%) o mixtas (53,75%), teniendo estas como causa fundamental la pobreza, ya que 83,75% de los pacientes provienen de familias que viven en pobreza, las cuales son las más afectadas en condiciones de inflación y escasez de alimentos.
Si bien estos resultados no los podemos extrapolar a nivel nacional porque somos un servicio de referencia de problemas nutricionales, si debe ser un campanazo para alertar a las autoridades competentes para que se tomen las medidas necesarias para que la seguridad alimentaria en el hogar sea garantizada.
La alimentación es un derecho fundamental del ser humano y más aún de nuestros niños, niñas y adolescentes que están en un periodo de crecimiento y desarrollo rápido y por ello puede verse comprometido, no sólo su futuro sino el de nuestro país.
En este sentido quiero hacerme eco del Dr. José María Bengoa (1913-2010) quien en su libro: “hambre cuando hay pan para todos”, enfatiza que “los efectos sociales, humanos y económicos de la malnutrición en edades tempranas tienen consecuencias demasiado serias para ser ignoradas“, y propugna por “una humanidad más justa y por una acción de la sociedad entera a fin de erradicar la desnutrición”.
Quiero terminar haciendo un llamado especial a mis colegas Pediatras, y es que como parte de la sociedad entera a la que hace referencia el Dr. Bengoa, nosotros tenemos un papel fundamental que no podemos soslayar. Hoy más que nunca debemos vigilar estrechamente el crecimiento y desarrollo de nuestros pacientes, reportar nuestros hallazgos, e impartir educación nutricional acorde con estos tiempos de crisis alimentaria y nutricional que nos ha tocado vivir.

Fuente:
Ingrid Soto de Sanabria (2016). Desnutrición Grave: un llamado de Atención. Archivos Venezolanos de Puericultura y Pediatría; Vol 79 (3): 85. http://www.svpediatria.org/repositorio/publicaciones/2016/AVPP%2079-3.pdf.



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