jueves, 16 de abril de 2015

La Alimentación como problema de la Educación

La alimentación es algo más que una necesidad fisiológica, la cual en cada individuo, tiene numerosas significaciones emotivo-simbólicas y sociales. Estas se inician desde el período de la lactancia materna y configuran una fuerte señal de cultura e identidad. La mayoría de las personas comen lo que aman con preferencia, a lo que les gusta con independencia en muchos casos de su bondad nutricional.

La alimentación influye en la personalidad individual, pero elementos de la personalidad ejercen también una influencia considerable, hasta en algunos casos afecta de manera importante la cantidad, calidad y frecuencia a la preferencia y aversiones en materia de alimentos. 

Por lo cual, cuando se quiere emprender una campaña o programa de Educación Alimentaria y Nutricional en el seno de una institución educativa, un grupo étnico o cultural determinado, es muy importante conocer los aspectos simbólicos que los alimentos revisten, los hábitos alimentarios que han sido estandarizado en el curso de toda evolución y forman parte del comportamiento.

Para entender dichas orientaciones, Jukes, (2006), Moreno (2008), Sridhar (2008) y Gutiérrez (2008), afirman: los niños en la primera infancia deben adoptar hábitos nutricionales adecuados, para evitar en lo posible, la aparición posterior de: diabetes, obesidad, cáncer, hipertensión, hipercolesterolemia y déficit de minerales y nutrientes con repercusiones clínicas.

Pero, estos hábitos se adquieren por repetición cuantitativa de unos comportamientos (individuales o colectivos) y pueden o no potenciar la salud. Cuando esa repetición cuantitativa de comportamiento se ha aprendido desde la infancia y es reforzada en la escuela es cuando surge el hábito; dicho salto cualitativo se irá transmitiendo de unos a otros culturalmente.

Razón por la cual, las intervenciones tempranas en la infancia tienen gran impacto en el desarrollo cognitivo, desarrollo motor, físico y socio emocional. Las investigaciones sugieren: los beneficios de las intervenciones educativas en educación infantil son más duraderos que los suplementos nutricionales en sus efectos sobre el desarrollo de los niños desnutridos. Las implicaciones son dobles, primero es mejor para el desarrollo de los niños la prevención de la enfermedad que su tratamiento y recuperación. Segundo, frente a los efectos cognitivos de la enfermedad, por déficit o exceso nutricional, se requiere un enfoque combinado de los programas educativos y mejora de la salud y nutrición.

Por ello, es función de los padres y educadores crear un ambiente propicio para su normal desarrollo dentro de sus circunstancias personales y características individuales. Por esta razón nunca se insistirá bastante en la necesidad de que la escuela y la familia colaboren, se apoyen mutuamente y eduquen en la misma dirección; si es necesario debatiendo, desde su perspectiva de adultos responsables y educadores conocedores de las mejores técnicas para orientar y conducir el proceso de formación de niños, niñas y adolescentes.

Adicionalmente la escuela es un escenario para desmontar los prejuicios asociados  a creencias populares y debe garantizar en los niños y niñas la formación bajo parámetros de autonomía y emancipación, alejándose del academicismo e intentar atender a su dimensión más práctica relacionada con habilidades para la vida.

El educador, en este contexto, adquiere una signifi­cación fundamental porque para muchos niños y niñas puede ser un referente casi único de estilo de vida: lo que haga o deje de hacer el maestro o la maestra, el fumar o no, la promoción de una alimentación más o menos sana, la defensa de un ritmo de horarios sa­ludables, en definitiva, que impulse estilos de vida sanos puede ser determinante para muchos niños y niñas. Debe ayudar a crear escenarios que impulsen, motiven, integren y guíen a la comunidad hacia su intervención protagónica y activa, con el fin de lograr mejoras en el entorno. Es importante que los educadores reúnan ciertas características personales y de trabajo que faciliten este proceso: a) organizado; b) sensibilizado; c) formado; d) dinámico, e) creativo; f) líder; g) responsable;  h) con facilidad de comunicación; e i) apariencia física saludable (Prats 2006;  Landaeta, y col 2005).

En la perspectiva psicobiológica, Passos y Cambraia (2004), Asimismo, Cohen y Farley (2008), sugieren que los enfoques educativos o de motivación para reducir el consumo de alimentos poco saludables sobre todo en la etapa infantil, si sólo se basan en las guías visuales o gráficas, el etiquetado nutricional y asesoría dietética, seguirán fracasando. En lugar de estos enfoques, para reducir el consumo es necesario disminuir la accesibilidad, visibilidad, o las cantidades de alimentos a los que las personas están expuestas y reducir las señales de nuestro medio para promover la alimentación. Los mejores enfoques incluyen la reducción del tamaño de las porciones, limitar el acceso a los alimentos listos para comer en las escuelas y hogares, limitar la disponibilidad de los aperitivos en las escuelas y lugares de trabajo, y la reducción de la publicidad de alimentos. Puesto que los seres humanos parecen ser muy sensible a pequeños cambios en el entorno alimentario, estas modificaciones no tienen que ser grandes para ser eficaz.

Desde la visión de la UNESCO (2007), los intentos realizados hasta el momento para revertir la situación de las carencias y excesos, han resultado satisfactorios pero insuficientes. Las pequeñas experiencias propuestas logran incidir positivamente y a corto plazo tanto en los niños como en sus familias, han respondido a inquietudes individuales y no institucionales. Por ello desde el punto de vista pedagógico, el abordaje del tema de la alimentación y nutrición, para la totalidad del colectivo docente y en forma sistemática, permitirá incursionar en los contenidos programáticos de la educación formal y propuestas comunicativas saludables en los ambientes no convencionales con énfasis en la infancia. En este aspecto la sensibilización y capacitación de los maestros constituye un requisito básico para actualizar las propuestas metodológicas y fortalecer el proceso de trabajo grupal.

En este último aspecto, la falta de considerar la alimentación como problema de la  educación,  es consecuencia directa de: en la escuela existen muchas disciplinas y no se encuentra tiempo para la nutrición. Se considera menos importante, falta de personal calificado, desconocimiento de las guías nutricionales, poca participación de la comunidad educativa. La aplicación de la misma arranca de la propia nutrición en el sentido de su papel destacado en la salud de la población, por lo tanto la proyección de la educación alimentaria y nutricional se debe iniciar en las edades tempranas y hacer énfasis en los grupos que inciden en ellos, la familia, la escuela y el maestro

Fuente:
Cohen, D. y T. Farley. (2008). Comer como comportamiento alimentario. Prev. Chronic. Dis. 5 (1). P.23-35.
Gutiérrez, Ma B., (2008). Educación para la Salud. Enfoques Educativos. 13.  Documento en Línea. Disponible: http://www.enfoqueseducativos.es /enfoques/enfoques_13.pdf#page=10.
Jukes, M. (2006). Early Childhood Health, Nutrition and Education. UNESCO. Documento en Línea. Disponible: http://unesdoc.unesco.org/ mages/0014/001474/147468e.pdf#xml=http://www.unesco.org/ulis/cgi-bin/ulis.pl?database=&set=4B7D1478_2_213&hits_rec=94&hits_lng=eng.
Landaeta, M., E. Patiño y M. Cantillo. (2005). Manual de Educación Nutricional. Ediciones Fundación Bengoa. Caracas.
Moreno, Ma. Del C., (2008). Educar la alimentación en la escuela. Enfoques Educativos. 13,10-20. (Documento en línea). Disponible: http://www.enfoqueseducativos.es/enfoques/enfoques_13.pdf#page=10.
Passos, R. y B. Cambraia. (2004). Aspectos Psicobiológicos do comportamento alimentar. Rev.Nutr. 17 (2). p. 1415-1427. Documento en Línea. Disponible: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1415-52732004000 200008&lang=pt.
Prats, E. (2006). Los valores en Educación de la salud y el papel del Educador. Educar. 38, 9-16. (Documento en línea). Disponible: http://educar.jalisco.gob.mx/38/educar%2038.pdf.
Saenz, B. (1988) Educación para la Salud en materia nutricional. 1er curso de Educación para la salud: Madrid.
Sridhar, D. (2008). Linkages between Nutrition, ill-health and Education. UNESCO. Documento en Línea. Disponible: http://unesdoc.unesco.org/ mages/0017/001780/178022e.pdf.
UNESCO, (2007).  Construyendo un estilo de alimentación saludable. Documento en Línea. Disponible: http://unesdoc.unesco.org /images/0015/001524/152486s.pdf#xml=http://www.unesco.org/ulis/cgi-bin/ulis.pl?database=&set=4B7D10D5_2_420& hits_rec=61&hits_lng=spa.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario