martes, 9 de junio de 2015

Desafíos de la Nutrición Comunitaria

En los últimos veinte años, el interés por la Nutrición en Salud Pública se ha centrado en los aspectos cualitativos que pudieran repercutir en la génesis de las enfermedades crónicas, la calidad de vida, las potencialidades físicas e intelectuales y la longevidad. Estos conocimientos aplicados de manera colectiva en programas de prevención y promoción de la salud, dieron lugar al acuño funcional del término Nutrición Comunitaria.
Las actuaciones en el campo de la nutrición comunitaria intentan mejorar, con formato interactivo, los estilos de vida ligados al modelo de consumo alimentario, para contribuir a mejorar el bienestar y a la promoción de la salud de la comunidad en la cual se desempeña.
Las principales funciones a desarrollar en un programa de nutrición comunitaria consisten en identificar, priorizar y evaluar problemas nutricionales de la comunidad y diseñar, organizar, implementar y evaluar programas de intervención mediante distintas estrategias, orientadas al medio ocupacional, escolar, colectivas de riesgo o población general, a través de la colaboración activa de los distintos colectivos y personas.
En la actualidad los esfuerzos en el campo de la nutrición comunitaria se centran especialmente en tres aspectos clave: la educación nutricional en el medio escolar y comunitario; la seguridad e higiene alimentaria y el refuerzo de las habilidades culinarias en todos los grupos de edad. Los servicios de restauración colectiva social, tanto en el medio escolar como en el marco laboral o comunitario, deben garantizar aportes nutricionales adecuados, fomentar prácticas alimentarias saludables y favorecer la cultura gastronómica y el aprendizaje social.
La higiene y la seguridad alimentaria se han convertido en una prioridad de salud pública. Este concepto incluye una oferta alimentaria segura y adecuada, en cantidades suficientes, para satisfacer las necesidades nutricionales de todos los individuos.
La nutrición comunitaria requiere, siempre en sus actuaciones, contemplar una primera fase de diagnóstico de la situación. En esta etapa se consideran los indicadores de salud y hábitos alimentarios que permitan disponer de elementos de análisis para la fase de intervención poblacional.
La nutrición comunitaria tiene como objetivo principal, a nivel poblacional, acercar el modelo alimentario disponible hacia un modelo más saludable, con consideraciones específicas según la peculiaridad de los indicadores de salud y sus factores determinantes. Sobre esta premisa, el desarrollo de las acciones se fundamenta con un interés especial en la promoción de conocimientos en el marco de la educación nutricional, y en el fomento de habilidades que permitan la autosuficiencia en el diseño, compra, preparación e ingesta del modelo alimentario más saludable a nivel individual, familiar y colectivo.
Las intervenciones en nutrición comunitaria deben tener en cuenta las características sociosanitarias, culturales y lingüísticas de la población a la cual se dirigen. Con frecuencia no sólo es aceptable, sino recomendable, confeccionar modelos alternativos para la puesta en práctica de los programas, adaptados a las características del colectivo objeto de estudio, teniendo en cuenta la evidencia disponible sobre la eficacia de las distintas opciones.
Los programas de nutrición comunitaria pueden estar dirigidos a cualquier grupo poblacional, e incluso muchos de ellos pueden estar estructurados para su puesta en práctica por parte de la población en general. En la actualidad los distintos estratos de la sociedad tienen necesidades y peculiaridades diferenciadas. Por lo tanto, puede ser necesario adoptar medidas específicas que incluyan objetivos, metodologías y ayudas didácticas, sistemas de refuerzo y métodos de evaluación, adaptados a cada situación.
La nutrición comunitaria incorpora a profesionales de todas las disciplinas sanitarias y psicosociales, personas de apoyo administrativo e infraestructuras, quienes colaboran desde una actuación inter y multidisciplinar. Para hacer frente a los nuevos retos, es necesario que los profesionales de la nutrición comunitaria tengan una preparación profesional y humana de gran calidad.
La evidencia recogida hasta el momento, nos anima a seguir trabajando en el marco de esta disciplina para intentar mejorar la esperanza y la calidad de vida de nuestra población en el mismo sentido que postula la estrategia global de la Organización Mundial de la Salud sobre Dieta, Actividad Física y Salud. Hacer realidad estas propuestas requiere el apoyo decidido de los responsables políticos para habilitar los recursos necesarios en un plazo de tiempo razonable. El nuevo plan de acción en nutrición, propuesto por la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud, resalta la necesidad de definir y aplicar políticas alimentarias y planes de acción en todos los países, En España, la puesta en marcha de la Estrategia NAOS y las diferentes iniciativas que contempla como el programa PERSEO, han supuesto retos interesantes en el ámbito de la nutrición comunitaria.

Fuente:
Javier Aranceta Bartrina. I Jornadas Latinoamericanas de Nutrición Comunitaria. CANIA. Año 13, No. 20. 2010. Caracas.


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